1. Una marca con historia propia en la Fórmula 1
Si Ferrari, McLaren o Mercedes son nombres propios en los libros de historia de la Fórmula 1, Renault también lo es. Y se lo ha ganado a lo largo de los casi 40 años que lleva en la competición más exigente del mundo, ya sea como equipo propio o como suministrador de motores. Llegaron al Gran Circo al final de la campaña de 1977 rompiendo moldes, con la introducción de los motores turbo que hoy día son norma en el Mundial, y desde entonces han acumulado 557 Grandes Premios, con 12 títulos de constructores (2 con su propio equipo), 11 victorias en el campeonato de pilotos (las 2 con Alonso) y 168 victorias en carrera. Y cómo olvidarse de grandes nombres que han pasado por sus filas y que fueron grandes campeones: Michael Schumacher, siendo campeón con Benetton Renault en 1994 y 1995, Sebastian Vettel, marcando la era Red Bull-Renault entre 2010 y 2013, o Fernando Alonso, el único campeón con la marca del rombo como equipo en 2005 y 2006.
2. Motivos económicos
El propio CEO de Renault-Nissan, Carlos Ghosn, ha reconocido que no tenía sentido continuar sólo como suministrador de motores, algo que ha hecho en esta temporada 2015 con Red Bull y Toro Rosso, no precisamente con buenos resultados. Los ingresos que recibía la marca del rombo no eran suficientes para el fabricante francés, que ve en los derechos televisivos de la actual Fórmula 1 ‘más rentables’ que los que percibía antes de su última salida de la competición como equipo en 2011. Aun así, habrá que esperar hasta enero de 2016 para saber más detalles de la estrategia de Renault en la próxima temporada: objetivos, pilotos, socios,… De momento, los pilotos elegidos por Lotus eran el venezolano Pastor Maldonado y el británico Jolyon Palmer (campeón de la GP2 en 2014).
3. Cuestión de imagen
Según Carlos Ghosn, Renault sólo tenía dos opciones: ‘regresar al cien por cien a la Fórmula 1 o marcharse’. La confianza transmitida por los accionistas fue vital para el regreso de la marca francesa a la máxima competición automovilística. ‘Nuestra ambición es ganar’, dijo Ghosn, pero reconoció también que les llevará ‘unos tres años ser competitivos’. Su papel como suministrador de motores era escaso en términos de imagen; además, como decíamos, Renault es parte de la historia de la Fórmula 1 y ésta siempre ha formado parte de la identidad de la marca por todo el mundo. Por no hablar de la cobertura mediática que tiene la F1, presente cada vez más en mercados emergentes donde comercializar sus productos.
4. Transferencia tecnológica a los coches de calle
La actual Fórmula 1 está enfrascada en la era de los motores turbo y las unidades de potencia híbridas. No hay que olvidar que Renault, como fabricante de coches de calle, tiene una amplia gama de vehículos eléctricos: Renault Zoe, Twizy, Fluence Z.E. o Kangoo Z.E. ruedan por nuestras carreteras sin emitir ni un gramo de CO2 a la atmósfera. La tecnología desarrollada en la Fórmula 1 puede servir para transferir esa experiencia aprendida a sus coches de calle, tanto en eléctricos como en híbridos. Un ‘medio de acelerar el desarrollo y de estar al frente del progreso tecnológico del deporte’. La Fórmula 1 es un excelente escaparate tecnológico para una marca, y ahora Renault, con equipo propio, lo tendrá mucho más fácil para llegar a sus clientes.
5. Pelea también en los concesionarios
No hay que olvidar que en la Fórmula 1 no sólo compiten equipos privados. Fabricantes automovilísticos como Mercedes, Ferrari, Honda o Renault compiten en los concesionarios por vender más coches, pero también lo hacen en las pistas. Un motivo más para estar ahí en la lucha, aunque bien es cierto que la Fórmula 1 no es una competición tan cerrada en este sentido como lo pueda ser el Mundial de Resistencia (WEC), con Audi, Porsche y Toyota peleando en la máxima categoría LMP1, o por ejemplo el DTM, con BMW, Mercedes y Audi en liza.
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