El renacimiento de las leyendas de Ford

Personajes famosos del cine y del espectáculo los condujeron hace décadas y desde entonces han permanecido en la memoria de los grandes aficionados al motor. Ford ha decidido recordarlos construyéndolos de nuevo.

GT 40: la deportividad como consigna
En el último Salón de Detroit, Ford presentaba al público un concept car que se asemejaba en gran medida a lo que años atrás habían conocido los más viejos del lugar como GT 40. Y en efecto, ese era su nombre. Herencia de un pasado mejor con los mimbres de la tecnología más moderna. El original GT 40 nació de la imaginación de Henry Ford II en la década de los 60 y tenía una misión bastante clara y concisa: convertirse en el paradigma de la deportividad. La única manera de lograrlo era haciéndose con la carrera más prestigiosa de la época: las 24 horas de Le Mans. Todo había surgido, como suele suceder siempre, del enfrentamiento personal de dos hombres de marcado carácter. El citado Henry Ford II quería mejorar la imagen de la marca del óvalo en el continente europeo, y la mejor manera de conseguirlo era mediante el lanzamiento, entre otros, de coches deportivos que lograran victorias en las competiciones existentes y, al mismo tiempo, conquistaran los corazones europeos.

La carrera más importante en los 60 era, junto a la Fórmula 1, Le Mans. En su intento por conseguirla, Ford decidió negociar con Enzo Ferrari, otro de los pesos pesados de la industria y de la historia automovilística, para adquirir la experiencia y la tecnología de la marca italiana a la que daba nombre Ferrari y disfrazarla con automóviles Ford. Las negociaciones, sin embargo, fracasaron, lo que provocó que el asunto derivara al terreno de lo personal. Enzo y Henry se convirtieron en enemigos y Le Mans en su campo de batalla. Así, en abril de 1964, surgió el GT 40, que durante 4 años consecutivos (1966-1969) venció en las 24 Horas de Le Mans y, de pasó, alcanzó la gloria y el reconocimiento internacional. Pasados 30 años, los ingenieros de Ford decidieron que era el momento de recuperar uno de los grandes clásicos de la competición automovilística.

Los rasgos heredados en el nuevo concepto de Ford, aparte del nombre, son bastantes. El diseño está claramente inspirado en el tetracampeón de Le Mans, aunque las dimensiones sean algo mayores. El interior mantiene el aire retro, algo que hará las delicias de los más entusiastas. La potencia está aumentada respecto a su antecesor y ahora es de 500 CV frente a los 380 CV que ofrecía a finales de los años 60 mientras que la velocidad máxima supera con creces (más de 320 km/h) la que podía conseguir el GT 40 antiguo, que se situaba en los 315 km/h.

Hace apenas un mes, los directivos de la marca hicieron pública su intención de producir en serie este modelo para el año 2003, con lo que algunos de los muchos entusiastas que adoran este vehículo podrán hacerse con él. Decimos algunos porque el precio que se le intuye, unos 114.129 euros (cerca de 19 millones de pesetas), parece prohibitivo para la mayoría de los mortales.