Concesiones en la sombra

Es innegable que el desarrollo de las infraestructuras viarias va parejo a la evolución industrial y económica de un país. Pero, ¿cuál es la mejor fórmula de construcción y gestión de éstas? ¿Quién debe financiar las obras y el mantenimiento de las vías?

Hablar de peaje es hablar de uno de los métodos de pago de autopista más impopulares del momento. Sin embargo, la Asociación de Sociedades Españolas de Autopistas, Túneles, Puentes y Vías de Peaje (Aseta) defiende el peaje directo (cuidado, esta asociación no está de acuerdo, en absoluto, con el peaje en sombra), basándose en la máxima: Las carreteras no son gratuitas: o se pagan con el dinero de los usuarios (peaje), o con el de los contribuyentes (impuesto). La Aseta tiene un decálogo en el que explica, argumentando con diversas razones, por qué este tipo de peaje es el más beneficioso. Aseta aboga por el peaje directo. Según la asociación, los usuarios que se benefician de una infraestructura son quienes tienen que pagarla. Por ejemplo, es justo, según Aseta, que los extranjeros que visitan nuestro país paguen por las vías de que disfrutan, tal y como ocurre cuando los españoles viajan a Europa: las cifras lo confirman. En Francia, un 73 por ciento de las autovías son de peaje y en Italia, un 87 por ciento. En España, haciendo cálculos, sólo un 24 por ciento de las autovías, no de la Red de Carreteras del Estado, son de peaje.

En la misma línea, se encuentra la Asociación Española de la Carretera (AEC). Aniceto Zaragoza, director general de esta entidad, afirma en una entrevista concedida a Autopista Online que “el peaje permite liberar recursos públicos que, en consecuencia, pueden ser destinados a cubrir otros tipos de necesidades". No obstante, Zaragoza también le encuentra algún que otro inconveniente a este sistema. Según sus propias palabras, existe el “riesgo de un escaso uso de la infraestructura, por el sobre coste que el peaje representa para el usuario, sobre quien ya recae una carga impositiva importante".

I. Las carreteras no son gratuitas: o se pagan con el dinero de los usuarios (peaje), o con el de los contribuyentes (impuestos).
II. El pago por el usuario es la fórmula más justa y eficaz para financiar infraestructuras viarias.
III. Los extranjeros que nos visitan, y no pagan impuestos en España, sólo contribuyen a la financiación de la infraestructura que usan, si ésta es de peaje.
IV. Las autopistas de peaje ofrecen grandes ventajas: servicio de calidad, seguridad, comodidad, ahorro de tiempo y de combustible, mantenimiento y conservación de la vía en perfecto estado, etc.
V. El peaje permite adelantar, de manera importante, la ejecución y, por lo tanto, la disponibilidad de vías de gran capacidad que contribuyan al desarrollo económico del país.
VI. El PIB de las regiones que cuentan con autopistas de peaje crece más que el de las que no tienen vías de gran capacidad.
VII. La financiación privada de infraestructuras (peaje) libera fondos públicos que pueden, y deben, ser utilizados para atender necesidades sociales prioritarias.
VIII. El Estado debe definir un modelo coherente de financiación de infraestructuras viarias, igual para todo el territorio español, que no cree confusión en la opinión pública.
IX. La coexistencia de autopistas de peaje con autovías libres no es un modelo coherente y no existe en ningún otro país.
IX. El peaje en sombra no es un peaje real. La infraestructura se paga con impuestos de todos los españoles.

Fuente: Aseta