¿Existe clasismo en las multas?

Bartolomé Vargas, fiscal coordinador de Seguridad Vial, asegura que los jueces toman una actitud "clasista" a la hora de imputar delitos de tráfico al sentirse identificados por los casos tratados. Los jueces, que tienen el poder de decisión final en la sentencia, son en muchos casos permisivos, como asegura el fiscal, ya que gran parte de las infracciones que se tramitan podrían llegar a ser cometidas por ellos mismos.

¿Existe clasismo en las multas?
¿Existe clasismo en las multas?

El fiscal coordinador de Seguridad Vial, Bartolomé Vargas, asegura que hay un tendencia clasista a la hora de atribuir multas de tráfico.
Según el fiscal, los jueces se muestran permisivos al imputar las sanciones ya que ellos mismos también podrían cometer infracciones de tráfico. Al sentirse identificados con algunas de las situaciones, hacen “la vista gorda", en muchos casos por considerar que faltan pruebas que determinen la culpabilidad de los infractores.

Estas conclusiones fueron expuestas ayer por Bartolomé Vargas en las jornadas de concienciación sobre seguridad vial organizadas por Attitudes, a la que acudieron diversas personalidades expertas en materia vial. Entre otras, las proposiciones expuestas por los diferentes ponentes se resumen en la reforma del Código Vial, acorde con el cambio cultural y la evolución social, o el establecimiento de un sistema que permita la identificación inmediata de aquellos conductores conflictivos o ejemplares, por ejemplo indicando en el propio carnet los puntos de los se que dispone.

La reforma del Código Penal en relación a la conducción temeraria, que ha generado un extenso debate estas últimas semanas, sigue dejando en manos de los jueces la elección de la pena del infractor. A pesar de que el nuevo sistema parece amenazar con llevar a la cárcel a muchos conductores, la realidad es que los jueces, como es lógico, deben atenerse a las circunstancias particulares de cada infracción. En muchos casos, por falta de pruebas evidentes, se absuelve a los imputados. Existen ejemplos en los que se han dictado sentencias absolutorias a favor de conductores fotografiados por un radar a más de 200 kilómetros hora porque la foto no mostraba evidencias claras de que fuera un caso de conducción temeraria. La última palabra del juez, que se puede identificar con el caso que está tratando, trae consigo esta permisibilidad, según asegura el fiscal.

Todo lo contrario ocurre cuando alguien con autoridad se ensaña con un conductor. Ha salido a la luz el caso de un repartidor que, tras una discusión con un policía, recibió dos multas, supuestamente falsas, que reflejaban delitos viales muy graves y que implicaba la perdida el permiso de conducir. El conductor, que precisa del carnet diariamente para realizar su trabajo, recibió pasadas un par de semanas las dos sanciones, que coincidían con el día que mantuvo la discusión con el agente. En ellas, se le denunciaba por conducción temeraria en dos calles separadas por más de cinco kilómetros en un intervalo de diez minutos, lo que resulta imposible en esas horas, alrededor de las tres de la tarde, debido a la densidad del tráfico. Presentando pruebas como los recibos de los repartos de ese día, el conductor ha denunciado al policía; actualmente, el juez que lleva el caso investiga los hechos expuestos por el trabajador.