Bosch presenta nuevas evoluciones del ABS

Hace un cuarto de siglo que Bosch, multinacional dedicada al desarrollo y fabricaciones de componentes automovilísticos, presentó su primer sistema antibloqueo de frenos (ABS). Desde ese momento hasta ahora ha llovido muchísimo, pero la compañía no deja de evolucionar.

Poca gente sabe que el ABS (sistema antibloqueo de frenada) es un invento del último cuarto de siglo, quizás porque su instalación en prácticamente todos los modelos de serie es reciente. Pues bien, el ABS se desarrolló en 1978 con un objetivo: conseguir que las ruedas no se bloquearan mientras se realizaba una operación de frenada fuerte. El fin era acortar las distancias de frenada en situaciones difíciles y disponer de dirección aunque las ruedas estuvieran bloqueadas.

Con el paso del tiempo, el sistema se ha ido perfeccionado y ha servido como base de complemento para otros dispositivos, como el control de estabilidad (ESP) o el control de tracción. Según datos de Bosch, en Europa un 90 por ciento de los vehículos ya disponen de ABS como elemento de serie y el ESP está cada vez más presente en la oferta de los fabricantes –casi en un porcentaje del 50 por ciento-.

Dentro de esa continua evolución de los sistemas del automóvil, encontramos la centralita Bosch KTS 520, 550 y 650. Esta centralita, junto al software ESI, conforman la base sobre la que se desarrollan los actuales sistemas antibloqueo de ruedas investigados por Bosch.

El sistema ESI(tronic) se apoya en diversas bases de datos que recopilan información de más de 42.000 vehículos. Esta información servirá para cotejar las condiciones del vehículo con las ideales de funcionamiento del mismo y así responder a las exigencias de cualquier tipo de conducción y situación. Otra parte de este complejo sistema, la denominada “ESI(tronic) C", recoge información acerca de los comportamientos específicos de las mecánicas Diesel y gasolina. Siglas inglesas correspondientes a Sistema Antibloqueo de Frenada (Antilock Braking System). Hace referencia a un conjunto de dispositivos electrohidráulicos que evitan que, en una frenada, alguna de las ruedas pueda llegar a bloquearse. Con esto, se consigue que los neumáticos delanteros puedan obedecer en todo momento a las acciones del volante, algo imposible cuando están bloqueados. El vehículo permanece estable y dirigible incluso si se realiza una frenada a tope sobre una calzada lisa. Sin que sea la razón de ser del sistema, en la mayoría de las frenadas de emergencia, un automóvil con ABS consigue distancias de parada más reducidas. En estas condiciones, se recomienda pisar a fondo el freno -no sólo hasta que el dispositivo comience a funcionar-, para que todas las ruedas extraigan el máximo de adherencia existente. Cuando un ABS actúa, el conductor percibe una pulsación tanto acústica como en el pedal de freno. En condiciones como arena o nieve, susceptibles de acumularse delante de un neumático bloqueado, la intervención del ABS no obtendría distancias de frenada menores, por lo que su utilidad en los todo terreno es, a veces, cuestionada. Su funcionamiento es similar en la mayoría de los vehículos: el sistema trabaja en coordinación con una centralita electrónica, que recibe información a través de unos sensores. Éstos miden la velocidad instantánea de cada rueda y, en caso de frenada, se calcula la deceleración de cada neumático para valorar su tendencia al bloqueo. Si éste llega a producirse, se pone en marcha un proceso que sólo dura unas décimas de segundo: la centralita, mediante un grupo de válvulas de control- reduce, en la medida que estima necesario, la presión del circuito de frenos correspondiente a las ruedas susceptibles de bloquearse. Una vez pasado el peligro, se restablece la presión original.