Bioetanol a examen: una alternativa de transición

El bioetanol ha encontrado numerosos enemigos en su corto periodo de vida. La necesidad de utilizar cereales como el trigo o la cebada para su fabricación está repercutiendo directamente en la producción de productos de primera necesidad. Diversos organismos denuncian el hecho y exigen nuevas fuentes energéticas, cuya fabricación implique menor impacto.

Bioetanol a examen: una alternativa de transición
Bioetanol a examen: una alternativa de transición

Ante el impacto que la producción de bioetanol está generando en el sector alimenticio, diversos organismos, como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) o los productores del sector primario, han denunciado los efectos derivados de la fabricación de este producto. Al hilo de estas denuncias, la directora de la Oficina Española del Cambio Climático, María Teresa Ribera, solicita limitar la fabricación de este combustible, al que denomina como “una alternativa de transición hasta que se resuelva el problema de movilidad con otras fuentes energéticas".

El bioetanol, sustitutivo de la gasolina en la lucha de los fabricantes por reducir las emisiones de CO2 que producen el cambio climático, utiliza como materia prima diversos cereales, como el trigo, el maíz o la cebada.
La subvención que reciben los agricultores para fabricar bioetanol, está afectando a diversos sectores primarios. En un año, el precio de la cebada, el trigo y el maíz ha aumentado cerca del 40 por ciento. Esto repercute directamente en el precio de la carne, tanto de ave como de vacuno, y en el de sus productos derivados, puesto que la cebada y el trigo representan la principal fuente alimenticia del sector ganadero y apícola. Como consecuencia de la diversificación en la producción de estos cereales, les cuesta más caro a estos sectores obtenerlos. Esto ha influido directamente en los precios de sus productos. Un ejemplo de ello, lo encontramos en el sector avícola: los costes de producción de huevos han subido un 20 por ciento en 2007. Por su parte, el sector ganadero afirma que se ha visto obligado a subir, igualmente, el precio de la carne para hacer rentable la salida de sus productos.

Pero los más afectados por la carencia de cereales son los harineros y panaderos. En sólo un año, el pan ha subido un 6,1 por ciento y se prevé que siga aumentando. La producción de biocombustible ha supuesto un boom en la actualidad, ante el peligroso deterioro de nuestra atmósfera, pero el “remedio" está afectando notablemente a productos de necesidad básica como los alimentos.

La producción de bioetanol, amparada por la Ley de Hidrocarburos, prevé un incremento en su fabricación de un 50 por ciento en diez años. Por ello, las previsiones apuntan a que un 32 por ciento de la producción de cultivo de cereal se destine a la producción de éste.

Ante esta situación, María Teresa Ribera exige mucha cautela en la producción del biocombustible: “esta energía debe ser utilizada hasta un determinado porcentaje, teniendo siempre en cuenta la sostenibilidad de la materia prima que se use para su generación". Para ello, Rivera propone que el Ministerio de Industria fije un porcentaje de mezcla mínimo que garantice menores emisiones y, a su vez, se reduzca el impacto en otros sectores de primera necesidad. Por supuesto, expone que no se debe dejar de lado las investigaciones que permitan dar con nuevas fórmulas energéticas que precisen materias primas menos demandadas.