Cuando un organizador, por ejemplo el de Austin, que prácticamente no cuenta con ayudas del estado de Texas, organiza una carrera de F1, está asumiendo un riesgo enorme y el beneficio, si es que algo queda, es mínimo, por ello hay que admirar a gente como esta, que hasta la aparición del G.P. de México contaban con una gran parte de público latino, algo que se torció con la llegada del G.P. de México.
¿Quién se lleva la parte del “león" en un evento de esta magnitud? La respuesta está clara, el estado, la hacienda local y las empresas de servicios. El organizador ni tiene hoteles ni restaurantes ni gasolineras, y sin embargo es quien hace que todos esos gremios reciban una gran inyección de dinero, y la hacienda local recaudando en primer lugar impuestos de todo ello. Si los políticos no entienden que una carrera genera riqueza en el entorno, habría que explicárselo y llevarles a otros sitios para que se lo expliquen.
¿Por qué Azerbaiyán o Singapur tienen GP de F1? Porque sus dirigentes saben lo que eso genera, en el primer caso a nivel publicitario y de conocimiento de una nación, y en el segundo como imagen de un país en plena ebullición, rico y dando una imagen que genera interés por acudir allí. Ahora se une a ellos Vietnam, que quiere promocionar su país como destino turístico.
Abu Dhabi o Baréin en su momento, y todos los nuevos Grandes Premios, han estado sostenidos por quien se lleva los beneficios, que no es otro que el país o la región. La llegada de políticos que no entienden esto, hace que peligren carreras como la de México, que con la F1 ha alcanzado su máximo nivel de prestigio internacional como país capaz de organizar algo. Los miles de personas que van a México solo por la F1, nunca hubieran pisado ese país de no ser por el Gran Premio.
Todo el público extranjero que acude a Montmeló, más del 70%, viene de fuera, probablemente no vendría en estas fechas sino hay Gran Premio, y esa derrama de millones que se dejan, y de los cuales el Circuit no ve un euro, no llegaría ni a las empresas de servicios ni a la Generalitat.
Eso pasa con la F1, pero pasa con cualquier actividad que de por sí no sea rentable y que genere riqueza en el entorno. O tiene ayudas de quien se lleva el dinero, o se muere y empobrece a la región. Mientras quien tiene que verlo así siga ciego, mal asunto.