Hispano 10 CV tipo 514

A comienzos de 1931, La Hispano de Guadalajara se preparaba para iniciar la fabricación de coches populares bajo licencia FIAT. Comenzaba así una etapa muy prometedora para la fábrica alcarreña, que había caído en manos de la célebre firma italiana. Pero la inesperada llegada de la república, con aires revolucionarios, alteraría todos aquellos planes.

Hispano 10 CV tipo 514
Hispano 10 CV tipo 514

En fin, con sus luces y sus sombras esa es la historia que enmarcó los orígenes de nuestro protagonista de hoy, el Hispano 514, también llamado Fiat-Hispania. No han sobrevivido muchos ejemplares (posiblemente, menos de una docena) y este es de los mejores respecto a su estado y originalidad. Ello es debido a los desvelos de su feliz propietario, Ángel Almacellas, conocido aficionado leridano que lo restauró con cariño y lo ha puesto amablemente a nuestra disposición. Lleva el número 5400045 de bastidor y el 1400045 de motor, lo que hace suponer que fue el cuadragésimo quinto ejemplar fabricado, ya que además su fecha de matriculación, 22 de septiembre de 1931, lo sitúa entre los primeros que se vendieron. Ya a priori salta a la vista la influencia estadounidense que primaba en la Fiat -y en toda Europa- durante aquellos años. A pesar de su moderado tamaño, el tipo 514 muestra una estética típicamente americana. Se trata de un diseño 36 37 muy funcional, realizado alrededor de cuatro pasajeros que pueden acomodarse con cierto confort, si bien las plazas delanteras resultarían algo escasas para personas con piernas largas. De todas maneras, debemos puntualizar que Turín construía una amplia gama de carrocerías sobre este modelo, descapotables y cerradas con dos o cuatro puertas, pero en Guadalajara tan sólo se realizó la versión sedan que luce nuestro coche.Si comparamos el Hispano 514 con su homólogo italiano, se aprecia de inmediato que son prácticamente idénticos, cosa por demás lógica. El español tan sólo puede distinguirse por su coraza del radiador «personalizada» (tiene un diferente diseño frontal que incluye una lama cromada en el centro) y también por los escudos o anagramas. El resto, hasta la máquina e incluso los mandos y la instrumentación, es exacto en ambos coches. Respecto a la parte mecánica, también responde al standard americano de autos populares, aunque a escala reducida. Un motor de hierro con bancada de tres apoyos, válvulas laterales y encendido por distribuidor, tan sencillo como eficaz, había reemplazado al que llevase su antecesor, el tipo 509, que tenía árbol de levas en cabeza e ignición por magneto; quizá una técnica demasiado sofisticada para un modesto utilitario, sobre todo en aquellos tiempos.

La verdad es que el cochecito funciona a las mil maravillas. Por supuesto, no alcanza velocidades de vértigo, ni se pretendía tal cosa de él, pero sus 28 caballitos, bien administrados por una caja de cambios de cuatro marchas, consiguen mantener sin fatiga un crucero de 70 km/hora aún a plena carga. Es más, la combinación de esas cuatro relaciones, que tienen un escalonamiento perfectamente estudiado, permite remontar las pendientes con pasmosa facilidad (¡había que verlo desenvolverse en las cuestas que suben al castillo de Lérida!). También la estabilidad, dentro de los límites que marca su reducida potencia, se puede decir que es buena, así como el confort de marcha, en virtud de una suspensión aceptable y escasos ruidos interiores. En resumen, si a estas cualidades unimos un precio aquilatado, tanto de adquisición como de mantenimiento, y mínimas posibilidades de avería debido a su sencillez mecánica (que además no requería grandes conocimientos ni herramienta especializada para su reparación), cabe pensar que el Hispano 514 tenía en su mano todas las bazas para conquistar el mercado español, sumamente necesitado de ese tipo de automóviles que facilitaban el trabajo cotidiano. ¡Lástima que llegara en circunstancias tan adversas!

En todo caso, debemos congratularnos de que haya sobrevivido un puñado de ejemplares como el que ilustra nuestro reportaje, pues hoy son parte de nuestro bagaje cultural y de nuestra historia. Testigos excepcionales de aquella época apasionante, oscura y turbulenta.