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En todos los casos -incluso en el Galaxy, más orientado al uso familiar y de mayores dimensiones- se ha prescindido de rueda de repuesto y se ha sustituido por un lamentable kit de reparación. No obstante, la marca ofrece en opción la posibilidad de montar neumáticos Runflat, que permiten rodar sin presión. Eso sí, por debajo del plano de carga existe un hueco de unos 30 ó 40 litros que permite llevar pequeños objetos que no se necesiten habitualmente. Durante la breve toma de contacto efectuada por tierras andaluzas, hemos podido corroborar todo lo que esperábamos al observar las fichas técnicas del nuevo S-Max. Al menos en esta versión tope de gama, con motor 2.5 Turbo de cinco cilindros, que es un verdadero torrente de energía y sí permite un comportamiento deportivo al nuevo modelo de Ford.Los 225 CV que anuncia bajo el capó delantero se muestran siempre dispuestos para proporcionar el comportamiento ágil y deportivo que promete la marca, entendiendo por deportivo todo lo que puede transmitir un modelo de estas dimensiones y peso, claro está. No obstante, el chasis del S-Max se muestra muy equilibrado, con unas suspensiones bastante firmes que no quitan confort a los ocupantes, pero sí transmiten confianza al conductor y aplomo al vehículo. También ayudan unos generosos neumáticos 225/50 en código de velocidad W sobre llanta de 17 pulgadas que confieren muy buen agarre (en opción se ofrece también sobre llanta de 18 pulgadas) y una dirección muy precisa que permite inscribir el vehículo en las curvas con la máxima facilidad. No balancea ni se muestran inercias incómodas que interfieran en el comportamiento dinámico, por lo que el S-Max resulta muy sencillo de conducir en cualquier tipo de trazado.Con esta mecánica espectacular, de origen Volvo, el S-Max empujaron contundencia a cualquier régimen de giro no siendo necesario “tirar" de cambio para superar pendientes normales. La sexta velocidad es muy utilizable (no resulta corta ni larga), en torno a 43 km/h de desarrollo a 1.000 rpm. Sobra velocidad –y más ahora que está muy complicado-, pues supera con solvencia los 200 km/h y acelera de 0 a 100 en algo menos de ocho segundos, según los datos de prestaciones oficiales.
Claro, que todas estas impresiones están tomadas de la versión más imponente de la gama, que, en realidad, no es la versión lógica. Es llamativa, impresionante, muy agradable de conducir, deportiva... El corazón de la gama estará centrado en el 2.0 TDCI de 140 CV, que es la versión apetecible para viajar sin despilfarrar, ya que, aunque no existe una diferencia abismal de precio entre ambas (2.075 euros en las versiones Titanium), si hay un importante ahorro de combustible en la utilización diaria.
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En todos los casos -incluso en el Galaxy, más orientado al uso familiar y de mayores dimensiones- se ha prescindido de rueda de repuesto y se ha sustituido por un lamentable kit de reparación. No obstante, la marca ofrece en opción la posibilidad de montar neumáticos Runflat, que permiten rodar sin presión. Eso sí, por debajo del plano de carga existe un hueco de unos 30 ó 40 litros que permite llevar pequeños objetos que no se necesiten habitualmente. Durante la breve toma de contacto efectuada por tierras andaluzas, hemos podido corroborar todo lo que esperábamos al observar las fichas técnicas del nuevo S-Max. Al menos en esta versión tope de gama, con motor 2.5 Turbo de cinco cilindros, que es un verdadero torrente de energía y sí permite un comportamiento deportivo al nuevo modelo de Ford.Los 225 CV que anuncia bajo el capó delantero se muestran siempre dispuestos para proporcionar el comportamiento ágil y deportivo que promete la marca, entendiendo por deportivo todo lo que puede transmitir un modelo de estas dimensiones y peso, claro está. No obstante, el chasis del S-Max se muestra muy equilibrado, con unas suspensiones bastante firmes que no quitan confort a los ocupantes, pero sí transmiten confianza al conductor y aplomo al vehículo. También ayudan unos generosos neumáticos 225/50 en código de velocidad W sobre llanta de 17 pulgadas que confieren muy buen agarre (en opción se ofrece también sobre llanta de 18 pulgadas) y una dirección muy precisa que permite inscribir el vehículo en las curvas con la máxima facilidad. No balancea ni se muestran inercias incómodas que interfieran en el comportamiento dinámico, por lo que el S-Max resulta muy sencillo de conducir en cualquier tipo de trazado.Con esta mecánica espectacular, de origen Volvo, el S-Max empujaron contundencia a cualquier régimen de giro no siendo necesario “tirar" de cambio para superar pendientes normales. La sexta velocidad es muy utilizable (no resulta corta ni larga), en torno a 43 km/h de desarrollo a 1.000 rpm. Sobra velocidad –y más ahora que está muy complicado-, pues supera con solvencia los 200 km/h y acelera de 0 a 100 en algo menos de ocho segundos, según los datos de prestaciones oficiales.
