Un total de 180 conductores cumple condena de prisión por delitos relacionados con el tráfico, según asegura Bartolomé Vargas, fiscal delegado de Seguridad Vial.
De estos casi dos centenares de encarcelados, la mayoría están condenados por sentencia firme y sólo unos pocos, como los dos presuntos autores de la carrera ilegal en Vigo que se saldó con la vida de un matrimonio, cumplen condena preventiva.
Según expone Vargas, el número de personas que están en prisión por delitos relacionados con la conducción temeraria se ha incrementado desde 2005 y seguramente será mayor con la reforma del Código Penal en materia de seguridad vial. “No se trata de que todo el mundo ingrese en prisión", asevera el fiscal, “porque el derecho penal depende de cada caso concreto. Se trata de dar una respuesta proporcionada, disuasoria, eficaz, rigurosa y útil".
Vargas sigue manteniendo que las políticas de reinserción y reeducación son la principal medida para impedir la reincidencia de los temerarios al volante. El fiscal defiende, principalmente, los trabajos en servicio de la comunidad y los cursos de técnicas de conducción a fin de ‘limar’ los ‘vicios’ al volante.
También ha apelado a la responsabilidad de los fabricantes, que deben incluir de fábrica el controlador de velocidad obligatorio e incluso limitar los motores. A estas declaraciones, se muestra contrario David Barrientos, portavoz de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles (ANFAC) , asegurando que la limitación de velocidad en fábrica depende de la normativa europea. “Las limitaciones de velocidad de serie pueden resultar más peligrosas", asegura Barrientos, “ya que impedirían al vehículo desarrollar sus prestaciones correctamente y podrían perder su potencia".
Además, el portavoz de ANFAC expone que esto podría llevar a situaciones absurdas, como, por ejemplo, que un vehículo fabricado hace más de diez años tuviera más potencia que uno nuevo. “Los coches de alta gama vienen equipados con avisadores de sonido de la velocidad que se activan en ciertos tramos de acuerdo con la normativa vial". “Ésta sería realmente la solución", defiende Barrientos, “una interconexión real entre el coche y la carretera". El problema es que existe un desfase entre la preparación de la industria automovilística, que avanza más rápido que las infraestructuras. Por este motivo, hablar de esta alianza máquina-vía es actualmente un tema de Ciencia Ficción, según concluye el represente de los fabricantes.
Ayer, era condenado por el Juzgado de Instrucción número 1 de Santander un conductor por circular a 129 km/h por una zona urbana limitada a 40 km/h. El infractor asumió su culpabilidad, por lo que pudo ver rebajada su condena a pagar 2.000 euros de multa, a prestar 40 días de trabajos en beneficio de la comunidad y a la suspensión de su permiso de conducir durante un periodo de 20 meses.
En caso de no haberse declarado culpable, el infractor se hubiera enfrentado a 4.500 euros de multa, a 60 días de trabajos forzados y a la prohibición de conducir durante dos años y medio.