Citroën AX GTI: fotos, datos e historia del pequeño deportivo francés

El AX GTI fue uno de los Citroën de mayor talante deportivo de los años 90, distinguido por su agilidad en curva, ligereza y prestaciones elevadas. Y protagonista también las Copas de Promoción más nutridas, divertidas y peleadas en los circuitos. ¡Lo recordamos hoy!

Ignacio Sáenz de Cámara. Fotos: Classic Lane

Recordamos un pequeño clásico deportivo de los años 90, el Citroën AX GTI.
Recordamos un pequeño clásico deportivo de los años 90, el Citroën AX GTI.

En coincidencia con el lavado de cara aplicado en 1991 a los Citroën AX, la versión GTi aportó nuevos bríos a la gama. Sobre todo por las mejoras en el bastidor, gracias a un eje delantero rediseñado, frenos más potentes y ruedas de mayores dimensiones. Desde ese año, la obligación de que incorporasen catalizador los coches nuevos con motor de gasolina hizo que, además de emplear obligatoriamente gasolina sin plomo, todos ellos tuviesen que estar alimentados por un sistema de inyección. Ante esa situación, la mayoría de fabricantes aprovecharon para introducir dicho mecanismo de alimentación en sus motores, que aportaba asimismo una mezcla del aire con el combustible más precisa y eficiente. De ese modo, el Citroën AX GTi pasaba a convertirse en la variante superior de la serie, destronando a la versión GT de 85 CV con que compartía la planta motriz TU de 1.36l cc.

Echa un vistazo a la prueba de otro de los Citroën protagonistas de esta comparativa de clásicos, el Citroën Saxo VTS 16V.

El desarrollo del AX se inició en 1981, con el objetivo de suceder al mismo tiempo a los Visa, LNA y Axel. Entre las premisas básicas del nuevo polivalente figuraban una carrocería de mejor penetración aerodinámica, la reducción del peso y unos motores de mayor rendimiento, todo ello elaborado dentro del programa de investigación ECO 2000. No en vano, el resultado final presentado en 1986 logró sus propósitos, ya que las versiones con tapacubos planos obtenían un coeficiente Cx de 0,31 y el peso en vacío del modelo más básico se quedaba en sólo 640 kg. En cuanto a la mecánica, con los Citroën AX fueron primicia los motores TU, provistos de correa de distribución y cuya caja de cambios estaba separada del bloque motor.

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Citroën AX GTI.

Cinco años después de su salida al mercado, la gama AX era objeto de una puesta al día. Las modificaciones exteriores afectaban a la rejilla delantera, que perdía una lama, a unos parachoques más envolventes que incrementaban la longitud de la carrocería en 30 mm y a un alerón de nuevo diseño debajo de la luneta trasera. Igualmente, en el habitáculo destacaban los asientos de nueva arquitectura, los paneles y vestiduras de las puertas y un salpicadero de diseño parecido al de los Citroën ZX, dotado de unas esferas similares en la instrumentación. Completaban las novedades unos retrovisores exteriores regulables desde el interior, tapón de combustible con cerradura, cenicero en las plazas traseras y el aviso sonoro al dejarse las luces encendidas. En conjunto, una renovación acertada que mejoró claramente la insonorización, aunque al precio de incrementar el peso 35 kg.

Citroën AX GTi: la pimienta de esa renovación

Dentro de esta segunda serie, una de las novedades más interesantes radicaba en la versión GTi, que además del motor con la potencia máxima aumentada a 100 CV, recibía mejoras sustanciales. Para empezar, su equipo neumático estaba compuesto por unas llantas de aleación en medida 5,5 x 13, calzadas con neumáticos 185/60, y disponía de unos muelles y amortiguadores de mayor firmeza. Asimismo, tenía una barra estabilizadora delantera de 18 mm y otra trasera de 20 mm, sumadas a un tren delantero de nueva geometría y dotado de un trapecio inferior de acero forjado, que conseguían una mejor sujeción. Por si fuese poco, los discos delanteros de 247 mm eran ventilados, que ayudaban a lograr unas frenadas más potentes y eficaces.

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Citroën AX GTI.

El ejemplar concreto que aparece en estas páginas pertenece al piloto turolense José Luis Muniesa, que en 1993 se proclamó vencedor de la Copa AX y un año antes había terminado sexto. En 2010, los agradables recuerdos de aquellas carreras le llevaron a comprar este ejemplar. “Era uno de los tres que se matricularon en Teruel, estrenado por una señora y su segundo dueño le instaló un tubo de escape muy ruidoso. Cuando me crucé con él, vi que la pintura estaba deslucida y tenía varios roces, pero no dudé en hacerme con él y restaurarlo. Ya en 2013 lo tenía terminado y participé con él en una reunión en el Jarama, veinte años después de ganar la Copa”, nos comenta José Luis.

