Las malas noticias fueron cayendo como cargas de profundidad entre los trabajadores de la firma italiana. Paolo Fresco, presidente del Grupo Fiat, Gabriele Galateri, consejero delegado del consorcio, y Giancarlo Boschetti, consejero delegado de Fiat Auto, fueron los encargados de dar las malas nuevas a los sindicatos de la compañía.
8.100 trabajadores en Italia deberán dejar su trabajo en Fiat entre finales de este año y 2003. Para estos empleados, pertenecientes a cinco de las seis plantas de la compañía, se usará una doble modalidad de despido: la gran mayoría (7.600) se colocará en un fondo de desempleo con el compromiso de recolocación si se produce una mejora en las circunstancias de la empresa, algo que, según los sindicatos, no está garantizado. El resto, 500 trabajadores, será objeto de jubilaciones anticipadas. La única factoría italiana no afectada por la reestructuración es la de Melfi, donde se fabrica, entre otros, el Fiat Punto. Entre el resto (Palermo, Cassino, Turín, Arese y Termini Imerese), destaca el hecho de que en las dos últimas se suprime la práctica totalidad de los empleos, produciéndose un cierre de facto. La marca en España ha confirmado que estos despidos no afectarán a nuestro país, en el que no existen plantas de la automovilística.
Fiat Auto, la división automovilística del Grupo Fiat, es la que más va a sufrir los recortes del consorcio transalpino, ya que 6.700 empleados (el 21 por ciento de la fuerza laboral) deberán buscarse otro trabajo. Y es que Fiat Auto es la que más está sufriendo la crisis, ya que, tras tres años consecutivos de pérdidas, sus resultados en este 2002 no han mejorado, sino todo lo contrario. Para los analistas, el principal problema de esta división es la mínima rentabilidad obtenida, a causa de una política de ventas que se ha venido basando en los descuentos, que, según los directivos de la marca, "además de reducir la rentabilidad, reducen el valor del producto".
Al mismo tiempo, la directiva de Fiat ha solicitado al Gobierno italiano la declaración del "estado de crisis" para Fiat Auto. Esta calificación ha de permitir a la compañía acceder a una serie de ayudas estatales que le permitirán sufragar el plan de reestructuración. La más destacada de éstas es la conocida como "caja extraordinaria", que prevé una ayuda del Estado para sostener los subsidios de desempleo de los trabajadores despedidos en una empresa en crisis durante un período de tiempo que oscila entre los 24 y los 48 meses.
Aparte de los anunciados despidos, el plan de reestructuración contempla un reforzamiento de la red comercial, de los activos fijos, de la investigación y del desarrollo, a través de una inversión de 2.500 millones de euros anuales hasta 2005.