La limpieza de la casa y otras actividades cotidianas como cocinar o lavarse el pelo desprenden componentes químicos que contaminan el aire más que la industria de la automoción. Así lo afirma un estudio elaborado por la Universidad de Colorado (EE.UU.).
El informe, que se hizo público en la reunión anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS), está basado en el análisis del impacto en el aire de los denominados “compuestos químicos volátiles" (COV), que están presentes en productos como el champú, los perfumes o los detergentes.
La calidad del aire de las casas, comparable a una ciudad contaminada
Estos niveles de partículas volátiles hacen que la calidad del aire de las casas sea comparable al de una ciudad contaminada, según determina el estudio. Además, los COV del champú y otros productos que se originan en el interior de la casa no permanecen allí, se escapan al exterior.
Ello contribuye a la formación de partículas finas y ozono, lo que constituye una fuente mayor de contaminación atmosférica global del aire que la de los coches y los camiones.
Los automóviles han reducido las emisiones, los hogares las han aumentado
Los expertos en interiores y exteriores están colaborando para lograr una idea más completa de la calidad del aire. Así, Joost de Gouw, profesor visitante del Instituto Cooperativo de Investigación en Ciencias Ambientales (CIRES) publicó en 2018 junto a su equipo los resultados de un estudio que mostraron que, en las últimas décadas, gracias a las regulaciones impuestas a los automóviles, se ha conseguido reducir las emisiones derivadas del transporte, mientras que las producidas por los contaminantes químicos de los hogares solo ha ido en aumento.
“Muchas fuentes tradicionales, como los vehículos que queman combustibles fósiles, se han vuelto mucho más limpias de lo que solían ser", ha explicado De Gouw, “el ozono y las partículas finas son controladas por la Agencia de Protección Ambiental, pero los datos de toxinas en el aire como el formaldehído, el benceno, así como los compuestos como los alcoholes y las cetonas que se originan en el hogar son muy escasos".
“En el futuro", siguió explicando el profesor, “necesitamos reenfocar los esfuerzos de investigación en estas fuentes y darles la misma atención que le hemos dado a los combustibles fósiles. La imagen que tenemos en nuestras cabezas sobre la atmósfera ahora debería incluir una casa".