Especial vacaciones de verano

El verano supone salidas masivas desde julio a septiembre: la carretera puede ser peligrosa, pero una puesta a punto eficaz y una conducción segura serán determinantes de cara a reducir accidentes. Aquí encontrarás lo imprescindible sobre el mantenimiento del coche, la seguridad de los ocupantes y el reparto del equipaje. Felices vacaciones y no te pierdas los vídeos que te ofrecemos.

Especial vacaciones de verano
Especial vacaciones de verano

Cuando el verano entra por la puerta, sólo tenemos en mente las vacaciones. Playa, montaña, turismo rural… Si vamos a viajar en coche, lo importante es preparar el viaje con tranquilidad y no dejarlo para el último día.

Vehículo y conductor son los factores esenciales en la ecuación de un viaje. Como conductores debemos recordar que lo primero es tener los papeles en regla. Dependiendo del destino, hay que tener dispuesta la documentación necesaria (permiso de circulación, seguro en vigor, tarjeta de inspección técnica y permiso de circulación). Además del DNI, si vamos a viajar fuera de la UE, debemos incluir el Pasaporte y el Permiso Internacional de Conducir. Se recomienda, así mismo, llevar un juego de llaves duplicado ante posibles imprevistos.

Durante el viaje, si eres el conductor debes tomar alimentos ligeros ricos en vitaminas y proteínas, evitando conducir y comer a la vez: si es necesario detén el coche. La casi totalidad de accidentes se producen por fallos humanos: los despistes y fatigas son las principales causas que nos llevan a errores en carretera. Por este motivo, es aconsejable parar cada 200 kilómetros o cada tres horas de viaje, siempre en las áreas habilitadas para ello.

Que nuestro coche esté en estado óptimo es un factor determinante a la hora de iniciar nuestro periplo vacacional. Lo fundamental es la planificación: fijar con antelación la cita con el taller nos ofrecerá mayor margen a la hora de arreglar cualquier desperfecto con el que no contábamos. Las prisas son el peor enemigo de los viajes.

Es recomendable que lleves tu vehículo al taller, pero, si has realizado una revisión hace poco tiempo y no lo consideras necesario, has de tener en cuenta el perfecto estado de los dispositivos que te mostramos a continuación.

 
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Los neumáticos son la principal salvaguarda del vehículo. Debemos comprobar que el dibujo está dentro de los límites establecidos: ha de tener una profundidad no inferior a 1,6 mm para que sea capaz de evacuar correctamente agua si la encontramos en nuestro camino. Además hay que verificar que exista cualquier corte o deformación de los mismos y equilibrarlos. Justo antes de salir, comprobaremos la presión. Debes hacerlo siempre en frío, teniendo en cuenta la vía por la que vas a circular y la carga que lleva el coche (al llevar más carga mayor debe ser la presión, especialmente en el eje trasero si llevamos pasajeros detrás). Según Michelin, la mayoría de conductores descuida la presión de sus ruedas. Por ello, evita reventones y pon especial atención en este punto, te ahorrarás sustos innecesarios.Aunque sea verano, el sistema de refrigeración ha de verificarse previamente: puede que el líquido refrigerante del vaso de expansión haya llegado a su punto máximo de ebullición y haya sido dañado. Comprueba con el motor frío si el nivel es correcto: nunca debes usar agua para rellenar el circuito. Un líquido de refrigeración que lleve los componentes adecuados protege la corrosión, impide a sedimentación calcárea y eleva, de forma considerable, el punto de ebullición del líquido de refrigeración. No escatimes por diez euros la seguridad de tu coche, a la larga ahorrarás dinero y tiempo.Tampoco debes olvidar comprobar el sistema de lubricación de tu vehículo. Para ello, has de medir el nivel de aceite: debe estar dentro de los niveles estipulados (entre el mínimo y el máximo). El lubricante es esencial para el buen funcionamiento del motor: un nivel bajo estropeará las juntas debido al rozamiento, pudiendo desembocar en rotura. Comprobar el nivel es sencillo: se hará a través de la varilla indicadora con el vehículo en frío y en posición horizontal. Si se encuentra por debajo del mínimo, tienes que llevar tu coche al taller para sustituir el lubricante y el filtro: no olvides elegir, siempre, el que recomienda el fabricante.Aunque en verano hay más horas de luz, a partir del ocaso es obligatorio el uso de las luces del vehículo. Es indispensable comprobar el buen funcionamiento de los intermitentes, además de las luces de posición, de largo y corto alcance y de freno. Si percibes cualquier irregularidad, debes reglar los faros. Si tu coche no dispone luces xenon, para calibrarlos tienes que llevar tu coche al taller. Una vez reglados, es muy importante regular su altura según la carga que vamos a llevar en el vehículo. Antes de iniciar el viaje tienes que comprobar que llevas recambio de cada una de las bombillas correspondientes.

