Análisis GP de China: la carrera perfecta de Alonso

La victoria de Fernando Alonso en el circuito de Shanghai sirvió para dos cosas: la primera, certificar que el Ferrari F138 ha nacido con buen pie; y la segunda, para enmendar en gran manera el abandono en el pasado GP de Malasia. Alonso y Ferrari lucharán por el Mundial.

Adrián Lois

Análisis GP de China: la carrera perfecta de Alonso
Análisis GP de China: la carrera perfecta de Alonso

Por fin pudimos ver un Gran Premio en condiciones normales, lejos de la lluvia y el mal tiempo de las dos primeras citas del año en Australia y Malasia. El circuito de Shanghai, uno de los trazados más técnicos del calendario, deparó una carrera de esas que llamamos ‘de piloto’. Sólo hay que ver el ‘top 5’ final: Alonso, Räikkönen y Hamilton en el podio, Vettel y Button justo detrás; es decir, los cinco campeones del mundo al frente.

 

Los neumáticos volvieron a marcar las estrategias en la carrera del GP de China. Y aquí, de nuevo, se volvió a confirmar al Ferrari, junto al Lotus, como uno de los monoplazas que mejor cuida las ‘inestables’ gomas Pirelli. La excelente carrera de Fernando Alonso le llevó a su primera victoria de la temporada, sin errores, gestionando con soltura la carrera y los neumáticos, y tomando los riesgos únicamente necesarios a la hora de adelantar a los pilotos más lentos cuando circulaba con tráfico (hasta nueve adelantamientos realizó). Se le pudo ver incluso sobrado, refrendado por el propio asturiano por radio cuando le pedían que no arriesgase más… ‘no estoy forzando’, decía a su ingeniero Andrea Stella.

 

Fernando Alonso es un piloto que en sus declaraciones atribuye parte del éxito o no éxito de una prueba a la suerte. Podrá ser cierto o no, pero la verdad es que si le oímos decir que si está confiado a realizar más carreras perfectas como ésta, la afición española puede estar también confiada en que luchará por el Mundial, aunque todavía estemos en la tercera prueba. Ni antes estaban tan mal, después del abandono en Sepang, ni ahora tan bien tras ganar en China. Prudencia.

 

Alonso, Kimi y Hamilton comenzaron la carrera con el neumático blando, mientras que Sebastian Vettel sacrificó la clasificación pensando en comenzar la carrera con el compuesto medio –el más duro en la cita china–, dejándose el neumático blando, que apenas duraba unas tres-cinco vueltas a pleno rendimiento, para el final de la carrera. Así lo hizo y tan sólo le bastó para ser cuarto, aunque de no haberse visto taponado por Nico Hulkenberg a comienzo de la carrera, también con el neumático medio pero con más velocidad punta que el Red Bull del alemán. Al final, se quedó a menos de un segundo de subirse al cajón y marcando la vuelta rápida de la carrera con un 1:36.808, tres segundos más rápidos que la mejor vuelta en la carrera del año pasado.

 

Los compañeros de Fernando Alonso en el podium fueron Kimi Räikkönen y Lewis Hamilton. El finlandés dio toda una lección de pilotaje, ya que a mitad de carrera se chocó con Sergio Pérez y dañó parte de su morro delantero. Por mucho menos, el Ferrari de Alonso le arruinó la carrera de Malasia, pero el Lotus aguantó y vio la bandera a cuadros en segunda posición. Segundo podium consecutivo para Hamilton y Mercedes, que contrasta con el abandono de su compañero Rosberg, ganador en China en 2012. Si el monoplaza alemán deja atrás los problemas de degradación que le crucificaban en carrera durante los últimos años, habrá que tener muy en cuenta a Lewis.

 

Y van 31… La victoria de Fernando Alonso en el GP de China supone la número 31 en su palmarés. El piloto español sigue agrandando su leyenda, empatando con este mismo registro al piloto inglés Nigel Mansell, campeón de F1 en 1992. Alonso ya sólo tiene por delante a auténticos mitos de este deporte: Ayrton Senna (41 victorias), Alain Prost (61 victorias) y a Michael Schumacher (91 victorias).
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