Ya son once los fallecidos en todo el mundo a causa del famoso airbag defectuoso de la marca japonesa Takata. La última víctima ha sido una joven estadounidense de 17 años, Huma Hanif, quien murió después de que el airbag Takata de su Honda Civic de 2002 explotara tras colisionar con otro vehículo en una autopista a las afueras de Houston (Texas).
Fue una pieza de metal que salió disparada del airbag lo que le causó la muerte a la joven, ya que del accidente debería haber salido “por su propio pie”, según informó la Oficina del Sheriff del condado de Fort Bend. Por eso, Takata ha sido declarada culpable de dicha muerte.
Honda, por su parte, aseguró que desde 2011 se habían comunicado en varias ocasiones con el propietario del vehículo accidentado en Texas (un familiar de Hanif), pero nunca reemplazó el airbag defectuoso. Honda anunció a finales de 2015 que dejaría de emplear los airbags de Takata, tras considerar que “manipuló datos” de sus dispositivos.
Airbag Takata: 33 millones de coche afectados
El caso de los airbag de Takata lleva coleando desde el pasado año. El fabricante japonés de componentes aceptó llamar a revisión a más de 33 millones de coches en Estados Unidos, al reconocer que los airbags que instaló son defectuosos y pueden provocar graves lesiones. Dichos airbags han sido instalados en 14 marcas distintas, la mayoría Honda y en Estados Unidos. Aunque los fabricantes han instado a los propietarios de los vehículos a cambiar de forma gratuita esos airbags, a día de hoy, poco más del 25 por ciento lo ha hecho.
El motivo del mal funcionamiento del airbag de Takata aún no está claro al 100% pero las investigaciones de la Administración Nacional de Seguridad Vial (NHTSA) de Estados Unidos echan la culpa a la filtración de humedad que hace que el inflador del airbag se degrade. Y, aunque Honda ha sido el fabricante de coches más afectado, también se han visto afectados los coches fabricados en 2001 de las marcas BMW, Chrysler, Ford, Mazda, Mitsubishi, Nissan, Subaru, Toyota, y modelos de General Motors.
Por todo ello, Takata tiene que pagar 130 millones de dólares en penalizaciones diferidas y otros 70 millones de multa por el defecto de millones de airbag y la forma en que el fabricante japonés llamó a revisión las unidades afectadas.
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