Los coches de empresa, también en crisis

Las empresas españolas han aplicado un ‘duro recorte’ al coche como incentivo salarial, por los recortes en este ámbito que se han dado en el último año.

Madrid, La Rioja y Murcia, fuera del Plan 2000E
Madrid, La Rioja y Murcia, fuera del Plan 2000E

Esta es una de las conclusiones del Observador del Vehículo de Empresa que elabora anualmente la consultora Arval del Grupo BNP Paribas y que este año se ha confeccionado con 4.800 entrevistas a otros tantos gestores de flotas de empresas de catorce países de Europa, entre ellos España. Ese ‘duro recorte’ en el recurso del coche como incentivo ha supuesto que en la actualidad en España sólo un 2 por ciento de las empresas lo usen como retribución a sus empleados, frente al 8 por ciento del año pasado.

La necesidad de aplicar esta medida se ha concentrado sobre todo en las pequeñas y medianas empresas, por la necesidad de mantener sus cuentas de resultados. No obstante, entre las grandes corporaciones se ha dado el fenómeno inverso y la utilización de los vehículos como retribución, se ha incrementado, precisamente, como compensación a los recortes salariales que se han aplicado, por lo que entre los altos directivos se mantiene un alto índice del uso del vehículo de representación.

Vincent Ripaud, director de este informe, ha explicado en rueda de prensa que es difícil establecer contrastes entre estas prácticas empresariales y las que llevan a cabo las Administraciones Públicas con las flotas para sus cargos.

‘Las Administraciones Públicas –ha dicho Ripaud- parten de parámetros y de gestión de contabilidad diferentes, pero se detecta un retraso en la modernización de las flotas; si algo captamos es una multiplicación de las empresas que ofrecen servicios a este cliente y alguna administración ha llegado a crear su propia empresa de gestión. De cualquier forma, van a un ritmo lento en una gestión más óptima de sus flotas de vehículos’.

El recorte de costes empresariales se aplica también a la gestión de las propias flotas y, de este modo, un 48 por ciento de las compañías españolas consultadas ha recortado sus inversiones en la compra y en el mantenimiento de sus flotas de vehículos.

Un 82 por ciento de las empresas se atribuye en exclusiva la decisión sobre los vehículos que deben conformar su flota, mientras que sólo un 11 por ciento otorga a los empleados una libre capacidad de decisión sobre el coche que quiere usar y un 6 por ciento ofrece alternativas sobre una relación de modelos prefijada. Es también alto, un 47 por ciento, el registro de empresas que han aplicado recortes para reducir el gasto de carburante, mientras que un 25 por ciento ha optado por renegociar costes con proveedores y un porcentaje similar reducir el tamaño de la flota.

El ahorro en carburante ha tenido una incidencia importante en una mayor concienciación por los vehículos llamados limpios y en este campo, un 12 por ciento de empresas dicen contar en sus flotas con vehículos de características y sólo un 2 por ciento se inclinan por híbridos o eléctricos.

Estos últimos despiertan muchas reticencias por el precio elevado (68 por ciento), la autonomía limitada (63 por ciento) y la escasa infraestructura de recarga (59 por ciento), si bien un 21 por ciento de las empresas afirma que en el plazo de tres años puede contar en su flota con algún coche eléctrico. Las formas de gestión de flotas choca entre las pymes y las grandes corporaciones, pues las primeras se decantan por las fórmulas de leasing (alquiler con opción a compra), frente a las segundas que prefieren el renting (alquiler a largo plazo con servicios de mantenimiento anexos) .

En ambos casos, el informe apunta a una buena previsión de futuro de estas dos modalidades de gestión, aunque puntualiza que los periodos mensuales de uso se han incrementado notablemente en el último año y, si bien, pueden bajar, no lo harán a los niveles de año anteriores.