Todavía con el AX GTi en reposo, se impone un rodeo a su carrocería para contemplar sus diferencias externas con el resto de versiones. Junto a los faros antiniebla y los aletines en los cuatro pasos de rueda, nos fijamos en la franja lateral negra y su característica leyenda GTi, acompañada por debajo por unas taloneras de material plástico negro mate que resaltan su talante deportivo. Sin embargo, es en la zaga donde se ubica el accesorio más llamativo: un alerón que personaliza a este modelo, lo distingue claramente y con toda probabilidad ayude a que la zaga se quede más pegada al asfalto cuando se circula a velocidades elevadas.

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Citroën AX GTI.

Citroën AX GTI: desde el interior

Tras acceder al puesto de conducción del Citroën AX GTI, nos acomodamos en los asientos de aspecto y tapizado con estilo deportivo, que sujetan debidamente el tronco y los muslos. La visibilidad es convincente y en el tablero de instrumentación hay un velocímetro graduado hasta 220 km/h, un cuentavueltas cuya zona roja comienza a partir de las 6.500 rpm, aforador del nivel de gasolina en el depósito, termómetro del líquido refrigerante, reloj horario y nivel de aceite en el cárter. En el pomo de la palanca de cambios llama la atención el tono rojo del diagrama, mientras que el volante de tres brazos tiene un aro de tacto agradable, por mucho que esté elaborado en material plástico.

José Luis Muniesa activa el motor de arranque e iniciamos en Alcañiz el breve recorrido que nos lleva hasta Motorland Aragón, el complejo dedicado a las diferentes modalidades de competición. Durante el recorrido hacia los circuitos, en las zonas de pavimento irregular se nota que las suspensiones son tirando a duras, con un claro enfoque deportivo, en tanto que el motor aún frío hace gala de una buena respuesta a regímenes bajos y medios. Una vez llegados a la pista y por cortesía del circuito, reunimos los tres Citroën protagonistas de la comparativa del número 399 de la revista Motor Clásico, que pasan varios minutos al ralentí antes de rodar con sus dueños al volante, mientras Pacheco los fotografía desde diferentes ángulos y posiciones.

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Citroën AX GTI.

Citroën AX GTI: en circuito... y carretera

Tal y como muestran las imágenes de nuestra galería, el tren delantero apenas toma inclinación en las curvas tomadas a ritmo vivo, al mismo tiempo que el eje trasero se sujeta incluso más debido al grosor de su barra estabilizadora. De la misma manera, en la recta se nota el impulso del motor, cuya potencia sigue en aumento hasta casi rozar las 7.000 vueltas en tercera antes de engranar cuarta, en tanto que la relación más larga queda demasiado descolgada en el circuito. Sin embargo, en autopistas alemanas su desarrollo sería calificado como corto, ya que a 180 km/h reales el motor se ve obligado a girar en quinta algo por encima de las 6.000 rpm.

Otro apartado decisivo radica en la dirección, que no dispone de asistencia ni la necesita, debido al peso ligero de este modelo. Con sus 3,68 vueltas de volante entre ambos topes, resulta suave y rápida, un buena sintonía con una instalación de frenos que sobresale por su resistencia al calentamiento y tacto fácilmente modulable. Por otro lado, estamos ante una versión bien equipada en su época, debido a que incluía de serie cierre centralizado de puertas, elevalunas eléctricos, llantas de aleación y mando de apertura remota de las puertas, más las opciones a sobreprecio del aire acondicionado y del sistema ABS antibloqueo de frenos.

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Citroën AX GTI.

A su vez, este Citroën AX hace valer sus virtudes en carreteras sinuosas, donde el eje delantero manifiesta un comportamiento extraordinariamente ágil y el eje trasero se limita a seguir s estela. En este sentido y según su propio dueño, la ligereza del vehículo y su respuesta siempre noble se acentúan como sus mejores virtudes. En el lado opuesto de la balanza, la chapa delgada de la carrocería jugaba en contra en el caso de que se sufriese un choque fuerte, por mucho que la seguridad activa de esta variante hiciese escasamente probable que ocurriese un accidente.

En definitiva, una variante ciertamente atractiva, tanto por su motor alimentado por un sistema de inyección como por una presencia exterior decorada de serie con accesorios llamativos que la caracterizan. En cambio, sus bazas fundamentales radican en su equipo neumático y en el bastidor, destacando ante todo la geometría de suspensión del eje delantero, las barras estabilizadoras más gruesas y los discos delanteros ventilados. Gracias a dichos elementos, el AX GTi goza de un comportamiento bastante mejorado y facilita una conducción deliciosa.

 

Citroen AX GTI.

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