La IV Jornada sobre Tecnología y Seguridad Vial celebrado en Barcelona ha servido para debatir sobre los sistemas de seguridad actuales y futuros de los automóviles. Allí se han dado cita interlocutores de la DGT, del Servei Català de Trànsit o Trafikoa (competentes de la seguridad en las carreteras catalanas y vascas, respectivamente), así como representantes de la ONU o Jean Todt, presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA).
Durante los debates, tanto los representantes de la DGT como del Seri Català de Trànsit o Trafikoa se han mostrado en la línea de la Unión Europea, que quiere obligar a los fabricantes a incluir en los vehículos una caja negra a partir del año que viene, además de la frenada de emergencia o el control de crucero adaptativo.
“La tecnología va a ser clave para alcanzar la Visión Zero. Si se aprueba el paquete de sistemas ADAS propuesto en la UE, se podrían salvar 25.000 vidas en los próximos 15 años", ha señalado Álvaro Gómez, Director del Observatorio Nacional de Seguridad Vial. Unas declaraciones con las que Juli Gendrau, director de Servei Català de Trànsit se ha mostrado de acuerdo y a las que ha añadido la importante de que estos sistemas lleguen “a todos los tipos de vehículos: turismo, camión, autobús, moto… la furgoneta es ahora la hermana pobre en materia tecnología".
La influencia de estos sistemas en la conducción
Además de las demandas a los fabricantes, en la DGT han querido aportar datos de cómo creen que afectaría la inclusión de estos sistemas en todos los vehículos de serie. Según el organismo, en España se evitarían o mitigarían los daños del 57 por ciento de los accidentes que se producen en las carreteras de nuestro país. Hablamos de unos 51.000 accidentes de los 90.000 que cada año tienen lugar dentro de nuestras fronteras.
A diferencia de la Unión Europea, que asegura que en 15 años se salvarían 25.000 vidas, la DGT no ha querido entrar en detalle sobre estas cifras, pero sí asegura que el Estado se ahorraría unos 4.300 millones de euros anuales. Estamos hablando de reducir en un 45 por ciento los gastos causados por los accidentes, que en 2014 fueron cuantificados en 9.600 millones de euros, el 1 por ciento del PIB.
Más formación, pero sin propuestas concretas
Otro de los temas recurrentes durante los debates fue la formación. Todos los presentes se mostraron conforme con que ésta debe aumentarse para los nuevos conductores, pero las jornadas no recogieron propuestas concretas sobre este asunto.
Sonia Díaz de Corcuera, directora vasca de tráfico, hizo hincapié en que “hace falta más formación y adaptación de la gente a la transformación de la movilidad que estamos viviendo. Los caminos entre las tecnologías y las personas todavía son divergentes y deberían ir más de la mano. Igual llegamos a tener el coche autónomo, y ciudadanos que no se atrevan a subirse a él".
Por su parte, Juli Gendrau (director del Servei Català de Trànsit) aseguró que “los nuevos sistemas tecnológicos de ayudas a la conducción tienen que estar en las autoescuelas". Sin embargo, de las palabras de estos responsables de tráfico no se escuchó en ningún momento el anuncio de campañas formativas o de sensibilización a los conductores.