Panhard-Levassor X-19 10 CV de 1913

La marca decana de la automoción francesa evolucionaba a toda velocidad en sus primeras décadas de existencia. Después de haber visto otras de sus realizaciones pertenecientes a épocas anteriores y posteriores, ahora le toca el turno a esta gran novedad previa a la Primera Guerra Mundial.

Panhard-Levassor X-19 10 CV de 1913
Panhard-Levassor X-19 10 CV de 1913

Es posible que algunos de nuestros lectores más jóvenes y otros no tanto pasen rápidamente estas páginas. ¿Y a qué se puede deber? Pues a que este Panhard-Levassor es un automóvil tan antiguo que, para ellos, que nunca han tenido ocasión de rodar o conducir un vehículo parecido, despierta el mismo interés que un Bugatti a una pulga.Precisamente por esto, invitamos a nuestros lectores a aprovechar aquellas ocasiones que se les presenten de viajar en máquinas con tantos años entre sus ejes, pues descubrirán en los coches veteranos los hallazgos mecánicos más insospechados y, además, saborearán una forma de conducir bastante más placentera de lo que se imaginan. Mientras tanto, nos conformamos con dar a conocer los atractivos de este modelo, creado cuando la Belle Époque estaba a punto de concluir con el pistoletazo que mató en Sarajevo el 28 de junio de 1914 al archiduque Francisco Fernando, heredero del Imperio Austro-Húngaro, y a su esposa, desencadenándose la Primera Guerra Mundial.El ejemplar que tienen ante ustedes pertenece a Juan Ramón Aragonés, vecino de la ciudad tarraconense de Reus. Desde siempre gran aficionado al motociclismo deportivo, a finales de los años setenta participó en varias ediciones de las 24 Horas de Montjuïc a lomos de una Bultaco 250. En la actualidad posee varias motos clásicas, pero en su semblante se nota que este Panhard-Levassor es su vehículo más querido, tal vez porque sea el que más le ha obligado a esforzarse hasta conseguirlo.De hecho, todo lo relacionado con este coche de Juan Ramón siempre ha estado rodeado de un halo de aventura, incluso antes de adquirirlo hace algo más de dos años en el sur del Reino Unido. Pero eso es preferible que sea él mismo quien lo cuente: "Fuimos a Inglaterra con un grupo de amigos y estábamos en una típica granja, rodeada de prados verdes con vacas pastando. Había también una nave que estaba repleta de automóviles de distintas épocas. Íbamos mirando a fondo y examinando al detalle cada modelo, guiados por la propietaria de todos ellos, una señora muy amable de unos setenta años. De repente, alguien hizo notar la presencia de uno que estaba casi tapado y lleno de polvo, con las letras PL en su radiador, y me preguntó si sabía qué era aquello. Pasé rápidamente hacia el coche en cuestión, sorteando como pude otras reliquias, y ante mí apareció el Panhard-Levassor."Desde entonces hasta ahora, Juan Ramón ha tenido tiempo de sobra para limpiarlo a fondo, tramitar su matriculación como vehículo histórico, reparar la capota y lo más complicado: cambiar el disco de embrague, que se había estropeado por la inactividad, y para lo que tuvo que sacar el motor. Por suerte, este tipo de disco de fibra bañado en aceite es mucho más duradero que los de cono de cuero, los más habituales en esa época.