La máquina del tiempo

Hay cosas que, afortunadamente, nunca cambian. Una de ellas es el Mini, un vehículo pequeño, potente y deportivo que, en 1964, sorprendió al mundo con su victoria en el prestigioso Rally de Montecarlo. Cuarenta años después, la firma celebra el acontecimiento que marcó su éxito. Y lo hace de la mejor manera: matriculando en el mercado más de 175.000 unidades al año. El nuevo Mini también triunfa hoy, aunque, esta vez, por las carreteras.

La máquina del tiempo
La máquina del tiempo

“Todas las generaciones del Mini se diferencian del mismo modo de los demás coches. Son extremadamente manejables y responden de inmediato a los giros del volante. Antes, el Mini era una pequeña princesa, bella, pero caprichosa. Ahora, ha madurado y se ha transformado en una reina". Con estas palabras, Rauno Aaltonen, apodado el “catedrático de los rallies" por sus numerosas victorias en competiciones automovilísticas, describe la esencia de un vehículo que apenas ha cambiado desde 1964. En esa fecha, el Mini alcanzó la fama internacional al resultar, contra todo pronóstico, vencedor del Rally de Montecarlo.Subirse hoy en día al volante de un Mini es saltar a mediados del siglo pasado, algo que no sería capaz de hecer ni siquiera el fantástico Delorian que Michael J. Fox hizo famoso en la saga cinematográfica “Regreso al futuro". Y es que este coqueto automóvil mantiene las mismas características que llevó al mercado europeo en 1959: dimensiones muy compactas, gran distancia entre ruedas y ejes y comportamiento deportivo. O si no, montémonos en él para comprobarlo.Ese año, Leonard Lord, jefe de la automovilística BMC (British Motor Corporation), encarga a un joven ingeniero turco, de nombre Alec Issigonis, el desarrollo de una versión compacta del famoso Morris Minor, un modelo lanzado con gran éxito en 1948. En esa época, la crisis del Canal de Suez dificulta el suministro de petróleo a Europa e Inglaterra comienza a racionar la venta de gasolina a 10 galones por mes. La BMC decide entonces crear un automóvil de pequeñas dimensiones, económico y de bajo consumo de combustible. En pocos meses, Issigonis logra plasmar esta idea en un prototipo. Se trata de un coche concebido para que viajen en él hasta cuatro adultos, con equipaje incluido. Para ello, el modelo presenta suspensión independiente en las cuatro ruedas, motor delantero transversal, transmisión delantera, radiador en el lado izquierdo y caja de velocidades en el cárter del propulsor. Mide sólo 3,05 metros de largo, 1,41 de ancho y 1,35 de alto.El vehículo causa sensación en su presentación al público y, el 26 de agosto de 1959, empieza a comercializarse bajo las denominaciones de Austin Seven y Morris Minor, aunque, a partir de 1962, ya todo el mundo lo conocería simplemente como Mini. El modelo, sin embargo, se lanza al mercado con un motor de 848 cm3 y 34 CV de potencia, insuficiente para las competiciones automovilísticas, a pesar de su carácter eminentemente deportivo.Consciente de su potencial, el experto preparador y campeón mundial de marcas de Fórmula 1, John Cooper, ofrece a Issigonis la posibilidad de crear un coche mucho más potente y adaptado a la competición. Así, en octubre de 1961 nace el brillante Mini Cooper, un modelo tipo kart (como lo describen en la época) con frenos de discos delanteros, motor de 997cm3, doble carburador, eje de levas y 55 CV de potencia. Con él, y con su versión especial de 70 CV (el Cooper S), la marca cosecharía en los siguientes años un gran número de títulos, entre ellos el prestigioso Rally de Montecarlo. “Cuando lo vi por primera vez, creía que debía de ser muy maniobrable, ya que tenía las cuatro ruedas en sus esquinas. Y, efectivamente, así fue", recuerda Aaltonen.Tras el éxito del Cooper, en octubre de 1967 aparece el nuevo Mini MkII, un automóvil estéticamente muy similar, pero con un parabrisas trasero más ancho y luces de freno rectangulares. Además, la BMC se convierte en BLMC (British Leyland Motor Corporation), marca que produce ya la versión mejorada MkIII. Dos años después, el Mini intenta modernizarse y sale al mercado el Clubman, un automóvil que no gusta al público y obliga a la compañía a volver a su estilo clásico, un diseño que ya no abandonaría hasta la fecha.La inestabilidad empresarial, sin embargo, marca el rumbo de Mini durante un largo período de tiempo. La firma se estanca poco a poco y su dirección toma medidas. En 1980, la BLMC cambia su denominación a Austin Morris Group y los modelos son renombrados como Austin Mini. Poco después, este apelativo también desaparece y la marca se integra en el grupo británico Rover, que durante más de 12 años recupera para el mercado los míticos modelos Cooper y Cooper S, al mismo tiempo que lanza el nuevo MkIV. Todos ellos incorporan ya airbag de serie para conductor, barras de acero para protección en choques laterales y su más importante novedad, el radiador frontal. Desgraciadamente, el 18 de septiembre de 2000, el consorcio inglés decide poner fin a la producción de los modelos Mini por las fuertes pérdidas que generan al grupo. Se anunciaba su fin.Al año siguiente, en 2001, el poderoso fabricante BMW se muestra dispuesto a tomar las riendas de la histórica marca. El consorcio germano considera necesario mantener el espíritu clásico de la firma y, apenas unos meses después, lanza al mercado una nueva reedición del modelo original, aunque orientado hacia el futuro. Mejora la seguridad, la versatilidad y el equipamiento y mantiene su distribución y la estética, claramente deportiva. Actualmente, la marca tiene en el mercado hasta cuatro versiones diferentes: el Mini One y el One D, de 90 y 75 CV de potencia, respectivamente; y el Cooper y Cooper S, de 115 y 163 CV. De aquí a unos meses, Mini tiene previsto ampliar su gama con una nueva variante descapotable que, bajo el nombre de Mini Cabrio, se presentó al público durante el pasado Salón de Ginebra. Se trata de un deportivo que -con techo corredizo, llantas de acero y neumáticos 175/65 R15 de serie- garantiza el futuro de esta pequeña gran marca. ¿Quién no ha deseado nunca ponerse al volante de un Mini? Muchos son, y han sido, los personajes famosos que gustan de retratarse en este bonito vehículo. A Enzo Ferrari, por ejemplo, siempre se le han conocido sus escapadas con un Mini por las montañas alpinas en busca de diversión. También se dice que John Lennon utilizaba uno de sus modelos para evadirse de sus continuas depresiones o que el gran piloto Niki Lauda se desplazaba a diario con un Cooper. Más recientemente, Madonna ha declarado ser una gran admiradora de unos vehículos que, incluso, han sido utilizados para un robo en una película de Hollywood (“The italian job") por su fantástica maniobrabilidad y sus reducidas dimensiones.