Los conflictos laborales y sociales atenazan a China

China afronta una desaceleración económica a partir de 2012, junto con un aumento de los conflictos laborales y sociales que ponen en peligro la estabilidad de la segunda economía mundial, en cuyas reservas confía Occidente para superar la crisis.

Según la organización China Labour Bulletin, que estudia los conflictos laborales en el país asiático, el centro manufacturero de China, situado en el delta del Río Perla (provincia de Cantón, sur), registra unas 10.000 disputas laborales al año.

La mayoría de ellas se deben a impago de salarios, despidos y otros motivos que de momento sólo se han aireado en la prensa china en factorías de capital extranjero, como las registradas contra Toyota, Honda y Foxxcom en 2010, señala su director, Han Dongfang.

La mayoría de estos problemas se resolvieron con un aumento salarial, una de las razones que Pekín aduce para la desaceleración económica prevista para 2012, cuando por primera vez en una década la locomotora china empezará a crecer a menos de dos dígitos.

Geoffey Crothall, director de comunicaciones de la ONG China Labour Bulletin, con sede en Hong Kong, señaló a Efe que Pekín no ofrece estadísticas oficiales ni creíbles sobre el número de huelgas que ha registrado China e los últimos meses.

'Sin embargo, las evidencias anecdóticas claramente sugieren un incremento de ambas, tanto de huelgas como de protestas relacionadas con los retrasos en el pago de salarios', explica Crothall.

La novedad de las protestas que se registran en los últimos años es que han sido organizadas por los propios trabajadores, y no por los sindicatos 'oficiales'; además, tienen lugar en un mayor número de empresas, tanto de capital nacional como foráneo.

Los protagonistas de estas protestas son los 200 millones de emigrantes que abandonaron su precario trabajo de campesinos en las áreas pobres del oeste y centro de China para trabajar en las boyantes manufacturas del este del país, donde se concentra el sector de la exportación.

Estas huelgas, agrega Crothall, son un síntoma de los problemas internos de la sociedad y la economía chinas en cuanto a la distribución de la riqueza y la democracia y responsabilidad de los mandos en el lugar de trabajo.

Aunque esta fuente no cree que el incremento de huelgas suponga una amenaza para la economía china, Jack Jinliang Li, el director del máster de Economía de la Universidad de Qinghua, cuna de los líderes chinos, opina lo contrario.

'Creo que el incremento de las huelgas laborales va a suponer un problema para China en los próximos años', dijo Li durante una conferencia dedicada a analizar el actual plan quinquenal del Gobierno chino, que abarca desde 2011 hasta 2015.

Li puso como ejemplo las huelgas de Honda y Toyota, pero indicó que el incremento del coste de mano de obra y de las materias primas ha dejado el margen de beneficio de las manufacturas chinas en un escaso 1 por ciento.

Además, las protestas masivas (de más de cien personas) en protesta por conflictos laborales y de otra naturaleza, como las expropiaciones de tierras que afectaron a 50 millones de campesinos en la última década y por injusticias derivadas de la corrupción de los funcionarios locales van en aumento.

Según datos de académicos, las protestas se han disparado hasta las 100.000 anuales, cuando hace un lustro eran menos de la mitad, mientras que algunas fuentes indican hasta una cifra de 180.000.

En los últimos meses, Cantón (Guangdong), una provincia con una especial tradición revolucionaria, ha sido escenario de masivas protestas como las de Dongguang, por conflictos laborales, pero también en Wukan por problemas de tierras o esta semana en Haimen por la construcción de una hidroeléctrica.

En lo que los economistas están de acuerdo es que China ha superado su fase de crecimiento de alta velocidad y ahora tiene que solucionar problemas sociales como consecuencia de un desarrollo desigual.

Además de los conflictos laborales, Li indica riesgos en el sector de la inmobiliaria, ya que su precio es inasequible para la población, pero su deflación puede afectar gravemente al resto de la economía, y aboga por las soluciones que el ejecutivo de Hu Jintao y Wen Jiabao, a punto de finalizar su mandato, llevan anunciando desde 2003.

Entre ellas está un aumento del consumo doméstico mediante el incremento de los salarios y de la mejora de garantías sociales como los servicios médicos, las pensiones y la educación, sobre todo en las áreas rurales, las más vulnerables a la pobreza.

Marga Zambrana