Cuando el freno falla, el peligro es muchísimo mayor: es esencial que en nuestra cita al taller (aparte del motor, aceite, filtros…) hagamos hincapié en la revisión de los frenos. Valorar y medir la eficacia de los frenos en el banco de pruebas se convierte en condición indispensable antes de viajar. También podemos verificar el recorrido del pedal del freno mientras circulamos.

¿Cuáles son los fallos habituales en los frenos? Analizamos las causas.
1. Si notas que al pisar el pedal éste llega hasta al fondo, seguramente tu coche tendrá pérdidas en el líquido de frenos; en el taller localizarán la causa de la pérdida y procederán a su reparación.
2. Percibes que al apretar el pedal da la sensación de blando y esponjoso: seguramente hay aire en las canalizaciones; en el taller deberán hacerte un purgado de los frenos.
3. Sientes que tienes que pisar el pedal cada vez más fuerte para frenar: puede ser por dos causas. La primera: tus frenos sufren el llamado efecto fadding (sobrecalentamiento de los elementos frenantes). Para el coche y espera a que se enfríen. Es importante que no abuses de los frenos y aproveches más el freno motor (bajar a una relación inferior de marchas), principalmente en descensos prolongados: así evitarás este calentamiento excesivo. La segunda: tus pastillas o zapatas están desgastadas. Aquí con parar no es suficiente, hay que ir al taller y sustituirlas por nuevas piezas. Recuerda que tu vida depende de ello, cámbialas en cuanto se encienda el testigo luminoso en el cuadro de mandos.
4. Cuando frenas el vehículo se desvía hacia un lado: puede que los frenos estén mal reglados o que los elementos frenantes estén desgastados desigualmente.



1. Llevar las ventanas abiertas consume más, debido a la resistencia al aire, que el aire acondicionado. Aun así ha de tener en cuenta que éste es un gasto adicional (aumenta el consumo un 20 por ciento): actívalo sólo cuando sea totalmente necesario.

2. Enciende los elementos electrónicos únicamente cuando los vayas a utilizar.

3. Evita llevar cualquier elemento que afecte a la aerodinámica del vehículo: alerones, embellecedores, bacas o portaequipajes, neumáticos de mayor anchura…

4. Debes aprovechar el régimen de mayor par motor: no apures las marchas, ni arranques con aceleraciones fuertes. Se aconseja, además, parar el motor en detenciones superiores a 30 segundos.

5. Usa neumáticos con poca resistencia a la rodadurao ínflalos por encima de los límites recomendados por el fabricante.

6. La velocidad es lo primero que aumenta el consumo, procura llevar una velocidad constante (dependiendo de la vía por la que circulas), aprovechar el freno motor y subir de marcha lo más rápido posible. Es conveniente conducir con marchas largas a bajas revoluciones.

7. La carga ha de ir bien repartida en el maletero, adecuadamente colocada si la transportas en el techo del vehículo (preferible el cofre cerrado a la baca) y, si llevas una caravana o remolque, conviene usar un deflector.

8. No hagas caso de las medidas de falso ahorro como utilizar gasolina de un octanaje menor (tu motor puede dañarse más rápidamente), bajar pendientes en punto muerto con el motor a ralentí (peligra la estabilidad del vehículo y precisa un uso excesivo del freno de servicio), parar el motor en inmovilizaciones pequeñas o escatimar en el mantenimiento de tu coche (el gasto, a la larga puede ser mayor).

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