Claro, que todas estas impresiones están tomadas de la versión más imponente de la gama, que, en realidad, no es la versión lógica. Es llamativa, impresionante, muy agradable de conducir, deportiva... El corazón de la gama estará centrado en el 2.0 TDCI de 140 CV, que es la versión apetecible para viajar sin despilfarrar, ya que, aunque no existe una diferencia abismal de precio entre ambas (2.075 euros en las versiones Titanium), si hay un importante ahorro de combustible en la utilización diaria.
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En todos los casos -incluso en el Galaxy, más orientado al uso familiar y de mayores dimensiones- se ha prescindido de rueda de repuesto y se ha sustituido por un lamentable kit de reparación. No obstante, la marca ofrece en opción la posibilidad de montar neumáticos Runflat, que permiten rodar sin presión. Eso sí, por debajo del plano de carga existe un hueco de unos 30 ó 40 litros que permite llevar pequeños objetos que no se necesiten habitualmente. Durante la breve toma de contacto efectuada por tierras andaluzas, hemos podido corroborar todo lo que esperábamos al observar las fichas técnicas del nuevo S-Max. Al menos en esta versión tope de gama, con motor 2.5 Turbo de cinco cilindros, que es un verdadero torrente de energía y sí permite un comportamiento deportivo al nuevo modelo de Ford.Los 225 CV que anuncia bajo el capó delantero se muestran siempre dispuestos para proporcionar el comportamiento ágil y deportivo que promete la marca, entendiendo por deportivo todo lo que puede transmitir un modelo de estas dimensiones y peso, claro está. No obstante, el chasis del S-Max se muestra muy equilibrado, con unas suspensiones bastante firmes que no quitan confort a los ocupantes, pero sí transmiten confianza al conductor y aplomo al vehículo. También ayudan unos generosos neumáticos 225/50 en código de velocidad W sobre llanta de 17 pulgadas que confieren muy buen agarre (en opción se ofrece también sobre llanta de 18 pulgadas) y una dirección muy precisa que permite inscribir el vehículo en las curvas con la máxima facilidad. No balancea ni se muestran inercias incómodas que interfieran en el comportamiento dinámico, por lo que el S-Max resulta muy sencillo de conducir en cualquier tipo de trazado.Con esta mecánica espectacular, de origen Volvo, el S-Max empujaron contundencia a cualquier régimen de giro no siendo necesario “tirar" de cambio para superar pendientes normales. La sexta velocidad es muy utilizable (no resulta corta ni larga), en torno a 43 km/h de desarrollo a 1.000 rpm. Sobra velocidad –y más ahora que está muy complicado-, pues supera con solvencia los 200 km/h y acelera de 0 a 100 en algo menos de ocho segundos, según los datos de prestaciones oficiales.
Claro, que todas estas impresiones están tomadas de la versión más imponente de la gama, que, en realidad, no es la versión lógica. Es llamativa, impresionante, muy agradable de conducir, deportiva... El corazón de la gama estará centrado en el 2.0 TDCI de 140 CV, que es la versión apetecible para viajar sin despilfarrar, ya que, aunque no existe una diferencia abismal de precio entre ambas (2.075 euros en las versiones Titanium), si hay un importante ahorro de combustible en la utilización diaria.
