El aceite usado, uno de los residuos más contaminantes

Menos de la mitad del aceite utilizado por los vehículos es tratado una vez que se cambia. La Agrupación Europea de la Industria de la Regeneración (GEIR) ha advertido, durante una asamblea celebrada en Barcelona, de los tremendos efectos nocivos que provoca la no regeneración de los lubricantes, capaces de contribuir a incrementar el efecto invernadero y generar toneladas de CO2.

La asamblea anual de la GEIR (Agrupación Europea de la Industria de la Regeneración), celebrada en esta ocasión en Barcelona, ha lanzado un mensaje muy claro: el aceite usado por automóviles debe ser tratado inmediatamente, puesto que se trata de uno de los residuos potencialmente más contaminante y al que se presta muy poca atención.

La producción de aceite usado en la Unión Europea es, actualmente, de 2.500.000 toneladas, de las que menos de la mitad, concretamente1.214.500, son regeneradas y las responsables de este proceso son 19 empresas de gestión medioambiental, localizadas en Bélgica, Francia, Alemania, Grecia, Italia, España y Reino Unido. Esta cifra es todavía muy pobre, teniendo en cuenta que las 1.300.000 toneladas que no son tratadas generan cerca de 3.900.000 toneladas de dióxido de carbono, material especialmente contaminante.

En España, por su parte, los datos son peores. En nuestro país, la cantidad de aceite utilizado en vehículos se calcula en unas 230.000 toneladas al año, de las que la inmensa mayoría -180.000- se incineran. Esta iniciativa, sin embargo, lejos de contribuir a la gestión medioambiental perjudica más nuestro entorno, puesto que por cada tonelada de aceite que se quema se generan tres toneladas de CO2. Los acuerdos de Kioto censuran totalmente esta conducta, que contribuye a incrementar el temido efecto invernadero.

La regeneración de aceite usado es, por tanto, uno de los objetivos más importantes a conseguir en los próximos años en la Unión Europea. Para ello, será fundamental concienciar tanto a profesionales del sector como a propietarios de vehículos, que, en muchas ocasiones, realizan por sí mismos los cambios de lubricante.

Según datos proporcionados por la GEIR, la mayoría de aceites empleados en los motores, en los talleres e, incluso, de forma industrial termina en ríos, lagos y arroyos del país, lo que se está convirtiendo en una seria amenaza para la integridad de nuestro entorno natural. De hecho, 180.000 toneladas no regeneradas son capaces de contaminar el aire que la población española respira en tres años.