El Mundial de Rallyes recuperó parte de la esencia de lo que pedían muchos aficionados, marcas y pilotos con la última generación de vehículos WRC, estrenados el pasado año 2017. Tras las cuatro temporadas de dominio de Volkswagen con el Polo, el Mundial dio un giro de tuerca con la llegada de unos vehículos con una imagen más agresiva, un kit aerodinámico más espectacular, más ligeros (1.190 kg) y mucho más potentes (380 CV).
Aquí se dieron cita los nuevos Hyundai i20 Coupé WRC, Toyota Yaris WRC, Ford Fiesta WRC y Citroën C3 WRC. Tras tres temporadas, la gran igualdad entre los cuatro coches ha sido evidente, gracias al buen hacer de cada uno de los equipos. Todos ellos se han llevado parte del “pastel": el equipo Ford M-Sport fue campeón de pilotos en 2017 y 2018 de la mano de Sébastien Ogier; Toyota, en su regreso al Mundial, se impuso con Ott Tänak el año pasado. El título de constructores ha estado repartido entre Ford M-Sport, Toyota e Hyundai.
Citroën ganó algún rallye puntual antes de que Ogier regresase al equipo en 2019, año en el que luchó por el campeonato de pilotos; sin embargo, el fichaje del francés por Toyota para este año empujó a Citroën a abandonar el Mundial tras la temporada pasada.
Y así, el WRC se quedó para el 2020 con los Hyundai i20 Coupé, Toyota Yaris y Ford Fiesta de la categoría máxima de los rallyes: Hyundai, dando continuidad al proyecto que arrancó en 2014; Toyota, triunfando tras su regreso al WRC tras 18 años de ausencia; y M-Sport, continuando con la gestión de los coches Ford en el Mundial y recuperando el apoyo completo de la marca en 2018. Próximamente, en 2022 (si no hay cambios), llegará una nueva generación de vehículos, ya con la hibridación entrando en escena, manteniendo de base los mismos motores, ahorrando costes y, posiblemente, pasando a tener chasis tubulares.
Así son los coches del WRC 2020
Los vehículos que disputan el Mundial de Rallyes este año son una extensión de los que se estrenaron en 2017. Desde ese año, los equipos han podido ir mejorando sus monturas, pero siempre respetando lo impuesto por el reglamento.
Este es muy estricto y no permite mucho margen de maniobra. Mecánicamente hablando, los motores son sobrealimentados de 1,6 litros de gasolina, alcanzando los 380 CV de potencia y 430 Nm de par. Respecto a la generación anterior, mientras que el par se mantuvo en niveles similares, se ha aumentado la potencia en 70 CV, gracias a que la brida restrictiva del turbo se ha abierto de los 33 a los 36 mm.
Los actuales WRC están asentados sobre las respectivas plataformas de los coches de calle. Sobre estos chasis aparecen unas carrocerías construidas para la ocasión, simulando la estética de los Hyundai i20, Toyota Yaris y Ford Fiesta que vemos en nuestras carreteras. El kit aerodinámico se traduce en una imagen más agresiva que estos, más ancha y con un alerón trasero voluminoso para ganar agarre al asfalto (o a las pistas de tierra). Obviamente, también con un equipo de suspensiones específicas del más alto nivel, sin duda uno de los apartados en los que los actuales WRC más han evolucionado respecto a generaciones anteriores.
Con un cambio secuencial de seis velocidades, con levas en el volante, diferenciales mecánicos en los ejes delantero y trasero, diferencial central activo y tracción total permanente, los actuales coches del Mundial de Rallyes son capaces de acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 4 segundos y superan los 200 km/h. Los neumáticos que calzan son de 18 pulgadas para los rallyes de asfalto y de 15 pulgadas para los de tierra. De la misma forma, los discos de freno son de 370 o 300 mm, respectivamente.
Los tres coches del WRC en 2020
El Hyundai i20 Coupé WRC, en detalle.
El Toyota Yaris WRC, en detalle.
El Ford Fiesta WRC, en detalle.
