Un año del carné por puntos

Desde la puesta en marcha del nuevo permiso de conducir el número de fallecidos en accidente de tráfico se ha reducido un 14,3 por ciento. Y, aunque con el paso de los meses ha perdido efectividad (el descenso en julio de 2006 fue del 20 por ciento), el resultado es positivo. Sin embargo, este carné por puntos tiene todavía muchas asignaturas pendientes.

Un año del carné por puntos
Un año del carné por puntos

El RACC proponía durante su balance del primer año del carné por puntos una figura única de la autoridad o de coordinación. El RACC cree necesario y urgente que haya un instrumento de coordinación de la seguridad vial en España que, a modo de autoridad única, sirva para coordinar todas las actuaciones de los distintos ministerios afectados: Interior, Fomento, Sanidad, Justicia, Educación, etc. Esta necesidad afecta a las comunidades autónomas donde las competencias de tráfico están transferidas, es decir, Cataluña y País Vasco. Asimismo, se debe insistir en la necesidad de mejorar la coordinación con los Ayuntamientos. Y si de ministerios y medidas hablamos, no hay que olvidar a los ya desgraciadamente famosos puntos negros o tramos de concentraciones de accidentes. ¿Cuándo acabarán con ellos? El director del RACE, Ignacio Díez-Pinés, aseguraba que «las administraciones saben dónde están y no hacen nada». La DGT, de hecho, ya ha colgado en su página web la ubicación de estos tramos peligrosos. Díez-Pinés cree que debería existir ya una iniciativa legislativa que obligara a eliminar los puntos negros. Nos referimos a la reforma del Código Penal. El Congreso de los Diputados dio luz verde al inicio de la tramitación parlamentaria de la reforma del Código Penal para endurecer las penas por delitos relacionados con la seguridad vial. Esta reforma, que debería ser el último eslabón de la cadena de acciones antes mencionadas, tiene más <a href="http://motor.terra.es/motor/actualidad/articulo/conductorescodigopenal36964.htm"blank">detractores que simpatizantes. «Matar moscas a cañonazos», así lo define Díez-Pinés. En su opinión, debería ser el último de los recurso que se utilizara en las políticas preventivas, y «ser utilizado única y exclusivamente cuando el resto de acciones se hayan mostrado ineficaces». Por su parte, José Miguel Báez, presidente de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE), también cree que la reforma del Código Penal evita poner en marcha otras medidas más importantes.ENTÉRATE DE TODO SOBRE EL CARNÉ POR PUNTOS EN NUESTRO ESPECIALQue la letra con sangre entra… sí, pero hasta cierto punto. Durante los primeros meses de entrada en vigor del permiso por puntos (julio y agosto de 2006), la media de descenso de la siniestralidad se situó en torno al 20 por ciento, cifra que de forma constante comienza a descender hasta alcanzar un 13 por ciento en junio de 2007. Es decir, que, tras el temor inicial a lo desconocido, poco a poco, el carné por puntos ha ido perdiendo efectividad y, lo que es más peligroso, credibilidad entre los conductores españoles. El carné por puntos, que nació, entre otras cosas, con el fin de castigar la reincidencia, necesita de otras muchas actuaciones y medidas de apoyo para que realmente funcione. Y, de momento, lo único que ha hecho el Gobierno ha sido inundar las carreteras de radares para reducir la media de la velocidad de los conductores. Hasta finales de año tiene previsto aumentar el número de radares móviles hasta 300 y los fijos hasta 500. Sin embargo, para acabar con los conductores reincidentes, esta medida es inútil. Primero, porque en más del 80 por ciento de las multas de velocidad no se detiene al conductor, lo que impide en la práctica restar puntos; y segundo, porque la lentitud en la tramitación de las sanciones permite que sigan circulando con un saldo de cero puntos.Desde que entró en vigor el nuevo permiso de conducir, 280.000 conductores (el 1 por ciento del censo) han perdido 980.000 puntos. Junto a estas sanciones firmes, en estos momentos se están tramitando 640.000 denuncias que supondrían la pérdida de 2.075.000 puntos. Y precisamente, una de las asignaturas pendientes es esa lentitud en la tramitación de multas. Desde el Real Automóvil Club de España (RACE) y Real Automóvil Club de Cataluña (RACC), creen necesario poner en marcha las medidas oportunas para asegurar que la tramitación administrativa de las sanciones que suponen una pérdida de puntos se haga de forma más ágil y rápida. La credibilidad del permiso por puntos depende de que los conductores sancionados perciban su efectividad.Automovilistas Europeos Asociados (AEA) descubría hace unos días «un fallo informático que impedirá procesar la pérdida de puntos en cientos de miles de expedientes sancionadores tramitados por los distintos ayuntamientos españoles». Según AEA, el problema radica en que en el diseño del fichero de Tráfico no se ha contemplado la circunstancia de que miles de ayuntamientos, entre ellos algunos muy importantes y con un gran volumen de denuncias como el de Madrid o La Coruña, tienen ordenanzas de circulación propias y utilizan una nomenclatura diferente a la contemplada por Tráfico para describir la norma infringida por los conductores. Así pues, además de la lentitud propia del proceso sancionador, ahora a la DGT le crecen los enanos. Todos los agentes relacionados con Tráfico y Seguridad Vial coinciden en algo. Es imprescindible incrementar y mejorar el despliegue de la Guardia Civil de Tráfico y de las Policías Autonómicas responsables del tráfico para ayudar a aumentar la probabilidad de que las infracciones sean detectadas.

En este sentido, Victorino Mayoral, portavoz del PSOE de la Comisión no permanente sobre Seguridad Vial en el Congreso, apuntaba que «un pilar esencial de nuestro programa de cara a las próximas elecciones es el aumento del número de agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y la mejora de sus condiciones laborales. Somos conscientes de que la realidad del parque móvil no se corresponde a la cantidad de agentes que recorren nuestras carreteras actualmente».

El RACE, por su parte, aportaba el dato de que en la actualidad se dispone de prácticamente la misma plantilla de agentes que hace 30 años, mientras que el parque en estos mismos años ha pasado de 1 millón a 29 millones de vehículos. Sin un control real del tráfico, el permiso por puntos no tiene sentido y pierde eficacia.