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En todos los casos -incluso en el Galaxy, más orientado al uso familiar y de mayores dimensiones- se ha prescindido de rueda de repuesto y se ha sustituido por un lamentable kit de reparación. No obstante, la marca ofrece en opción la posibilidad de montar neumáticos Runflat, que permiten rodar sin presión. Eso sí, por debajo del plano de carga existe un hueco de unos 30 ó 40 litros que permite llevar pequeños objetos que no se necesiten habitualmente. Durante la breve toma de contacto efectuada por tierras andaluzas, hemos podido corroborar todo lo que esperábamos al observar las fichas técnicas del nuevo S-Max. Al menos en esta versión tope de gama, con motor 2.5 Turbo de cinco cilindros, que es un verdadero torrente de energía y sí permite un comportamiento deportivo al nuevo modelo de Ford.Los 225 CV que anuncia bajo el capó delantero se muestran siempre dispuestos para proporcionar el comportamiento ágil y deportivo que promete la marca, entendiendo por deportivo todo lo que puede transmitir un modelo de estas dimensiones y peso, claro está. No obstante, el chasis del S-Max se muestra muy equilibrado, con unas suspensiones bastante firmes que no quitan confort a los ocupantes, pero sí transmiten confianza al conductor y aplomo al vehículo. También ayudan unos generosos neumáticos 225/50 en código de velocidad W sobre llanta de 17 pulgadas que confieren muy buen agarre (en opción se ofrece también sobre llanta de 18 pulgadas) y una dirección muy precisa que permite inscribir el vehículo en las curvas con la máxima facilidad. No balancea ni se muestran inercias incómodas que interfieran en el comportamiento dinámico, por lo que el S-Max resulta muy sencillo de conducir en cualquier tipo de trazado.Con esta mecánica espectacular, de origen Volvo, el S-Max empujaron contundencia a cualquier régimen de giro no siendo necesario “tirar" de cambio para superar pendientes normales. La sexta velocidad es muy utilizable (no resulta corta ni larga), en torno a 43 km/h de desarrollo a 1.000 rpm. Sobra velocidad –y más ahora que está muy complicado-, pues supera con solvencia los 200 km/h y acelera de 0 a 100 en algo menos de ocho segundos, según los datos de prestaciones oficiales.
Claro, que todas estas impresiones están tomadas de la versión más imponente de la gama, que, en realidad, no es la versión lógica. Es llamativa, impresionante, muy agradable de conducir, deportiva... El corazón de la gama estará centrado en el 2.0 TDCI de 140 CV, que es la versión apetecible para viajar sin despilfarrar, ya que, aunque no existe una diferencia abismal de precio entre ambas (2.075 euros en las versiones Titanium), si hay un importante ahorro de combustible en la utilización diaria.
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En todos los casos -incluso en el Galaxy, más orientado al uso familiar y de mayores dimensiones- se ha prescindido de rueda de repuesto y se ha sustituido por un lamentable kit de reparación. No obstante, la marca ofrece en opción la posibilidad de montar neumáticos Runflat, que permiten rodar sin presión. Eso sí, por debajo del plano de carga existe un hueco de unos 30 ó 40 litros que permite llevar pequeños objetos que no se necesiten habitualmente. Durante la breve toma de contacto efectuada por tierras andaluzas, hemos podido corroborar todo lo que esperábamos al observar las fichas técnicas del nuevo S-Max. Al menos en esta versión tope de gama, con motor 2.5 Turbo de cinco cilindros, que es un verdadero torrente de energía y sí permite un comportamiento deportivo al nuevo modelo de Ford.Los 225 CV que anuncia bajo el capó delantero se muestran siempre dispuestos para proporcionar el comportamiento ágil y deportivo que promete la marca, entendiendo por deportivo todo lo que puede transmitir un modelo de estas dimensiones y peso, claro está. No obstante, el chasis del S-Max se muestra muy equilibrado, con unas suspensiones bastante firmes que no quitan confort a los ocupantes, pero sí transmiten confianza al conductor y aplomo al vehículo. También ayudan unos generosos neumáticos 225/50 en código de velocidad W sobre llanta de 17 pulgadas que confieren muy buen agarre (en opción se ofrece también sobre llanta de 18 pulgadas) y una dirección muy precisa que permite inscribir el vehículo en las curvas con la máxima facilidad. No balancea ni se muestran inercias incómodas que interfieran en el comportamiento dinámico, por lo que el S-Max resulta muy sencillo de conducir en cualquier tipo de trazado.Con esta mecánica espectacular, de origen Volvo, el S-Max empujaron contundencia a cualquier régimen de giro no siendo necesario “tirar" de cambio para superar pendientes normales. La sexta velocidad es muy utilizable (no resulta corta ni larga), en torno a 43 km/h de desarrollo a 1.000 rpm. Sobra velocidad –y más ahora que está muy complicado-, pues supera con solvencia los 200 km/h y acelera de 0 a 100 en algo menos de ocho segundos, según los datos de prestaciones oficiales.
Claro, que todas estas impresiones están tomadas de la versión más imponente de la gama, que, en realidad, no es la versión lógica. Es llamativa, impresionante, muy agradable de conducir, deportiva... El corazón de la gama estará centrado en el 2.0 TDCI de 140 CV, que es la versión apetecible para viajar sin despilfarrar, ya que, aunque no existe una diferencia abismal de precio entre ambas (2.075 euros en las versiones Titanium), si hay un importante ahorro de combustible en la utilización diaria.