Claves para transportar la carga en el vehículo

La carga que precisan nuestras vacaciones siempre ha supuesto un engorro a la hora de viajar. Sin embargo, es mucho más sencillo de lo que parece: simplemente has de prever cuál es la mejor opción para tus necesidades. Te ayudamos a descubrirla y, además, te explicamos cómo colocar el equipaje en tu coche.

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El uso del remolque está mucho más generalizado en el resto de Europa que en España, a pesar de ser mucho mejor para la conducción que los portaequipajes de techo. Sus ventajas son indudables, aunque, a la hora de maniobrar, hemos de tener en cuenta ciertos factores.

Frente a lo que se tiende a pensar, no es tan engorroso optar por este medio de transporte para la carga. Lo primero es instalar una bola de enganche en caso de que, cosa habitual, nuestro coche no lo traiga de serie. La bola ha de instalarse en un taller o centro especializado para ofrecer total seguridad: las chapuzas no suelen ser proporcionales a la seguridad.

Respecto a la documentación, para conducir un remolque te sirve el permiso B, siempre y cuando el conjunto del vehículo no supere los 3.500 kilos. Si el tándem coche-remolque supera este límite, precisas obtener el permiso BTP. Los remolques ligeros, de menos de 750 kilos, pueden circular sin seguro, pero, si son pesados (superiores a 750 kilogramos), deben estar asegurados: normalmente este tipo de pólizas tiene una cuota de unos 50 euros al año.

La soltura que tengamos a la hora de conducir con un remolque es proporcional a la práctica que tengamos. Antes de hacer un viaje largo, has de practicar maniobras con el remolque, sobre todo al dirigirlo marcha atrás. El remolque suele recular y es mucho más difícil de encarrilar respecto a las caravanas: no olvides que al conducir marcha atrás rueda en sentido contrario al vehículo tractor.

Las frenadas serán mucho más largas al circular con remolque, alargándose unos 6,1 metros si vamos a 80 kilómetros por hora y cerca de 13 si circulamos a 120. Esto nos recuerda que debemos mantenernos dentro de los límites de velocidad para cada tipo de vía y en función del remolque que llevemos enganchado a nuestro vehículo.
En general, a la hora de frenar, debes hacer uso del cambio mucho más que en condiciones normales. Has de anticiparte en mayor medida al reducir de marcha en cualquier pendiente (los remolques ligeros no suelen tener freno de inercia, por lo que se hace más difícil esta maniobra). Así mismo, la recuperación y la aceleración son más lentas; aunque estos factores inciden menos respecto a la seguridad.

Adelantar también es más complicado, no sólo por el peso mayor que debe arrastrar nuestro vehículo, sino porque es mucho más largo. Los adelantamientos serán de mayor duración. Es muy importante tener presente en todo momento que nuestro vehículo tiene más longitud y debemos asegurarnos de que hemos sobrepasado totalmente al vehículo adelantado antes de cambiarnos nuevamente a nuestro carril.

Como no podía ser de otra manera, el principal enemigo de la carga, el viento, afecta mucho cuando llevamos remolque, principalmente si nuestro coche no es muy pesado. Es esencial que repartamos equilibradamente el peso en el remolque para reducir en lo posible el impacto del aire.

Si hemos optado por llevarnos la casa a cuestas, hemos de tener en cuenta una serie de puntos a la hora de realizar el viaje. Las caravanas suelen ser más anchas, más altas y de mayor longitud que el vehículo tractor. A pesar de ser más voluminosas que éste, se manejan mejor respecto a los remolques, ya que están dotadas de freno de inercia. La mayor anchura se calcula mejor que la altura (pon especial atención en pasos y aparcamientos techados). Respecto a la longitud, has de medirla adecuadamente, principalmente al realizar adelantamientos. La mayor envergadura implica que tripliquemos la cautela al adelantar, frenar, reducir marchas o esquivar un objeto respecto a un remolque.

Lo más peligroso para la caravana es, igualmente, el viento lateral. Por su fisonomía, ésta tenderá a hacer un movimiento pendular que afecta mucho al vehículo tractor, sobre todo si éste es ligero. Por este motivo, los coches ideales son los pesados, con tracción total y suspensión trasera nivelable. Además, es conveniente un motor de par alto y de bajo consumo: en definitiva, un todo terreno o todo camino turbodiésel. Con este tipo de vehículos, el viento, los baches y las irregularidades de la calzada son neutralizados en mayor medida. Además, para reducir esta oscilación, existen cabezales estabilizadores, muy recomendables cuanto más grande es la caravana. Su precio varía entre los 350 y los 500 euros.

La mayor dificultad que encuentra la caravana en la fisonomía de la calzada son las pendientes, sobre todo a la hora de subirlas. En esos momentos es cuando más notamos cuánto le pesa a nuestro coche la caravana. Generalmente, se debe cambiar de marcha con mayor asiduidad que cuando conducimos el coche sin ésta enganchada atrás: has de anticiparte a las necesidades del trazado y nunca dejar que el motor caiga de vueltas; es mejor cambiar a otra velocidad antes de que éste empiece a rugir demandando una marcha más.

Otro tema importante es la temperatura del motor, principalmente en la época estival. Algunos usuarios optan por instalar un segundo ventilador en el coche o un radiador más grande. Sin embargo, esta necesidad responde a casos extremos: si ves que el motor roza el indicador rojo de temperatura, lo más indicado es que detengas la marcha y esperes a que se enfríe.

Debes saber que puedes utilizar la caravana para transportar parte de la carga, pero ha de ponerse, igualmente, especial cuidado en el reparto de la misma. Lo ideal es ubicarla como si de una balanza se tratara: el mayor peso debe ir sobre el eje, el resto de la carga en la parte trasera y delantera de forma equitativa, pudiendo ser un poco mayor en la parte delantera y nunca en la trasera.

Os damos algunos consejos del funcionamiento de la caravana (enganche, inicio de la marcha y llegada):

1. Engrasa bien el cabezal de enganche y, en caso de que tu caravana sea antigua, realiza la misma operación en los bujes de las ruedas.

2. Comprueba que el freno de mano funciona correctamente, así como los frenos de las ruedas.

3. Los pilotos de la caravana han de estar en estado óptimo, verifícalos y lleva un juego de recambios siempre.

4. El estado de los neumáticos es esencial: busca grietas, deformaciones y comprueba la presión (siempre mantén los niveles indicados por el fabricante).

5. Las patas estabilizadoras pueden estar sucias de tu anterior salida: limpia la tierra y la grasa. Después, engrásalas nuevamente.

6. Para engancharla, quita el freno de mano de la caravana y retira las patas estabilizadoras antes de unir el enganche con la bola de tu vehículo. Una vez nivelada respecto a tu coche, pon el cable de seguridad y no olvides conectar el enchufe de luces.

7. Al llegar, una vez suelta, has de poner nuevamente el freno de mano con delicadeza, desconectar el cable de seguridad y el eléctrico y bajar las patas para estabilizarla. Sólo queda disfrutar de nuestras vacaciones.