Alta Two Seater Sport

Escasos, rápidos y codiciados hoy por los coleccionistas, los Alta británicos gozaban antes de la II Guerra Mundial de una tecnología muy adelantada a su tiempo. Hoy son rara avis, piezas exclusivas de la historia del automovilismo deportivo.

Alta Two Seater Sport
Alta Two Seater Sport

Reconozco que el nombre Alta me sonaba muy de pasada. Recordaba haberlo visto escrito algunas veces en listas de participantes de carreras Vintage y lo asociaba a un monoplaza al estilo de los ERA británicos. Para mí era una marca minoritaria, como tantas otras que hubo en la Inglaterra de preguerra, y de escaso interés histórico.Me equivocaba. Basta con bucear un poco en su trayectoria para encontrar muchos puntos atractivos. Los coches creados por Geoffrey Taylor entre 1932 y 1940 eran verdaderos purasangre de competición. Se hicieron tan pocos (apenas 28 unidades) que la supervivencia de la marca hoy en día casi se ha visto amenazada, sobre todo por la diáspora a que se vieron sometidos después de la II Guerra Mundial, cuando perdieron competitividad en los circuitos británicos y viajaron a lugares tan distantes como EE.UU. o Australia. En la actualidad tan sólo se conservan nueve monoplazas y siete biplazas, de los que nada más que dos carecen de compresor, pieza esencial en la tecnología de Alta.El recuerdo de Alta vuelve a nuestra memoria gracias a que el coleccionista inglés John Ruston, que había acaparado los tres mejores Sport durante años, decidía venderlos el año pasado. Y uno de ellos, el único con el volante a la izquierda, venía a España a la selecta escudería de José Fernández, quien, inmediatamente, decidía alinearlo en el primer Le Mans Classic. No podíamos perder la ocasión de probar una pieza tan especial como desconocida para el aficionado español y demostrar, de paso, que no sólo existían Bentley, Aston Martin o MG en su época.Para ser un coche de competición pura, el Alta Sport Two Seater de preguerra tiene un aspecto bastante civilizado. Lo cierto es que, saliendo de los monoplazas, en su tiempo no había mucha diferencia entre correr y andar por la carretera. La aerodinámica se limitaba a perfilar las aletas, redondear la parte trasera de la carrocería y sustituir el parabrisas por pequeños cortavientos de aviación. Aunque también es cierto que esta unidad, numerada como 64S, iba destinada a un cliente deportivo alemán llamado Kitzernau, que lo solicitó con volante a la izquierda. Es el único Alta con esta disposición de la dirección. Librado en 1937 con un color verde indeterminado, prosiguió su historia en EE.UU., donde fue vendido en 1940 antes de que se declarase la guerra entre los dos países. Allí fue pintado en azul y languideció durante décadas hasta que el aficionado número uno de la marca, Mr. Ruston, lo añadiese a su colección hasta 2002, cuando fue subastado y vino a España.