Hispano Suiza H6C

Entre las creaciones realizadas a partir del bastidor Hispano-Suiza H6C Bis, este elegante ejemplar carrozado por Hibbard & Darrin en 1928 para el importador estadounidense Clarke D. Pease destaca por sus múltiples personalidades. Es una inmensa limusina, pero el techo de falso cabriolet, los asientos de cuero en las cuatro plazas y sus dos ruedas de repuesto traseras le confieren un cierto aire deportivo.

Hispano Suiza H6C
Hispano Suiza H6C

Pocos serán los aficionados que, a lo largo de su vida, no hayan soñado alguna vez que descubrían en el lugar menos pensado un automóvil de gran categoría. Sin embargo, tan agradable experiencia se tornaba en amarga decepción cuando comenzaba a sonar el despertador. En cambio, el propietario de este Hispano- Suiza H6C Bis Hibbard & Darrin de 1928, que en su día fue estrenado por el importador de Hispano-Suiza en los Estados Unidos, Clarke D. Pease, debe sentirse hoy en día muy dichoso. No en vano, fueron muchos los años siguiendo la pista a este soberbio ejemplar hasta cerrar el trato, efectuar los trámites aduaneros, meter el Hispano en un contenedor, embarcarlo con destino a España y culminar con éxito una restauración tan trabajosa como bien documentada. Antes de seguir, es preciso un comentario sobre las dos placas de matrícula que se pueden contemplar en su frontal y en la zaga. Dado que se trata de un coche antiguo importado hace poco tiempo, su placa a efectos legales es la que comienza por la letra hache, que es la que ha sustituido a otra de Connecticut. La otra, la de San Sebastián, es meramente decorativa, a modo de homenaje a la ciudad próxima al circuito de Lasarte en el que los Hispano-Suiza 8 litros lograron un memorable triplete en 1923 a manos de Dubonnet, Garnier y Boyriven.Por lo que ha podido averiguar su actual dueño, el aficionado Jesús María Echeverría, el señor Pease utilizaba este automóvil para su uso personal y, de paso, promocionaba la marca en los campos de golf del Estado de Nueva York, aprovechando el cercano éxito de Hispano- Suiza en su duelo contra Stutz en Indianápolis y consiguiendo numerosos pedidos entre los acaudalados visitantes de dichas instalaciones deportivas. Varios años después, nuestro protagonista cambió de manos y a su siguiente propietario no se le ocurrió mejor idea que "modernizar" el Hispano-Suiza. Ni corto ni perezoso, abrió dos oquedades en las aletas delanteras e instaló en cada una de ellas una rueda de repuesto. El resultado estético era bastante dudoso, algo que desmerecía aún más al estar la pintura cuarteada por el sol y el salpicadero cortado para instalar a un sistema de calefacción.El caso es que este Hispano quedó arrumbado hacia 1941 en el garaje de un palacete del estado norteamericano de Connecticut, donde se conservó a cubierto con todas las piezas y las modificaciones ya comentadas. Así ha permanecido durante más de medio siglo hasta que hace cuatro años se hizo con él su actual dueño, quien lo trajo a España tal como estaba y lo sometió a una restauración tan rigurosa como pausada, cuya mayor particularidad es que no ha sido necesario abrir el motor. De hecho, cuando lo vimos por primera vez hace dos años aún le quedaban por terminar varias zonas de la carrocería. Su puesta de largo tuvo lugar en la primavera de 2003, con su participación en el Rallye Hispano-Suiza Barcelona-París, una prueba que a su dueño le supo a poco y que completó con un regreso por las costas de Normandía y Bretaña hasta realizar 3.400 km de recorrido.