Medio siglo después, Fiat nos vuelve a sorprender con un 124 Spider que, en esta ocasión, toma como base un hito como el Mazda MX-5. Estos dos biplaza deportivos comparten bastidor e interiores, pero el 124 monta un avanzado propulsor de 1,4 litros con distribución electrohidraúlica -Multiair- e inyección indirecta del grupo Fiat, con un nivel de potencia de 140 CV y turboalimentado. Dicha configuración es bien distinta a la del propulsor de Mazda, que se decanta por un motor de 1,5 litros e inyección directa atmosférico.
Ya tenemos en pruebas a este nuevo 124 Spider y la primera consecuencia de este cambio de motor frente al Mazda MX-5 es un aumento de consumo en el caso del Fiat, que no consigue bajar de una media de 6,47 l/100 km (el MX-5 consume medio litro menos), perjudicado especialmente por un consumo urbano de 7,75 l/100 km. La segunda diferencia que más llama la atención es la menor capacidad para girar a alto régimen, con un corte de inyección alrededor de 6.500 rpm, muy inferior al del modelo japonés.
Teniendo en cuenta todos estos datos, puede parecer que sea más interesante el Mazda MX-5, pero la realidad es que el motor de Fiat 124 Spider se muestra más lleno a cualquier régimen de giro gracias al turbocompresor, con un funcionamiento suave y más lineal. Otro punto a favor del Fiat 124 es su mayor capacidad prestacional, realizando cualquier adelantamiento sin necesidad de reducir dos marchas como requiere el MX-5. Sinceramente, me he llevado una grata sorpresa de la favorable evolución que ha experimentado la tecnología Multiar, ya que los primeros motores de gasolina de este tipo que probamos sobre un Alfa MiTo no ofrecían el rendimiento esperado.
Fiat 124 Spider: en zona de curvas
Pero si por algo resulta recomendable este Fiat 124 Spider es por la alta dosis de diversión que garantiza a poco que busquemos su límite, con un comportamiento claramente sobrevirador una vez que lo hayamos alcanzado. La agilidad que muestra en cambios de apoyo no se encuentra en otro tipo de deportivos más pesados, y es que sus 1.124 kg de peso permiten circular a buen ritmo sin que la trasera se desmadre en exceso aunque abusemos del acelerador.
En definitiva, el Fiat 124 Spider es un “juguete” para divertirse pero que a la vez permite movernos con un confort de suspensión razonable, encontrando su principal hándicap en el acceso al habitáculo, algo incómodo como ocurre en cualquier modelo que coloca sus asientos en una posición tan rebajada. Comparado con el Mazda, pierde algo de esencia por emplear una motorización turbo, pero gana en agrado de conducción.
