Albert Llovera, gigante

Pocos conocen la trayectoria completa de este antiguo esquiador olímpico, parapléjico tras un accidente en Sarajevo. Ortopeda e ingeniero gráfico, ha sido sub-campeón mundial de baloncesto, ha trabajado con la NASA y diseña dispositivos de adaptación a la conducción.

La pasión de Llovera por los coches comenzó cuando era pequeño. "Cuando tenía 14 años -recuerda-, mi primo y yo fabricamos un kart con tubos de calefacción y aprendí a conducir. Hicimos que el eje trasero fuera rígido y le pusimos un motor de una motocicleta Ossa, con 125 cm3. El morro llegaba a levantarse cuando acelerabas, era brutal... y peligroso, una vez me metí debajo del camión de la basura" (ríe). El Fiat Punto que conduce Albert actualmente cuenta con muchos más dispositivos de seguridad ("es uno de los aspectos que más cuido en un vehículo", afirma), aunque también tiene muchas peculiaridades: palancas, aros y botones por todas partes, que suplen los pedales del acelerador, freno y embrague de un coche normal. "El volante tiene adosados un aro delantero y otro trasero. Con el primero acelero y utilizo el segundo para frenar. Además, cuento con ayudas suplementarias para detener el coche. Con la mano derecha puedo accionar otro freno, que empleo para hacer ‘pie izquierdo’ (los pilotos suelen frenar con este pie, sin dejar de acelerar, cuando quieren colocar el coche al entrar en una curva)", explica. "Guido Simplex realizó 50 réplicas del dispositivo que llevo en el Mundial y las vendieron antes de que salieran al mercado, ni siquiera llegaron a España, se comercializaron todas en Italia", comenta el andorrano."El embrague es similar al de una moto, es como una maneta. Su accionamiento es algo complicado, sobre todo a la hora de arrancar el coche: si estoy en una subida y tengo que sujetar a la vez el freno, es probable que el coche se cale. Pero me encanta inventar y ya estoy buscando soluciones", apunta.

Aquí no acaban las "rarezas" del Fiat Punto de Llovera, que cuenta con un asiento especial. "En Sparco me tratan de maravilla y ellos me han hecho un baquet a medida, que me sujeta la espalda más que uno normal y lleva algunas soluciones extra de seguridad, con el fin de proteger mejor la cabeza. Tuvimos que pedir permiso a la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) para realizarlo, ya que es de carbono y, en teoría, este material está prohibido: es más ligero y resta peso al coche. Sin embargo, los delegados de la entidad tuvieron en cuenta que los mandos de adaptación suponen 72 kg de más en mi coche", afirma Albert.

A pesar de ese lastre, Llovera ha conseguido la 16ª plaza en el Rally Sanremo (que se celebró la semana pasada) y ya está preparándose para disputar la última prueba del Campeonato Mundial Junior, que finalizará en noviembre. El año que viene puede que tengamos la suerte de verlo en las carreteras españolas, disputando el certamen nacional de la especialidad y demostrando hasta dónde se puede llegar con la suficiente fuerza de voluntad.

Aunque el kart de fabricación casera con el que Albert se inició en la conducción ya ha quedado atrás, el andorrano ha seguido "inventando" dispositivos que podían mejorar su actuación al volante. "Siempre estoy en contacto con Guido Simplex y, si quiero probar algún mecanismo que haya diseñado, primero lo costeo yo. Si la firma puede aplicarlo a los vehículos 'de calle', me compran el inventillo y lo producen en serie", explica. "Además, recibo muchos correos electrónicos en los que la gente me pide consejo sobre qué dispositivo adaptar a su coche. Yo siempre les pregunto qué tipo de lesión tienen, para ponerme en su lugar y así hacerme una idea de lo que necesitan", asegura.