Sale lo que entra. Por eso hubo que eliminar el plomo de la gasolina, por importante que fuera para poder aumentar la relación de compresión de los motores y así reducir sus consumos y aumentar el rendimiento. Luego se eliminó la menor traza de azufre del gasóleo. Por eso es también importante que, conforme van evolucionando las normativas anticontaminantes y, en consecuencia, los motores modifiquen su manera de funcionar, también evolucionen en la misma medida los carburantes que se emplean. Porque todo lo que metemos al motor, tiene que salir, transformado, modificado… pero sale.
Aire y combustible son los dos "alimentos" del motor. El fabricante del coche, del motor para ser más precisos, se tiene que encargar de que nunca le falten, en todo instante y a cada requerimiento del conductor. Al proveedor del combustible -en este caso de BP, a sus técnicos en Bochum- le corresponde que este hidrocarburo tenga todas las especificaciones legales que lo convierten en gasolina o gasóleo comerciales. ¿Solo legales? Depende.
Eso sería suficiente para un proveedor de combustible de marca blanca. Pero si alguien quiere presumir de que su combustible tiene propiedades especiales, más le vale que mejore el carburante "de corte", tal como sale del petróleo. Conseguir que, además de seguir rindiendo con el parque de coches ya existente, con los motores "de siempre", esté a la vanguardia de los motores más modernos, requiere aún más dedicación.
BP Active: un lustro de desarrollo
Desarrollar un carburante como BP Active nos dicen que ha llevado cinco años de estudio, de desarrollo y de pruebas. Rendir al máximo de las exigencias de un motor futuro, significa empezar a trabajar y desarrollar el combustible antes de que ese motor exista en la calle, en paralelo con el motorista. Pero antes de eso, los investigadores de BP tuvieron que mirar al futuro y determinar por adelantado cuáles serían las tecnologías imperantes en los años venideros. Ahora, cuando todos los fabricantes ya rediseñaron sus motores para cumplir Euro 6 (y normas venideras futuras) parece sencillo, pero "anticipar" que volverían a ser multitud los motores de gasolina con turbo, y que tendrían tres cilindros o "downsizing", estaba en las apuestas solo de verdaderos expertos, entre ellos los técnicos de BP.
Y si no sale, aún peor, porque los residuos que pueden resultar de la combustión, pueden parecer pequeños si miramos durante un instante, pero después de litros y litros de combustible quemado, se pueden acumular. Y no lo van a hacer en lugares previstos al efecto en el interior de los motores -porque no los hay- sino donde menos lo deseamos, siguiendo la ley de Murphy. Para eso están de nuevo los técnicos de BP en sus laboratorios de Bochum, en Alemania. Su misión es determinar cuáles serán los componentes más adecuados a añadir a una gasolina convencional, para conseguir unas cualidades que beneficien al motor y a sus clientes. No en vano, los ensayos "estándares" consisten en evaluar esas mezclas para que no mermen la potencia del motor por acumulación de "restos" sobre distintos elementos constituyentes del motor. El hecho de que estos depósitos puedan modificar la geometría interna de conductos, cámaras y orificios, además de bajar el rendimiento, puede perjudicar los consumos al modificar las formas optimizadas que se hizo en el diseño del motor.
El efecto "esponja" de los depósitos puede también llevar a que un motor responda peor, con retraso al pedal, tirones, etc. Esto es especialmente importante en los afinados motores de última generación, con inyectores de toberas a la milésima de milímetro, con minúsculas tolerancias. Los aditivos detergentes intentan evitar este defecto sutil, pero real. Por supuesto, características anticorrosivas, antiengomado, mejoradores de índices de cetano o de octano, antioxidantes, fluidificantes para el frío... son paquetes de aditivado corrientes.
En cuanto a los que componen la pócima secreta de BP, se cuidan mucho de contárnoslo. De hecho, no es algo fijo, sino que cambia al ritmo de la legislación, de las necesidades de un parque de coches cada vez más sofisticado en la búsqueda de eficiencia y baja emisión, también de las necesidades de los clientes y los fabricantes de motores. Y cada componente nuevo puede implicar cambios en otros, por sus posibles interacciones entre los 400 existentes. ¿Quién cree ahora que todos los carburantes son iguales?
¿Son todas las gasolinas iguales?
Un ejemplo de lo que se hace en el día a día del laboratorio de BP en Bochum lo quiso poner a prueba una conocida cadena de televisión alemana. Si presumen de que sus gasolinas son distintas a las demás, ¿serían capaces de distinguir cuál era la muestra de BP, entre varias tomada al azar de de distintas gasolinas repartidas por Alemania? Para cualquiera de nosotros, un mundo, si consideramos que en la formulación de una gasolina puede haber hasta 400 compuestos individuales. Pero para los responsables de mantener estable la calidad en BP, casi un paseo.
Largo paseo, porque las muestras pueden recorrer entre 25 y 100 metros a través de una torre de destilación que separa cada uno de sus compuestos según su punto de ebullición. El vapor de cada uno de ellos consigue alcanzar una altura antes de condensar y se mide la cantidad, se conoce el contenido de cada compuesto. ¿Fácil ahora, verdad? Es la base de funcionamiento de la cromatografía de gases, capaz de dar con la "huella dactilar" característica de cada carburante, por compleja que sea su mezcla. Por supuesto, para BP es un trámite comprobar si un combustible es suyo o no, incluso con procedimientos más sencillos: basta con comparar con la huella directamente o la presencia de algunos de sus componentes diferenciales.