Condenado a 17 años de cárcel el cabecilla de la banda que secuestró a dos empresarios en La Moraleja

La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a 17 años y nueve meses de cárcel al cabecilla de la banda que secuestró el 6 de marzo de 2008 al vicepresidente de Decoexsa, Pedro Aguirre Ormaechea, y a su director general, José María Navajas Gómez, en la urbanización de La Moraleja, en Alcobendas, han informado a Europa Press fuentes jurídicas.

En una sentencia, los magistrados condenan a José Carlos S. a 17 años de prisión y nueve meses por los delitos de secuestro, detención ilegal, contra la integridad moral y de lesiones. Además, ha absuelto a su sobrino de los delitos de detención ilegal.

A José Carlos S., abogado de profesión, se le conoce por lograr escapar de la cárcel mediante órdenes de libertad falsas remitidas supuestamente por fax desde la Audiencia Provincial de Madrid.

Asimismo, se ha condenado a otros dos de los acusados, cárcel José Paulo M. y Luis Manuel C.G, a 16 años de prisión, mientras que la pena se rebaja a doce para dos mujeres portuguesas. Al único español se le condena a cuatro años de cárcel por detención ilegal.

Los abogados de las defensas recurrirán el fallo, según han indicado a Europa Press fuentes jurídicas. La Fiscalía de Madrid solicitaba penas de entre 22 y cinco años de prisión para los siete acusados.

Las víctimas fueron citadas el 6 de marzo por unos empresarios argentinos en La Moraleja. Allí les amordazaron y les introdujeron en un vehículo, donde les trasladaron a Vigo. Los captores reclamaron por ellos once millones de euros. Liberaron al director general a los días, mientras que Aguirre estuvo retenido hasta 15 días después, siendo liberado en Portugal.

SECUESTRO

Según el fallo, José Carlos S.S. urdió un plan para el que se concertó con el resto de los procesados a raíz de ciertas disputas comerciales con José Joaquín Aguirre Ormaechea, saldadas con la presentación de una querella criminal de éste contra el acusado.

Así, durante los días 14, 19, 25 y 27 de febrero de 2008, una persona que dijo llamarse Eduardo Arauce, cuya existencia no ha sido acreditada, pero en todo caso actuando por encargo de José Carlos S.S., se puso en contacto telefónico con el hermano de José Joaquín con el pretexto de realizar juntos un negocio consistente en la importación de pescado desde Argentina.

Tras la llamada, se concertó una reunión de negocios, a la que acudieron el hermano de José Joaquín Aguirre Ormaechea, Pedro Aguirre, y un trabajador de su empresa, José María Navajas Gómez. Les esperaban en una plaza de la localidad madrileña de Alcobendas las procesadas Elsa María y María Manuela, quienes les pidieron que fueran, cada parte en su respectivo automóvil, hasta el hotel La Moraleja, donde presumiblemente iba a tener lugar el encuentro.

Sin embargo, fueron conducidos con engaños hasta un bungalow, donde les esperaban los también acusados Luis Manuel y José Paulo, que, cubiertos con pasamontañas, encañonaron con una pistola a las víctimas, inmovilizaron a José María y golpearon a Pedro Aguirre, que perdió el conocimiento.

A continuación les esposaron con cinta adhesiva, les vendaron los ojos, les taparon la boca y condujeron a cada uno a habitaciones distintas. Poco después, otro individuo que no ha sido identificado, le hizo a Pedro varias preguntas, diciéndole que le estaba mintiendo y que si decía la verdad todo se resolvería de inmediato.

Pedro le respondió que le dejase hacer una llamada para resolver la cuestión, pero le mandaron callar bajo la amenaza de golpearle con un bate de béisbol.

Ya entrada la noche, los procesados sacaron a las víctimas del bungaló y les introdujeron en un vehículo con dirección desconocida para ellos. Durante la marcha las víctimas estuvieron aterradas, pensando en todo momento que se trataba de un secuestro de la banda terrorista ETA. En un momento dado, aprovechando que cruzaban un peaje, Pedro Aguirre intentó salir del coche, pero fue reducido a golpes.

La caravana estaba integrada por tres vehículos. El primero de ellos actuaba a modo de 'lanzadera' para avisar de posibles controles policiales, después iba el automóvil propiedad de las víctimas, en el que iban conducidas, y por último el coche de Elsa María y María Manuela.

Con carácter previo, José Carlos S.S. había conseguido que le dejaran una casa de campo en la localidad coruñesa de Esteiro Barrio Portiño, y allí llegó la caravana de tres vehículos sobre las nueve de la mañana del 7 de marzo.

Cuando conducían a los retenidos al interior de la casa, Pedro Aguirre se levantó el pasamontañas, lo que le supuso un golpe en la boca del estómago y que les ataran de pies y manos a dos sillas. Pasado un tiempo llegó José Carlos S.S., quien les dijo que no volverían a ver la luz del sol, que estaban "en el puto infierno" y que a José María sólo le quedaba la posibilidad de ponerse en contacto con su hermano para que le quitara la querella que le había puesto. Además, debería darle once millones de euros.

Las víctimas permanecieron custodiadas en todo momento por Luis Manuel y José Paulo. Ni por un instante les quitaron las esposas ni las mordazas, tampoco les apartaron las vendas de los ojos. De continuo les insistían en que "se los iban a cargar" si no colaboraban, y que el asunto estaba feo porque no se solucionaba el tema del dinero. Las procesadas Elsa María y María Manuela compraban la comida y adquirieron las cadenas con que los ataron.

El 11 de marzo los acusados ponen en libertad a José María Navajas tras hacerse con los nombres y teléfonos de sus familiares, y le trasladan en coche a Vigo con la condición de que convenza a su mujer para que retire la denuncia por la desaparición de su esposo que había presentado días atrás. También le dicen que no puede comentar a nadie lo ocurrido y se quedan con su DNI y su carnet de conducir.

La noche del 13 de marzo los acusados deciden cambiar de escondite y se encaminan, también en caravana de automóviles, hasta la urbanización Aldeia Mourisca, en Manta Rota, Portugal. Allí permanecieron hasta el 18 de marzo.

La víctima siguió atada de pies y manos, sufrió un trato vejatorio y degradante, y golpes que, en al menos una ocasión, le produjeron un desmayo. En todo momento estuvo acompañado por Luis Manuel y José Paulo, quienes le suministraban los fármacos que les había facilitado José Carlos S.S. consistentes en tranquilizantes, vitaminas y un medicamento para ir al baño. Por la vivienda iban y venían José Carlos, Elsa María y María Manuela.

El 19 de marzo, Aguirre es trasladado, esta vez en un taxi, hasta los apartamentos Don Henrique, en la localidad de Montegordo, donde permaneció hasta que el 20 de marzo fue liberado por la Policía portuguesa, que actuaba en colaboración con el Grupo de Secuestros y Extorsiones de la Policía Nacional española.

Cuando las fuerzas del orden irrumpieron en la vivienda encontraron al secuestrado encadenado por el tobillo con una cadena de candado y con los ojos vendados. Todavía estaba afectado por un golpe en la nuca.

Luis Manuel y José Paulo fueron detenidos en ese instante, y se les intervino un bate de madera, una pistola de fogueo, un revólver de fogueo, pasamontañas, gorros, esposas, cadenas y un spray neutralizador. José Carlos, Elsa María y María Manuela fueron detenidos por la Policía portuguesa el 20 de marzo.