El Coche Fantástico y otros clásicos

¿Cuál es el coche más mítico de todos los tiempos que ha salido en televisión? KITT, sin duda. Pero no es el único, el Ferrari Testarossa de Miami Vice, la furgoneta del Equipo A, el Batmóvil de los años 60… Es el turno de los clásicos y sus curiosidades.

El Coche Fantástico y otros clásicos
El Coche Fantástico y otros clásicos

Después de hablar de los coches de las series de televisión actuales, no podemos dejar de lado a las más míticas. Porque es imposible olvidar a KITT, a la furgoneta negra y roja del Equipo A o el Ferrari Testarossa blanco de Sonny Crockett en Miami Vice. Con ellos hemos crecido y nos sorprendemos dejando el canal cuando los pillamos en una reposición. Dan igual los deficientes efectos especiales o los guiones manidos y poco elaborados. Siempre estarán en nuestro corazón.

Un superdeportivo negro que habla, conduce solo, tiene sentimientos y es capaz de volar por los aires. ¿Acaso hay algo mejor? KITT, conocido como ‘el coche fantástico’ en España o Knight Rider en EE.UU. era el coche con el que soñábamos todos de niños.

A pesar de que actualmente es uno de los automóviles más míticos de la historia del automóvil, capaz de subastarse por cientos de miles de dólares, el Pontiac Firebird Trans AM, con un motor V8 de 310 CV y fabricado entre 1973 y 1076, no tuvo mucho éxito. Sólo en producción durante tres años, la industria norteamericana lo desechó a finales de los 70 por ‘antiguo’. Ya en la década de los ‘80, Glen A. Larson lo escogió para convertirlo en KITT y General Motors donó un total de cuatro unidades del Firebird Trans AM. Lo demás es historia.

Negra, con una franja roja e indestructible. Así era la furgoneta en la que Hannibal, Fénix, Murdoc y MA Baracus se corrían sus aventuras. A prueba de bombas, disparos y choques, esta serie de los años 80 hizo famosa la GMC Vandura G-1500 de 1983. Y la inmortalizó de por vida. La elección de esta furgoneta por parte de los productores no fue casualidad, contaba con algunos elementos Premium, como su techo solar. Además, daba cabida a siete ocupantes y estaba propulsada por un motor V8 de 5,7 litros y 150 CV.

También es de obligada mención el espectacular Chevrolet Corvette C4 de 1984 propiedad del dandi de la serie: Fénix. El más ligón de los cuatro simpáticos mercenarios guardaba esta maravilla en su garaje, un deportivo que en lo que a diseño se refiere, parecía avanzado a su tiempo y que, curiosamente, también tenía un motor V8 de 5,7 litros aunque de 205 CV.

Si bien ha sido el Ferrari Testarossa blanco de Sonny Crockett el que ha pasado a la historia, en la primera y segunda temporada este glamoroso policía conducía otro Ferrari: un Daytona Spyder 365 GTS de 1972 en color negro. O al menos eso parecía, porque en realidad se trataba de una réplica sobre un Corvette C3 de 1980, obra del especialista Beryl McBune. El éxito de la serie hizo famosa la falsificación y Enzo Ferrari denunció a McBune, por lo que este Daytona Spyder fue retirado de la serie. A cambio, el dueño de Ferrari donó a la serie dos unidades inéditas del Ferrari Testarossa (1986) que, a diferencia de las conocidas, iban pintadas en blanco. La idea fue del propio Enzo Ferrari: el blanco iba mucho mejor para las escenas nocturnas que el negro. Acertó de pleno.

Maxwell Smart, ese James Bond a la americana, no podía conducir cualquier coche. Tenía que ser un automóvil deportivo, a la par de con clase. El Sunbeam Tiger Series I de 1965 reunía todas estas características. Descapotable y en un luminoso color rojo, la producción de este coche fue cancelada en 1967 cuando Chrysler absorbió a Rootes Group, el pequeño fabricante que hizo posible el Sunbeam Tiger. Con un motor, cómo no, de ocho cilindros en V, así como de 4,2 litros y 164 CV, esta maravilla era una joya en su tiempo. Y lo sigue siendo. Tan mítico era el coche de Maxwell que en el 'remake' de la serie en 2008, el film protagonizado por Steve Carell, fue utilizado de nuevo.

No estamos hablando del Batman de Tim Burton, ni tampoco del tanque de la saga Christopher Nolan. Antes de todo eso, hubo una serie en los años 70 con un Batman en mallas y con ‘barriguita’ al que acompañaba una montura tan mítica como espectacular. La historia del primer Batmóvil está llena de romanticismo.

Este modelo ‘tuneado’ para ser el coche del superhéroe de DC era en realidad un Lincoln Futura. Fue un prototipo diseñado por Bill Smith por encargo de Lincoln y Mercury. Con un aspecto de nave espacial, pasado por el estilo de los 60, se presentó en varias muestras automovilísticas sin tener el éxito esperado. Al final, esta única unidad estuvo apunto de acabar en un desguace pero el gran George Barris –conocido por diseñar el coche de los Cazafantasmas, el ya mencionado KITT o el Delorean de Regreso al Futuro- lo compró por dos duros y lo convirtió en el Batmóvil.

Aunque al mundo no le había gustado nada el diseño de Smith, a Barris le pareció perfecto: el 90 por ciento de los componentes del Futura se mantuvieron en el coche del Hombre Murciélago, al que se le sumó una mano de pintura y algunos detalles como las alas de murciélago en la zaga. Hoy en día, esta reliquia está valorada en dos millones de euros.

Terminamos con un clásico que, a diferencia del resto, ni es espectacular, ni es deportivo, ni es mucho menos potente: el coche de Mr. Bean. Este urbano de 1977 de absurdas dimensiones era un Mini MK IV Leyland 1000 fabricado por British Motor Holdings y se propulsaba por un motor casi de motocicleta: un 998 cc de cuatro cilindros y 39 CV. Teniendo en cuenta que su dueño era el tipo más cutre y agarrado de todo Reino Unido este Mini es, sin duda, el bien más preciado de Bean y como producto de lujo, bien puede compararse a tener a un Ferrari en su escala de valores materiales. Qué pena que no haya un capítulo en el que vemos a Mr. Bean comprándolo, aunque bueno, hemos visto a este gran personaje conduciéndolo sentado en un sofá en su techo con un cepillo y una fregona.
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