En Fiat se pone el sol

Hace meses que Fiat no recibe una buena noticia. A la crisis económica que vive la empresa se suman el acoso de los tiburones financieros, los bancos acreedores, la sombra de General Motors, la posible desmembración de la compañía… Por si fuera poco, la muerte de Giovanni Agnelli, el viejo patrón, abre una nueva etapa en la dirección de Fiat y arroja más sombras sobre su futuro.

En Fiat se pone el sol
En Fiat se pone el sol

Por debajo de los Agnelli, Paolo Fresco lleva las riendas del día a día en Fiat. Es un hombre muy cercano a General Motors, compañía que tiene en su poder el 20 por ciento de las acciones de Fiat Auto y una obligación de compra por el resto de los títulos para 2004. Fresco es un hombre duro que hace un mes y medio plantó cara a los Agnelli cuando estos querían relevarle del cargo. Encaramado a su poltrona y defendido por los bancos acreedores de Fiat, Fresco resistió. Un motín a medias que habla de hasta qué punto Fiat es cautiva de sus deudas. Ahora, con los cambios que ha ocasionado la desaparición de Giovanni Agnelli, Fresco tiene que ceder el mando a Umberto.

Pero este directivo acerado, al que llaman “el Americano", ha trazado y puesto en marcha el único plan realista para salvar Fiat. Ante el exceso de producción, un 25 por ciento por encima de lo necesario, Fresco ha propuesto el despido de 8.100 trabajadores y el cierre de algunas cadenas de montaje. Incluso podría clausurarse la fábrica siciliana de Termi Inerese, una de las menos rentables del grupo.
A estos recortes se sumará la venta de activos de Fiat, que ya está en marcha. La empresa se ha desprendido, entre otras cosas, de su división de vehículos comerciales de alquiler y de su participación en General Motors. Además, la salida de Ferrari a Bolsa deberá reportar una interesante liquidez.

Todas estas medidas no serán suficientes si no hay liquidez inmediata. Es obligatoria la inyección de capital y, por lo que se ha sabido, los Agnelli ya han descubierto la forma de lograr 3.000 millones de euros, medio billón de pesetas.
Las entidades que controla la familia Agnelli podrían aportar 1.000 de esos 3.000 millones. Una cantidad similar saldría de las bolsas, donde se pondrían a la venta nuevas acciones por ese montante. Esta idea no gusta para nada a los accionistas, que han visto en ella un nuevo motivo para castigar todavía más los títulos de Fiat.
Los 1.000 millones restantes son más complicados. Alguna fuente señala a General Motors, propietaria de un 20 por ciento de Fiat. Con ese dinero, GM se liberaría de la obligación que tiene de comprar el resto de la empresa italiana a partir de 2004.
Si la opción GM no funciona, Fiat tendrá que buscar nuevas alternativas. La venta de activos, como su brazo de aviación, Fiat Avio, se baraja otra vez como posible movimiento para lograr liquidez a corto plazo. Con este plan, más el apoyo de los bancos acreedores, la colaboración de General Motors y los 3.000 millones de euros que se han propuesto reunir, Fiat debería volver a caminar.

Otra alternativa que se estudia es la disgregación de Fiat, apartando del grupo la división Fiat Auto. Este plan, que propone la gestión independiente de los activos automovilísticos, está siendo estudiado en estos momentos por los bancos acreedores y podría materializarse a medio plazo. Por si Fiat no es capaz de levantar el vuelo sola, ya hay pilotos dispuestos a sentarse a los mandos. Aunque lo esté pasando mal, el imperio italiano es una golosina muy apetitosa y, desde luego, los tiburones de las finanzas no le hacen ascos. Hasta el momento se han presentado tres planes serios para reamueblar el puente de mando de este portaaviones a la deriva.

Colaninno, el hombre de Telecom El atípico empresario Roberto Colaninno, famoso por su espectacular toma de poder en Telecom Italia, ha presentado un proyecto para lograr 8.000 millones de euros, algo más de 1,3 billones de pesetas con los que sacar a Fiat Auto del pozo. Propone que se organice una alianza de empresarios liderada por él mismo y que aporten entre todos del orden de 2.500 a 3.000 millones de euros. El resto del dinero saldría de la venta de participaciones y activos del grupo. También ha diseñado un intercambio de acciones con General Motors de forma que el gigante americano invierta más dinero en la compañía italiana. Por supuesto, no aceptaría ningún cargo por debajo de primer ejecutivo en Fiat Auto.

Gnutti, la opción Berlusconi Emilio Gnutti es un prestigioso empresario italiano que controla la sociedad financiera Hopa, una compañía en la que tiene parte Fininvest, la firma inversora adicta a Silvio Berlusconi, primer ministro de Italia. Su idea pasa por colaborar con la familia Agnelli y aportaría entre 600 y 750 millones de euros, idéntica cantidad a la que pondrían los dueños tradicionales de Fiat. Con esos 1.200-1.500 millones de pesetas, se iniciaría una ampliación de capital que tendría que completarse en los mercados hasta alcanzar los 3.000 millones de euros, medio billón de pesetas.

Mediobanca, la amenaza
El tercer plan es el de Mediobanca, la financiera cercana también a Berlusconi que controla una buena parte de las acciones de Fiat. Hace un par de meses, esta compañía intentó un asalto al poder en Fiat que desencadenó el motín de Paolo Fresco y la última intervención del viejo Agnelli. La familia no quiere saber nada de la entrada de Mediobanca en la dirección, pues está bastante enfrentada con el presidente Berlusconi. Además, su propuesta es la peor: dividir la compañía y vender las partes menos rentables.