Seat castiga a Martorell

"En 30 años no había visto una situación así", ha lamentado el presidente de Seat, Andreas Schleef, después de anunciar que traslada desde Martorell a Bratislava (Eslovaquia) un 10 por ciento de la producción del Ibiza. Esta decisión tiene importantes "repercusiones de futuro": 500 puestos de la planta catalana y más de 5.000 de empresas auxiliares están en peligro.

Seat castiga a Martorell
Seat castiga a Martorell

Schleef culpa directamente a los sindicatos y asegura que el traslado es "irrevocable": Seat quería aumentar la producción del Ibiza, por lo que solicitó ampliar la jornada laboral en cinco días, una decisión que no contó con el beneplácito de los representantes de los trabajadores. Ante la negativa, la multinacional preguntó directamente a sus empleados y sólo el 25 por ciento de los mismos se mostró dispuesto a trabajar.

Ayer, en el Salón de París, Schleef anunciaba que trasladaría el 10 por ciento de la producción del nuevo Ibiza -el producto estrella de la marca- a Bratislava (Eslovaquia), lo que supone que la planta catalana dejará de producir 20.000 vehículos al año. La situación es "un problema para el futuro" -según el propio Schleef-, ya que las unidades eslovacas serán intocables y, si caen las ventas, será Martorell la que tenga que hacer recortes.

La Federación de Metal de UGT ha asegurado que la pérdida de un 10 por ciento de su producción costaría a la planta catalana 500 puestos de trabajo, pero la bomba expansiva va mucho más allá: 5.000 empleos del sector del automóvil podrían estar en peligro.

El conflicto también se salda con un duro enfrentamiento entre los sindicatos. UGT ha lamentado la posición "numantina" que CC.OO. ha obligado a tomar a los trabajadores. Comisiones, por su parte, ha respondido que Seat "busca excusas para justificar una decisión que tenía tomada" y que UGT ha ganado unos favores a base de clientelismo. Esta misma mañana, UGT ha asegurado en distintos medios de comunicación que acepta trabajar esos cinco días. Su secretaría de acción sindical, Toni Ferrer, ha declarado que Seat "se ha precipitado", porque los sindicatos aún estaban decidiendo cómo organizarse.

Dura carta de Schleef
Parece que Schleef ha dejado de confiar en una factoría que hace años era definida por el grupo Volkswagen como ejemplar. "La verdad es que en 30 años jamás había visto una situación así, en la que los representantes de los trabajadores dejan de serlo de verdad. No han demostrado hacer su trabajo de forma profesional", ha asegurado en una dura misiva hecha pública ayer.

Sin embargo, Schleef ha subrayado que no se trata de una amenaza a los sindicatos, ni a los trabajadores, aunque "está claro que esta situación va a tener consecuencias directas en los empleos. Los puestos de trabajo que significan esos 100 coches diarios ya están fuera de España y eso es una pena".

No es el único reproche del presidente de Seat: "La poca flexibilidad mostrada ha dejado la fábrica de Martorell en una delicada situación que pone en entredicho su capacidad para atraer nuevos productos o volúmenes de producción y, por lo tanto, compromete su competencia para mantener el empleo y las inversiones".

Martorell no quiere seguir los pasos de Landaben
No es la primera vez que Seat decide responder de una manera tan tajante a los sindicatos. En 1998, tras la negativa de los representantes de los trabajadores de la planta navarra de Landaben a aceptar un aumento de flexibilidad, la factoría perdió la producción exclusiva del Polo.

Aunque Seat ha asegurado que la decisión es "irrevocable", la Generalitat ha anunciado que hará "todo lo posible para que esta producción, que se puede hacer en nuestro país, se haga en Cataluña". Por eso, no descartan incluso hablar con el mismo Bernd Pischetsrieder, presidente del grupo Volkswagen y antiguo responsable de Seat.

Martorell, a 30 kilómetros de Barcelona, da empleo a 14.400 personas (de manera directa, ya que todo el entramado industrial catalán gira alrededor de esta factoría, la primera empresa privada de Cataluña y la primera firma exportadora).

Según Manuel Gallardo, secretario general de la Federación del Metal de UGT, en Bratislava el salario es la quinta parte del de Martorell, pero la mano de obra supone el 10 por ciento del coste total del vehículo y la planta catalana es más productiva que la eslovaca.