Condenan a 72 años al etarra Goikoetxea por atentado en el cuartel de Durango

La Audiencia Nacional ha condenado a 72 años y tres meses de prisión al exjefe del comando Vizcaya de ETA Arkaitz Goikoetxea por el atentado contra el cuartel de la Guardia Civil en Durango el 24 de agosto de 2007, en el que resultaron heridos tres agentes.

En una sentencia hecha pública hoy, el tribunal condena a Goikoetxea, cuyo ADN se halló en el reposacabezas del vehículo con el que huyeron los terroristas, como autor de tres delitos de asesinato en grado de tentativa asesinato, por los que le impone 54 años de cárcel, uno de estragos (17 años) y otro de robo de vehículo (15 meses).

No obstante, le absuelve del delito de depósito de explosivos del que también le acusaba la Fiscalía.

La sección tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional considera probado que Goikoetxea, en compañía de 'otro u otros' etarras, decidieron atentar contra la casa cuartel de Durango 'procurando causar la muerte o lesiones de sus moradores y el máximo daño en las viviendas' con la colocación en sus inmediaciones de un coche bomba cargado con entre 60 a 80 kilos de cloratita.

Para cometer la acción se dirigieron en dos vehículos, un Seat Ibiza y una furgoneta Citroën C-15, sustraída horas antes del atentado de un aparcamiento en Mungia (Vizcaya) y que llevaba en su parte trasera una olla metálica con la carga explosiva.

Los individuos dejaron la furgoneta aparcada con el motor en marcha y las luces encendidas junto al cuartel, tras lo cual el conductor se cubrió la cara y se dio a la fuga en el Seat Ibiza.

Todo esto fue visto por tres guardias civiles del puesto de control del cuartel que, al temer una posible explosión, se refugiaron en el interior de la sala de monitores, lo que salvó sus vidas, pues segundos después se produjo una explosión que destruyó totalmente las puertas de acceso a los garajes.

La explosión dañó el muro exterior del acuartelamiento, produciendo dos cráteres sobre el asfalto de 20 por 25 centímetros uno y 25 por 35 centímetros el segundo, y destruyó la totalidad de los bienes existentes en un radio de 150 metros desde el coche bomba

El Seat Ibiza en el que los terroristas huyeron fue abandonado en un aparcamiento de Amorebieta y, 'con la finalidad de no dejar pruebas sobre su autoría', lo destruyeron mediante la colocación de un artefacto explosivo con temporizador.

Sin embargo, el coche no resultó destruido por completo en la explosión, ya que salió despedido el reposacabezas correspondiente al asiento del piloto donde se hallaron restos genéticos de Goikoetxea.

La sentencia, de la que ha sido ponente la magistrada Clara Eugenia Bayarri García, condena también a Goikoetxea a pagar una indemnización de 890.000 euros por las lesiones causadas a los agentes heridos y los daños provocados por la explosión. EFE