Predecir un atasco es relativamente sencillo. Gracias a los sistemas de conteo de vehículos de las infraestructuras, y teniendo en cuenta los patrones por día de la semana, hora o lugar, es fácil saber con antelación cuándo y dónde se va a producir un atasco de tráfico. Además, los sistemas GPS de los navegadores permiten saber con exactitud el tiempo que emplea un determinado número de conductores en realizar un recorrido y averiguar si existen o no retenciones. Teniendo en cuenta esto es evidente que disponer de información en tiempo real es clave para gestionar de forma óptima y eficiente el tráfico urbano.
La pregunta entonces es evidente, si se tiene la información en tiempo real, ¿por qué es tan complicado evitar los atascos? Una de las razones principales es que las carreteras tienen una determinada capacidad, capacidad que muchas veces se ve sobrepasada por el número de vehículos. Aunque no es la única. Obras, accidentes, averías… son otros de los motivos por los que se produce una retención.
Conductor informado, conductor que reacciona
Si el conductor tiene acceso a esta información, es evidente que va a buscar vías alternativas. Aquí es donde entran en juego las aplicaciones para móvil o tablet. Estas apps no sólo informan al usuario cuando se va a encontrar un atasco en el camino, sino que también le propone rutas alternativas. Otras, incluso, permiten que sea el propio usuario el que avise a otros conductores de una retención o incidente en la carretera. Los proveedores de servicios de navegación como TomTom también monitorizan el tráfico en tiempo real y ofrecen rutas alternativas a sus usuarios.
La Asociación Española de la Carretera nos apunta otra solución que aportan las nuevas tecnologías. Se trata de los aviones no tripulados o drones, que se están convirtiendo en un gran aliado en la gestión de carreteras. Equipados con una cámara y conectados a un Smartphone, se utilizan ya en la gestión del tráfico, pero también en la reconstrucción de accidentes, conservación de carreteras y topografía.
También las infraestructuras viarias pueden aportar su granito de arena a los problemas de congestión. Vías de alta ocupación, carriles reversibles, uso de arcenes o carriles bus-VAO han demostrado ser medidas muy eficientes para mejorar el tráfico en determinadas circunstancias, ya sea por horarios o movimientos en fechas especiales (vacaciones, puentes, días festivos…).
Comunicación más avanzada
El futuro más cercano nos brinda una de las mejores soluciones para decir adiós a los atascos. La comunicación entre vehículos y, a su vez, de los vehículos con las infraestructuras es la tecnología que más potencial tiene, no sólo para desatascar las carreteras, también para evitar accidentes. La comunicación entre vehículos permite el intercambio de información entre ellos, de manera que, si uno de ellos se encuentra con un atasco (o cualquier otra incidencia), puede avisar al resto de vehículos para que tomen una ruta alternativa. Al mismo tiempo, situando emisores en las infraestructuras, como en los semáforos, se pueden mejorar los flujos de tráfico, compartiendo esa información con los vehículos.
Aunque será la conducción autónoma la que nos librará de sufrir un atasco. Pero para esto queda todavía un largo camino por recorrer.
Peaje antiatascos
Una autopista en el estado norteamericano de Texas ha estrenado un sistema que permite cambiar el precio del peaje cada cinco minutos en función del tráfico y así evitar atascos. Los conductores que circulan por ella pueden elegir entre circular por unos carriles que son gratuitos o los de peaje, cuyo precio va a variar dependiendo de las condiciones de la vía. Estos precios se anuncian antes para que el conductor pueda decidir si continúa por los carriles gratuitos o, por el contrario, entra en la zona de peaje. En ésta, se garantiza una velocidad media de 80 km/h.