Deportividad con mayúsculas

Pocas siglas tienen tanto tufillo a deportividad como AMG. La especialista en radicalizar los modelos de Mercedes acaba de cumplir 35 años; celébralo con nosotros.

Pocas marcas tienen la exclusividad y el caché que posee Mercedes Benz. Sus modelos son de una calidad exquisita y cumplen de manera sobrada con las expectativas de sus compradores. Pero, para mejorar lo cuasi perfecto, DaimlerChrysler posee una marca que se llama AMG y que pone su apellido a todas aquellas realizaciones que quieren desprender deportividad por todos sus poros. Affalterbach es un pequeño pueblo a unos 30 kilómetros de Stuttgart conocido mundialmente por albergar una fábrica de sueños: la factoría de AMG. Con 39.610 metros cuadrados y alrededor de 580 empleados, todavía no se ha convertido en un lugar de peregrinación de los más acérrimos aficionados a la deportividad extrema de los automóviles, pero no hay que descartarlo. Hecho a mano
La religión que se sigue en este centro de confección es la de un hombre-un motor. Aquí el proceso es totalmente artesanal, a diferencia de las líneas de montaje convencionales, donde es el motor el que pasa por cada una de las etapas, en Affalterbach es el propio técnico (según AMG, los mejores del sector) el que se desplaza por cada fase hasta que finaliza el trabajo. Con ello, destaca AMG, se aumenta la motivación del personal, al evitar un proceso excesivamente mecánico, y el creador se identifica más con su realización. No obstante, los principales beneficiados, sobre todo cuando hablamos de calidad, son los 100 motores que se producen cada día. Y para dejar constancia de la valía de estas mecánicas, se incluye una placa firmada por el mecánico especialista y con el sello de AMG. Si el motor da problemas, ya se sabe a quién pedir responsabilidades. ¿Y quién recibe esas pequeñas obras de arte tecnológicas? Los automóviles Mercedes son por ahora los únicos afortunados receptores de las mismas, y no sólo los modelos más deportivos. En la actualidad, la marca AMG realiza propulsores y “maquillaje" agresivo en 17 modelos de la marca de la estrella. Nadie se libra del toque AMG, ni berlinas , ni coupés , ni todo terrenos , ni, incluso, monovolúmenes como el Clase A. Para conocer el origen de esta prestigiosa marca tenemos que retroceder 35 años en el tiempo. En ese momento, dos hombres, Hans Werner Aufrecht y Eberhard Melcher fundaban la compañía AMG, cuyas siglas responden a los apellidos de ambos con el añadido final de la G que correspondía a la ciudad natal de Aufrecht (Großaspach).

La compañía, que se definía como “ingeniería, construcción y pruebas especializadas en el desarrollo de motores deportivos", tenía su sede en una vieja factoría en Burgstall, cerca de su actual emplazamiento en Affalterbach, y contaba con una plantilla de tres personas.