El Mini All 4 Racing se mantiene como el modelo a batir, a pesar del acoso del Peugeot 2008 DKR en el presente Dakar 2016 y prueba de ello es que la evolución del coche no cesa. El equipo X-Raid, a pesar de su impresionante palmarés, sigue mejorándolo constantemente para mantenerlo en plena forma. Con motivo de unos test realizados en Dubai, Autopista.es tenía ocasión de probar el Mini All 4 Racing y realizar un buen número de kilómetros junto a Nani Roma, que estaba probando nuevas soluciones con vistas al Dakar, también diferentes tipos de neumáticos.
El Mini All 4 Racing impone cuando uno se sienta a los mandos, pero afortunadamente el coche transmite mucha confianza desde el principio. Tanto es así, que en la primera parte del recorrido, la más rápida, nos animábamos a rodar a un ritmo bastante elevado exprimiendo las ultimas marchas casi hasta el límite de vueltas. Aunque las suspensiones están limitadas por reglamento a tan sólo 250 mm, el coche se lo cree todo y era capaz de absorber la irregularidades del tortuoso camino con una facilidad asombrosa, si bien es verdad que va muy duro y seco, lo que a la larga castiga bastante el cuerpo de los pilotos. Como comentaba Roma, el Mini lo aguanta todo, el límite lo pone en las etapas más largas el estado físico de la tripulación. No ocurre lo mismo con los prototipos de dos ruedas motrices como el Peugeot 2008 DKR, que se les permite un recorrido de suspensión mucho mayor y son lógicamente mucho más confortables.
El Mini All 4 Racing se insinúa con facilidad del eje trasero al cortar gas o en los cambios de apoyo, pero sin resultar en absoluto nervioso. En terreno arenoso se puede rodar a un ritmo altísimo, la sensación es como de ir flotando, sus reacciones son muy vivas, pero el coche hace siempre lo que uno quiere, con un comportamiento sumamente intuitivo. Impresiona sobremanera el impresionante rendimiento que ofrece el motor seis cilindros de 3 litros turbodiésel. Desarrolla 320 CV, pero lo que más sorprende es la capacidad de empuje y rapidez de respuesta que ofrece; se declaran nada menos que 81,62 mkg a 2.100, pero prácticamente desde ralentí responde con gran contundencia. Cuando se rueda por arena suelta y especialmente en terreno de dunas, la extraordinaria capacidad de respuesta del motor facilita mucho la tarea del piloto; incluso en marchas largas, que son las que conviene usar para que las ruedas no escarben, el motor siempre está dispuesto a responder con gran contundencia.
El Mini All 4 Racing es capaz de trepar por dunas con la inclinación de una pared, ya que el evolucionado sistema de transmisiones permite una motricidad extraordinaria. No menos sorprendente la capacidad de tracción de los neumáticos en condiciones de utilización tan extremas.
En el Mini All 4 Racing el cambio secuencial de seis velocidades pone la guinda para aprovechar al máximo el potencial disponible. Cuenta con una primera muy corta para afrontar con facilidad los pasos más trialeros y el resto de las relaciones ofrecen un escalonamiento muy ajustado, con una sexta que limita la velocidad máxima a 190 km/h.
El Mini All 4 Racing es pesado (en torno a dos toneladas en orden de marcha) y muy voluminoso. Resulta no obstante muy manejable y la visibilidad es muy buena. La dirección es además rapidísima, si bien es verdad que el radio de giro está muy limitado para evitar que las transmisiones delanteras se fatiguen al dar gas con las rueda demasiado giradas.
En el Mini All 4 Racing de Nani Roma emplean habitualmente la técnica de frenar con el pie izquierdo para colocar el coche en los giros, con lo que no es de extrañar que los frenos tengan mucho trabajo, pero afortunadamente el equipo es muy potente y cuenta además con pinzas refrigeradas por agua. El tacto del pedal es además muy bueno, duro pero no en exceso, perfectamente dosificable y en los trazados más veloces sorprende la potencia del sistema. Resulta impresionante cómo se pueden apurar las frenadas en un terreno tan poco adherente.
Las posibilidades del Mini All 4 Racing son, sin embargo, mucho más elevadas de lo que podíamos imaginar como pudimos comprobar rodando en el asiento de la derecha con Nani Roma al volante. La experiencia resulta impresionante, el catalán tiene un nivel de pilotaje altísimo y la compenetración con la máquina es total. En las dunas Nani Roma intenta ir siempre por las crestas, dejando el coche caer hacia los lados si la cosa se complica demasiado, pero calculando siempre el ángulo de inclinación para no volcar. El ritmo rompe los esquemas a cualquiera, pero el plato fuerte llega cuando el piloto catalán decide atacar de frente una de las dunas. Tengo que reconocer que los músculos de mi cuerpo se pusieron más tensos que las cuerdas de una guitarra, temiéndome lo peor; para mi sorpresa y a pesar de volar muchos metros por encima del suelo, el aterrizaje resultó bastante más suave de lo previsto.
En el Mini All 4 Racing cuando se rueda a ritmo de carrera la violencia es extrema en el puesto del copiloto. El choche literalmente te machaca y encima hay que ir concentrado leyendo el road book y manejando los distintos aparatos de navegación. Desde luego, ser copiloto del Dakar, es una tarea mucho más difícil de lo que me podía imaginar.
El Mini All 4 Racing, con un recorrido de suspensión limitado por reglamento a 25 cm, no cabe duda que este año lo va a tener muy complicado para mantener su dominio en la especialidad frente a los nuevos Peugeot 2008 DKR que, con sólo dos ruedas motrices, pero con unos recorridos de suspensión mucho más amplios, están demostrando una gran eficacia. Si bien es verdad que las manos de Carlos Sainz y Sebastien Loeb también tienen mucho que decir en este sentido.
