Hay pocos pilotos que, con 35 años, cuenten con un afán de superación como el de Albert Llovera, un andorrano cuya trayectoria deportiva ha pasado por el esquí, el baloncesto, los circuitos, los rallies... Actualmente, disputa el Campeonato Mundial Junior con un Fiat Punto que tiene unos "kilos de más" respecto a los vehículos de sus rivales: "En la báscula, da casi el mismo peso que un WRC (World Rally Car, los automóviles que compiten en la máxima categoría de la especialidad)", asegura. Esta sobrecarga está provocada por los mandos adaptados a la conducción de Albert, que sólo emplea sus manos para pilotar. Un accidente en Sarajevo, mientras disputaba la Copa de Europa de Esquí, le ocasionó una paraplejia irreversible. El andorrano decidió entonces dedicarse a una de sus mayores aficiones, los coches, aunque su pasión por el deporte comienza mucho antes...
"En casa siempre he vivido rodeado de deportistas, mi padre fue portero con el F.C. Barcelona y mis hermanos -tengo tres- siempre han estado entre los mejores esquiadores de Andorra, pero yo, de pequeño, era más ‘futbolero’, prefería irme con mi padre", explica. "Empecé a despuntar en el esquí a los 12 ó 13 años y, cuando tenía 16, disputé la Copa del Mundo. Un año después, en 1984, fui el participante más joven de los XIV Juegos Olímpicos de Invierno de Sarajevo. En esa época subí como la espuma, en el equipo realizaban un trabajo estupendo, me preparaban para cuando tuviera 25 ó 26 años. A lo mejor tenía cualidades: No me ponía nervioso en las salidas y realicé marcas muy buenas. De todo esto me doy cuenta ahora, ojalá lo hubiera sabido entonces", asegura con una sonrisa.
En 1985, tras las olimpiadas en Sarajevo, Albert regresó a la ciudad Bosnia para participar en la Copa de Europa de Esquí. Cuando estaba disputando una de las pruebas, el andorrano chocó contra uno de los jueces de línea (que pesaba 110 kg) a más de 100 km/h. Se fracturó tres vértebras dorsales, quedando ligado, con 18 años, a una silla de ruedas. Pero el espíritu competitivo de Llovera le hizo afrontar su nueva situación como un reto más: "Me llevaron en un avión-ambulancia a Barcelona y allí empecé la rehabilitación, que para mí era como una carrera. Pensaba que no era suficiente con una hora y media al día", recuerda.
"Entonces, llegó un grupo de médicos españoles, miembros de la NASA (Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio, en sus siglas en inglés) y me dijeron que querían ensayar conmigo un nuevo método de recuperación. Lo consulté con mis padres y me fui a Londres. Estuve allí tres meses, en un hospital sólo para lesionados medulares que apareció tras la II Guerra Mundial. Se trata de un edificio sin escaleras, completamente adaptado a las sillas de ruedas, en el que puedes hacer de todo, hasta tiro con arco. Así te obligaban a espabilarte. Intenté correr en karts, pero no encontré cómo hacerlo", afirma Albert.
"Tras pasar otros dos o tres meses en Andorra, los médicos de la NASA me llevaron a Estados Unidos. Tuve mucha suerte al trabajar con ellos, pues me buscaron un equipo en el que jugar al baloncesto. Fuimos subcampeones de la Costa Este y, en las finales estadounidenses, llegamos al segundo escalón del podio. Los cuatro primeros clasificados viajamos a Canadá para disputar los mundiales de clubes y repetimos de nuevo el segundo puesto, ¡era subcampeón mundial de baloncesto! Tengo que reconocer que estaba en un equipo muy bueno", añade.
En 1989, cuatro años después del accidente que lo ligó a una silla de ruedas, Albert consiguió la licencia de piloto. Lo primero que hizo cuando la tuvo en sus manos fue comprar un Peugeot 205 para disputar esta copa monomarca de rallies, en la que logró el primer puesto. "Gané el Campeonato de Andorra en la última carrera y tan sólo por un punto. Nadie confiaba en mí, era como si dijeran: ‘bah, deja que lo intente’. Y yo pensé: ‘Lo voy a hacer de puta madre, se van a enterar’. Creo que eso fue lo que me dio alas", apunta Llovera. "Después, empecé a buscar dinero para competir en España; participé en el Campeonato Catalán de Rallies y en varias carreras del Nacional. Josep Bassas me presentó a Bernard Tramont (jefe de la división deportiva de Renault) y le dije: ‘quiero seguir en esta especialidad’. Sin embargo, él contestó que podía ayudarme más en los circuitos y pasé ocho años allí: primero en la Copa Clio, después en la ZX y luego en el Campeonato de Turismos, con el Xsara Kit-Car, que era espectacular..., pero yo les iba pidiendo un coche de rallies, porque estaba un poco harto de dar vueltas en los trazados. Me decían que, para mí, era más seguro y más fácil quedarme en los circuitos, donde podía ganar dinero y hacerme famoso. Sin embargo, a mí siempre me ha gustado que me pasen lista los buenos; quería ir a lo difícil", asegura.
Nombre: Albert Llovera Massana
Fecha de nacimiento: 11/09/66
Fecha de inicio en la competición: Finales de 1989
Primer coche: Peugeot 205 Rally ("Me enseñó un montón, recuerda).
Primera victoria: Rally Gironella Caserres, 1989. 1º clasificado en su categoría.
Última victoria: Campeonato de Cataluña de Turismos (Montmeló), 2000.
Última carrera disputada: Rally Sanremo, 2002. 16ª plaza.
1989: Campeón de Andorra, Copa Peugeot.
1991: Subcampeón de Cataluña de velocidad
1995: Subcampeón memorial Betega. Salón Internacional de Bolonia (Italia).
1998: Campeón de Cataluña de velocidad, campeón de Andorra de turismos.
1999: Subcampeón de Cataluña de velocidad, subcampeón de España (Superprestigio Alcañiz).
2001: Séptimo en el Rally de Finlandia, 8ª en el Rally de Córcega (Campeonato Mundial Junior).