La Opep se plantea un aumento de las exportaciones de petróleo

El jueves se celebra una reunión trascendental en Osaka, Japón. Allí, los ministros de la Opep, el cártel petrolífero más importante del mundo, se sentarán para discutir cuánto petróleo producen durante los próximos tres meses. Los gobiernos de medio mundo observan con preocupación lo que se sucede en este encuentro. De su resultado depende en gran parte el futuro de las economías occidentales.

La Opep se plantea un aumento de las exportaciones de petróleo
La Opep se plantea un aumento de las exportaciones de petróleo

La Opep no eleva su producción desde el 1 de enero, cuando la recortó al nivel más bajo de la última década para frenar la caída de precios provocada por la crisis económica posterior al 11 de septiembre de 2001.

Ahora, nueve meses después, la situación ha cambiado notablemente. El petróleo ha protagonizado una tozuda escalada, que ha dejado el precio del barril en los niveles más altos desde la Guerra del Golfo de 1991. Esta situación, lejos de calmarse, se agrava a medida que la maquinaria bélica estadounidense se cierne sobre Irak, miembro de la Opep y propietario de la segunda reserva mundial de crudo.

Si Estados Unidos ataca al régimen de Bagdad, los precios se dispararán todavía más. Esto es debido al miedo existente en los mercados a cortes en las líneas de suministro. Los intermediarios se dedican a acaparar petróleo en previsión de que la guerra paralice las exportaciones de los países árabes. Este movimiento acaparador es el culpable de los precios actuales, que ayer cerraron a 29,9 dólares por barril en Nueva York y a 28,5 en Londres.

Sin embargo, con ser estos índices preocupantes, mucho más lo es el precio de referencia Opep, media de siete de los petróleos que produce la organización. Esta tarifa batió su récord la semana pasada con una media de 27,52 dólares por barril, muy cerca ya de la barrera de 28 dólares, el punto que, una vez superado, deberá poner en marcha automáticamente el

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mecanismo de control de precios de la Opep. De ser así, los países del cártel empezarían a bombear medio millón más de barriles diarios apenas 21 días después de superado el límite de los 28 dólares.

La inminente superación de este umbral preocupa notablemente a los miembros del cártel, pues nunca antes se han visto obligados a utilizar estos resortes automáticos de su organización.

Blanqueo de indisciplinas
Así las cosas, con tanta presión política y con los precios del petróleo dinamitando la recuperación económica de Occidente, la Opep tiene que decidir si se adelanta a los acontecimientos y aumenta su producción para frenar la escalada de las tarifas.

Si lo hace, nadie espera que autorice un incremento de más de medio millón de bidones diarios. Esto supone simplemente blanquear los excesos de producción que ya se están produciendo. Incluso hay fuentes que consideran que ese medio millón simplemente dará carta de naturaleza a la mitad del exceso de cuota existente en el cártel.
La indisciplina de la Opep es uno de sus rasgos distintivos. Antes o después, todos los países miembros venden más petróleo del que pueden. Esto agrava aún más la lectura del problema: ni siquiera poniendo a la venta más crudo del previsto se calman los precios, ni siquiera aumentando la oferta bajan las tarifas. Esta vulneración evidente de las leyes de la oferta y la demanda deja en entredicho cualquier decisión que pueda tomar la Opep para tranquilizar la marejada. Si el cártel aprueba en Osaka un aumento de las extracciones de medio millón, no estará añadiendo ni un barril real a los mercados.

Halcones contra palomas
Pese a todo, muchos de los países de la poderosa organización se niegan incluso a dar ese paso mínimo que supone el "blanqueo" de los excedentes.

Para Irán, Venezuela, Nigeria, Indonesia, Quatar, Kuwait y, por supuesto, Irak, no es momento de hacer concesiones a las potencias occidentales. Consideran que son sus agresivas políticas internacionales (guerras incluidas) las que tensan los precios, con lo cual la responsabilidad de calmarlos no está del lado de los petroleros. Piensan además que si ceden ante las presiones de Occidente contribuirán al debilitamiento de su organización.

El único país que se enfrenta a esta coalición de "halcones" es Arabia Saudí, tradicional aliado de Estados Unidos y principal productor de petróleo del mundo. Para los saudís, es necesario bombear más petróleo y contribuir a que se estabilicen las economías mundiales, sobre todo ahora que llega el invierno y el consumo energético se dispara en el industrializado hemisferio norte.

La lucha entre los "halcones" y las "palomas" de la Opep centrará la reunión de Osaka. Arabia Saudí suele imponer sus criterios al resto de naciones, pero esta vez el enfado del grupo árabe es enorme. Sobre todo después de saber que Estados Unidos planea repartir el petróleo iraquí con los países que colaboren en la ya casi inevitable guerra. De ser así, las petroleras inglesas, francesas y estadounidenses se repartirán las inmensas reservas de Irak, con lo que uno de los objetivos por los que nació la Opep, la defensa frente a las grandes multinacionales, se verá muy comprometido.

Todo esto pesa en el ánimo de los ministros que vuelan en estos momentos hacia Japón para decidir qué va a pasar con el combustible más extendido e importante del mundo. De momento, cada conductor que reposta diariamente sabe de sobra lo que está pasando: la gasolina sube inexorablemente de precio.