China busca arte chino disperso en el mundo para abastecer su demanda interna

La principal casa de subastas china, Poly Auction, busca coleccionistas de arte chino en el mundo que quieran deshacerse de sus 'tesoros' para atender la demanda de su pujante mercado interno que en 2011 lideró el negocio mundial.

Con 11.500 millones de dólares (8.762 millones de euros) en ventas y 4.790 millones de dólares (3.649 millones de euros) recaudados en 1.668 subastas, la mayor parte de ellas efectuadas por Poly Auction, China se situó el pasado año a la cabeza del mercado mundial de arte.

'Buscamos coleccionistas que posean arte chino y que lo quieran vender. Tenemos una decena de oficinas en el mundo, y en Europa, en Londres y París', destacó a Efe el director ejecutivo Poly Auction, Zhao Xu, pintor e hijo del pintor Zhao Zhungwang, que la dirige desde su creación hace seis años.

Esa búsqueda también se centra en España, donde 'hay coleccionistas de generaciones' y los agentes de Poly Auction 'les contactan para la preselección y eventual subasta', añadió Zhao Xu.

Según Zhao, la crisis en la zona euro impulsa el sector con más coleccionistas que entran en él, ya sea para comprar o vender.

'El rápido crecimiento económico (de China) va paralelo al interés de los chinos ricos por hacerse con arte chino en todo tipo de materiales', dijo Zhao, pintor de éxito desde su adolescencia y quien situó su casa de subastas en el liderazgo del sector.

Insistió en que el mercado chino del arte es 'muy dinámico', como demuestra que en la subasta de junio han dispuesto una superficie de '20.000 metros cuadrados, el mayor espacio del mundo'.

'Hay coleccionistas que confían en nosotros, pues saben que en China se pueden pagar precios más elevados', añadió Zhao, quien citó el ejemplo de un empresario belga, de familia aristocrática, que por la crisis tuvo que subastar parte de su colección china y ganó 100 millones de euros.

Aunque las ventas más importantes efectuadas por 'Beijing Poly International Auction Company', especializada en arte chino moderno y contemporáneo, fueron colecciones imperiales chinas, incluidos sellos y pinturas personales del emperador, todo lo vinculado a la cultura china, como un automóvil Ferrari completamente lacado al estilo oriental, puede alcanzar precios millonarios.

También, según Zhao, otros objetos occidentales como los relojes de lujo contemporáneos se abren paso con fuerza.

En 2011, el autor individual más cotizado fue el chino Qi Baishi con su obra 'Águila sobre pino y pareado de cuatro caracteres', que alcanzó en una subasta 57,2 millones de dólares (43,6 millones de euros), según China.org.

'El rápido crecimiento económico de China va paralelo al (deseo) de ricos, que tras satisfacer necesidades de casas, automóviles y joyas, quieren coleccionar arte', añadió Zhao, que viaja con su equipo seis veces al año a EEUU y Europa.

La casa de subastas cuenta con apoyo oficial, acciones del Estado y cotiza en bolsa. Su directivo fue premiado en 2011 por la prensa china, mientras que la revista estadounidense 'Art Auction' le eligió la sexta persona más influyente del mundo artístico, en una lista de 100.

'Los chinos ricos quieren coleccionar arte chino', reitera Zhao que en su colección familiar cuenta con cinco pinturas de caballos del famoso artista Xu Beihong pintados en el siglo XX en India y que muestra orgulloso a Efe.

'La colección estaba en un museo en fase de renovación y nadie quería comprarlos. Yo los buscaba desde hace tiempo y ahora valen cinco millones de dólares', destacó.

Según Zhao, todo lo que es artístico chino tiene gran mercado en su país de origen, donde crece el número de coleccionistas.

'Nuestros clientes son principalmente de Pekín, centro de las transacciones, pero también del resto de China; Hong Kong, competidor por su historia, pero con un tercio del volumen, observa lo que hacemos', manifestó.

Zhao niega que el secretismo sea la norma en la compra y venta de arte pues 'algunos coleccionistas son felices de que se conozca lo que lograron y pagan impuestos por ello, aunque otros prefieren el anonimato'.

Paloma Caballero