ADN sobre ruedas

Un trozo de un faro, una rodada… A Tony Alexander King lo delataron sus coches. Al igual que el ADN, cada pieza de un vehículo dice mucho sobre su propietario. Hemos hablado con investigadores privados, guardias civiles, forenses, aseguradoras… Los CSI españoles nos han puesto sobre la pista.

ADN sobre ruedas
ADN sobre ruedas

La agrupación de la Guardia Civil de Tráfico es la encargada de investigar todos los accidentes de circulación que hayan ocurrido en las vías de uso público, excepto en el interior de los cascos urbanos (cuya vigilancia depende de la Policía Local). Son, por tanto, los mejores especialistas en “rastreos a pie de carretera". El capitán Mera, de dicha agrupación, nos ha instruido sobre cómo identificar un coche que se haya dado a la fuga. Lo primero es la recogida de todos los datos posibles: huellas de neumáticos, restos de pintura, faros, cristales… “Normalmente, los fabricantes no nos aportan muchas pistas, pero en los laboratorios nuestros criminalistas pueden determinar de qué coche se trata", nos aclara. Para ello, la experiencia es fundamental: cada caso analizado va engrosando su base de datos, donde figuran ya miles de componentes.

El número del bastidor es el elemento que identifica a cada vehículo, algo así como su partida de nacimiento. Por eso, es uno de los primeros elementos que se falsea cuando se roba un coche.
Por muy “finos" que sean los falsificadores, es fácil identificar a simple vista si los números han sido trucados. Se delatan cuando el modelo del vehículo no corresponde –según el bastidor- con el del año de fabricación del mismo o si la fecha de matrícula que lleva es anterior al modelo.
“En muchos casos, se comprueba si se ha levantado la pintura y se puede descubrir las variaciones", asegura el capitán Mera. En otras ocasiones, se deben emplear más a fondo: así ocurrió el pasado mes de mayo, cuando agentes del área de Delincuencia Económica del Cuerpo Nacional de Policía desarticularon una banda que robaba coches de lujo y empleaba tecnología láser para borrar y reconstruir los números del bastidor. En primer lugar, se investiga a los posibles testigos. Un estudio de la Universidad de Colorado ha descubierto que las personas a las que les gusta el motor identifican un coche con la misma parte del cerebro que utilizan para reconocer caras humanas. Sin embargo, no hay que ser tan optimistas: normalmente, aquellos que han presenciado un accidente dan datos bastante imprecisos y llenos de prejuicios. Comentarios como “cruzó la esquina sin mirar", “iba a 90 km/h", “circulaba muy pegado"… resultan muy frecuentes, a pesar de que estas informaciones no se pueden descubrir a simple vista. Incluso un detalle tan evidente como el color de un coche puede llevar a muchas contradiciones: en el caso de Tony Alexander King, la policía encontró testimonios que aseguraban que el Fiesta que poseía era blanco, mientras que otras personas lo describían como azul o gris. Al final, fue la información aportada por un desguace la que ayudó a esclarecer este punto. Los desguaces, nos apunta el capitán Mera, están obligados por ley a realizar una ficha descriptiva de los vehículos que tienen. Estos datos son controlados periódicamente por las autoridades. Las aseguradoras también se pueden convertir en ’’soplones’’. Para conocer qué vehículos circulan sin seguro, existe un fichero informático: el FIVA. El Consorcio de Compensación de Seguros recoge diariamente los datos de los vehículos asegurados por las distintas compañías. Las aseguradoras están obligadas por ley a facilitar la matrícula, marca y modelo del automóvil y la fecha de inicio y fin de vigencia y el tipo de contrato que tienen suscritos. Esta información se compara con la que logra la Dirección General de Tráfico cuando matricula un coche (nos referimos a las especificaciones técnicas del vehículo, así como el DNI y el NIF de su titular). Se cruzan los datos y –“Oh, la là!"- ya conocemos qué coches “no están limpios". Pero, si con todo esto no es suficiente, todavía alguien más nos puede echar una mano: son los simuladores y reconstructores informáticos de accidentes de tráfico.