¿Frena tu coche correctamente?

Uno de cada cinco coches que circula por nuestras carreteras lo hace con los frenos en mal estado, lo que supone un grave riesgo para la seguridad. ¿Sabes si estás dentro de este peligroso porcentaje?

¿Frena tu coche correctamente?
¿Frena tu coche correctamente?

Un sistema de frenado tiene la misión de transformar la energía cinética o potencial en energía calorífica, consiguiendo así reducir la velocidad del vehículo. El sistema de frenado se compone de varios elementos:

Servofreno: Sirve para reducir el esfuerzo que necesita hacer el conductor para presurizar el circuito pisando el pedal, además de conseguir una mejor dosificación de la frenada.

Bomba de freno: Se encarga de presurizar el líquido por todo el circuito hidráulico. La legislación actual obliga a los fabricantes a que los vehículos vayan provistos de doble circuito de freno, por lo que las bombas son de tipo tándem.

Corrector de frenada: Tiene la función de reducir la presión que llega al tren trasero, con el fin de que no se llegue al bloqueo de las ruedas.

Pinza de freno: Es el elemento encargado de soportar las pastillas y de empujarlas contra el disco cuando se presuriza el sistema. La pinza es un elemento crítico del sistema de freno y está sometida a esfuerzos importantes durante el frenado, tales como vibraciones, excesiva temperatura y otros elementos agresivos.

Tuberías y latiguillos: Son los encargados de conducir el líquido de frenos, soportando la presión interna del líquido; además, deben resistir la agresión medioambiental y otros agentes agresivos del entorno.

Líquido de frenos: Es el elemento que produce la acción de frenado cuando es presurizado por la bomba de freno, que empuja los cilindros de las pinzas contra las pastillas. Para asegurar que sus propiedades se mantienen en perfecto estado, debe ser sustituido cada dos años o 70.000 kilómetros.

Pastillas de freno: Diseñadas para producir una alta fricción con el disco de freno, las pastillas están compuestas de una mezcla de distintos materiales con los que se logra, al interactuar con los discos de freno, transformar la energía cinética del coche en calorífica, provocando una reducción de velocidad.

Discos de freno: No sólo transforman la energía, sino que además deben conseguir que el calor producido por el coche durante el frenado sea transmitido a la atmósfera lo más rápidamente posible. Además, y dado que no son infinitamente rígidos, es importante intentar que no se deformen: el valor de apriete de las ruedas es uno de los factores que afectan a la deformación, por ello es importante que el montaje de los neumáticos se lleve a cabo bajo el par de apriete que recomienda el fabricante. Es necesario revisar los discos cada 20.000 kilómetros, como norma general, y sustituirlos cuando se alcance la cota mínima de espesor. Esta medida, llamada ‘Minimum thickness’, viene grabada en los cantos de los discos. Además, siempre deben sustituirse por parejas y, al mismo tiempo, es necesario cambiar las pastillas de freno, aunque no se haya agotado la vida útil de éstas.

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