Logotipos ¿y tú de quién eres?

Un caballo haciendo una cabriola, una estrella de tres puntas, un rayo en una órbita, tres diamantes… imágenes que nos sugieren algo más que cuatro ruedas. La identificación de los productos se remonta al Neolítico, período en que el hombre se hace sedentario y con ello comienza la fabricación “en serie" de elementos y su necesidad de ser identificados. La actividad de la especialización se hace mucho más patente en la Edad Media con los gremios artesanos que plasman sellos en sus productos.

Hoy en día los logotipos son señas de identidad que no sólo sirven a los fabricantes para diferenciarse de otros sino que son de utilidad para mantener una fuerte comunicación con el usuario para transmitirle ciertos valores. En definitiva la importancia del logotipo es fundamental, “porque no es lo mismo…que…", según un eslogan muy conocido representado por un círculo dividido en cuatro partes con dos colores,… ¿no?El logo de la compañía simboliza al grupo Saab-Scania en su totalidad. La larga tradición del grupo como fabricante de automóviles está representado por una cabeza “grifo", animal mitológico con cuerpo de león y cabeza de águila. Vabis, compañía predecesora, produjo su primer coche en 1897, y cuando Scania fabricó su primogénito en 1901 tomó la cabeza del fantástico animal. La banda espacial simboliza el moderno perfil de alta tecnología de la compañía. El diseño es de Carl Fredrik, quien define su obra como: "el símbolo consiste en un círculo en el que se inscriben otros dos que forman una cinta superelíptica para crear una impresión de movimiento óptico. A pesar de que cada uno se muestra en su propia perspectiva, Saab y Scania se ven como una sola unidad". En cuanto a la historia de Saab es breve, la Svenska Aeroplan AktieBolaget (Sociedad Sueca de Construcciones Aeronáuticas) fue constituida en abril de 1937, pero su producción automovilística no empezó hasta trece años después. La explicación es lógica: la Segunda Guerra Mundial obligó a incrementar al máximo la producción de aviones de combate, se ampliaron las naves, se adquirieron nuevos terrenos y más personal y cuando todo esto marchaba viento en popa, la contienda llegó a su fin. Todas las inversiones y efectivos se tenían que emplear en algo similar, aunque menos violento y el coche fue la solución. A principios de siglo, los coches Renault no llevaban marca de fábrica. La única señal de reconocimiento era la mención "Renault Hermanos Billancourt" ¡en las tuercas de las ruedas!. En los catálogos impresos, sin embargo, figuraba un monograma por encima de la fecha 1900. Ese monograma, representado por las letras RF (Renault Frères) entrelazado y se utilizó casi hasta 1909. Tras la disolución de Renault Frères (1908) siguió apareciendo en los catálogos un monograma que era un cochecito que es sustituido en 1920 por la silueta del carro FT 17. Estos dos últimos motivos serán utilizados alternativamente en los diferentes impresos. En 1923 aparece el motivo redondo que, ese sí, figurará sobre el capó en la parte delantera de los coches de la marca. Un año más tarde, y por razones únicamente estéticas, el motivo circular se transforma en rombo, con el nombre de Renault en el centro y siete trazos superiores e inferiores encuadrándole. Con el tiempo, la reproducción del rombo se altera y, a menudo, es dejado a la fantasía de los diseñadores. El 2 de junio de 1960, se normalizan dos formas de rombo: el rombo de Francia y el rombo de exportación. Al final, en 1972, nace un nuevo rombo, estudiado por el pintor Vasarely y diseñado en su estudio por su hijo Yvaral. El logo apela a la imaginería de la heráldica, recuerda un escudo medieval.