Teníamos ganas de probar un ‘motocarro’ de toda la vida. Ahora se llama de otra manera, Piaggio Ape Calessino 200, pero es prácticamente igual. Pero nadie lo había probado en un circuito y nosotros íbamos a hacerlo. Llama la atención que el motor del Ape Calessino 200 apenas suena, se queda el ralentí muy bajo y hay que subir una palanca bajo la columna de la dirección que hace la función del starter, porque si no tiende a calarse ya que su motor va provisto de carburador. La verdad es que no parece que está arrancado y eso que llevamos el monocilíndrico de cuatro tiempos fabricado por Piaggio en el tren posterior y el habitáculo no está muy insonorizado que se diga.
Pero no hemos comentado lo más importante de este Piaggio Ape Calessino: tiene tres ruedas, una delante y dos detrás. El motor y el cambio propulsan las ruedas posteriores y la delantera se encarga de la dirección. Por ello contamos en el habitáculo con un manillar que ofrece en el puño izquierdo el cambio con la maneta del embrague.
El Calessino, capaz de llevar casi el doble de su peso (de 360 kg en orden de marcha puede llegar a pesar 610 kg con carga). Porque, lo que sí es verdad, es que este triciclo saca mucho provecho de los 10,2 CV de su monocilíndrico de 200 cc. Por ello su relación peso/potencia es de 36,3 kg/CV. Así que nos enfundamos el mono y el casco, como si fuéramos a probar el mejor de los deportivos, y nos pusimos manos a la obra. La seguridad es lo primero y en ese descapotable se va muy expuesto. Solo un cinturón de banda para la cadera te sujeta al asiento, mientras que las barras laterales no ejercen de arco antivuelco.
Nos lanzamos a tumba abierta en nuestra salida lanzada y la primera «ese» que nos encontramos y que normalmente da mucho miedo con cualquier coche, pues comprobamos que con el Ape Calessino es a fondo, o sea a unos 60 km/h, y el chasis ni se inmuta. Lleva una suspensión trasera con unos brazos con elementos elásticos de goma y unos amortiguadores simples. Eso provoca que rebote mucho con cualquier bache pero para ese trazado no hay problemas. La entrada al curvón se hace sin frenar y se hace a fondo toda ella. En esa parte se comprueba la aceleración lateral que en este caso apenas pasa de los 0,5 g con un agarre muy limitado de sus neumáticos de 8 pulgadas de diámetro, cuando un buen deportivo suele alcanzar los 1,2 g. Y aprovechando la bajada a la salida podemos ver que la aguja del velocímetro alcanza la cifra de los 80 km/h que es el límite de nuestro único marcador (junto al de reserva de carburante). La realidad es que hemos llegado a alcanzar los 65 km/h reales antes de la frenada más brusca del circuito. Es incómoda la maniobra de pisar el pedal del freno porque hay que levantar el pie del suelo perdiendo apoyo y sujeción (el asiento y el cinturón no sujetan nada claro está), pero luego se puede dosificar y el bloqueo del tren trasero es bastante controlable. Es mejor no ayudarse mucho con el cambio reduciendo marchas porque se pierde más tiempo ya que es bastante impreciso y si te equivocas en la reducción puedes bloquear en exceso las ruedas de atrás.
Al principio estaba un poco receloso con el comportamiento del coche, ya que la impresión es que vas a volcar en cualquier momento. Luego, según te acostumbras al peculiar comportamiento de un tres ruedas y al excesivo balanceo de la carrocería, pues ves que el límite está más alto. Pero aún así, la sensación en la pista es de ir muy lento, porque las rectas se te hacen eternas y, en cuanto hay una pequeña subida pues el motor no puede. Y es que una relación de peso/potencia de 36,3 kg/CV no es para pedir milagros.
Ape Calessino, un poco de historia
El primer Ape se construyó en 1948 y fue fruto de la crisis de la postguerra. Hacían falta vehículos de carga para impulsar la reconstrucción de la economía italiana y el diseñador de la Vespa, Corradino D'Ascanio, se le ocurrió la idea de montar un eje de dos ruedas detrás para poder montar una plataforma de carga. Enrico Piagio, el hijo del fundador, le entusiasmó la idea y desde entonces no se ha dejado de fabricar. Desde el principio se le conoció como motocarro y poco a poco se fue «sofisticando» su estructura y diseño. Por ejemplo se le añadió una cabina para el conductor, se montó un eje trasero más sofisticado o se añadieron asientos para llevar pasajeros y sirviera de taxi.
Ape Calessino 200. Sus principales datos
Precio: 6.500 euros
Motor: Trasero inclinado 45º hacia atrás de 1 cilindro y de 4 tiempos. 197 cc. Alimentación: Gasolina con carburador. Distribución: 2 válvulas de admisión y una de escape. Potencia máxima: 10,2 CV a 4.750 rpm. Par máximo: 1,7 mkg a 3.000 rpm.
Transmisión: Propulsión trasera con cambio manual de 4 marchas.
Chasis: monocasco de chapa. Bastidor: Suspensión delantera de bieleta con muelle helicoidal y amortiguador; trasera de trapecios con elemento elástico de goma y amortiguador. Dirección: Directa por pivote y manillar. Frenos: Tambor de 170 mm Ø delante y detrás. Neumáticos: 4.80/4.00-8 70N. Presión de neumáticos: 2,2 bar.
Dimensiones: Largo/ancho/alto: 2.700/1.300/1.820 mm. Batalla: 1.920 mm. Vías: --/1.140 mm. Peso: 360 kg. . Relación peso/potencia: 36,3 kg/CV. Depósito de combustible: 10,5 l
Prestaciones
Velocidad máxima: 55 km/h.
Consumo: 3 litros/100 km