4x4

Ford Kuga

Esta es la frase que más hemos oído al paso del coche. Y es que el nuevo Ford Kuga no deja indiferente a nadie y casi todo el mundo se encuentra seducido por su imagen exterior. A ello se suma una buena realización interior, un comportamiento dinámico de primer orden y algún punto flojo. Pero es que no hemos dicho que sea perfecto.

Ford Kuga
Ford Kuga

En este primer lanzamiento del Kuga, sólo estará disponible el motor 2 litros TDCi de 138 CV ya conocido en el resto de los modelos de la marca. Más adelante se sumará a la gama el motor 2.5 turbo de 200 CV —gasolina— que estará disponible con caja de cambios manual o automática.

El motor 2.0 TDCI se muestra, independientemente de la carrocería con la que tenga que convivir, bastante voluntarioso, incluso contando con el hecho de tener que “tirar" de los más de 1.600 kg que pesa este modelo. A pesar de su buen quehacer, se nota una cierta falta de fuerza hasta pasar la barrera de las 1.800 rpm, lo que hace que en los ceda el paso, las rotondas o cualquier situación en la que requiera ir despacio pero que necesitemos tener una buena salida, sea más que recomendable meter primera para superar esta situación de forma rápida y segura.

Una vez superado este régimen, el motor responde a las mil maravillas; sube con rapidez hasta bien entrada la zona roja del cuentarrevoluciones —se enciende una luz roja en el cuadro de instrumentos que nos indica que cambiemos de marcha… ya— y mantiene bien la velocidad sin tener que recurrir mucho al cambio, incluso en largas subidas. La caja de cambios de seis velocidades nos permite viajar a velocidades legales en autopista/autovía con un régimen de 2.400/2.600 rpm con lo que se consiguen unos buenos consumos medios, aunque, eso sí, algo más altos que sus rivales más directos.

El Kuga nace con la vocación de cualquier todo-camino o SUV, esto es circular en un noventa y nueve por ciento de su vida por asfalto, y el restante uno por ciento pisar un poquito de tierra en algún camino forestal —en aquellas Comunidades que lo permitan— para hacer una excursión y comerse la tortilla disfrutando del campo. Por ello, todo su enfoque está destinado al asfalto, pero no por ello han renunciado en la marca a dotarlo de suficientes herramientas para cuando haya que abandonarlo y enfrentarse a la tierra o el barro.

El sistema de tracción, completamente automático, es un Haldex con un reparto de par en condiciones normales de un 90/10 por ciento —se comporta como un tracción delantera—, pudiendo llegar a un reparto del 50 por ciento a cada eje en caso necesario. Al margen de este aporte de seguridad que da el hecho de contar con tracción total, lo cierto es que el Kuga nace con un comportamiento dinámico de primer orden.

El bastidor y las suspensiones reciben modificaciones encaminadas a conservar el excelente compromiso entre eficacia y confort del que hacen gala los Focus, C-Max (de quienes recibe la plataforma). El Kuga se mueve por las carreteras con muchas curvas con una agilidad casi “impropia" de un modelo de este tamaño, peso y categoría. La dirección resulta muy precisa, el tren delantero guía de forma precisa las órdenes del volante y el tren trasero no tiene “ideas propias" y sigue al delantero en todo momento.

La marca indica que ha montado un nuevo sistema de válvulas en los amortiguadores delanteros y que los traseros son de mayor tamaño que los delanteros, un nuevo sistema de estabilizadora trasera, bujes y cojinetes de nuevo diseño y un buen número de elementos más diferentes a los que se aplican en el resto de sus modelos. El resultado es que el Kuga navega por las carreteras bacheadas con un destacado grado de confort para sus ocupantes; los baches los digiere con suma facilidad, los amortiguadores no hacen tope ni en los casos más extremos y sujetan la carrocería de forma extrema siempre de forma muy confortable. No lo vamos a negar, el Kuga nos ha gustado como coche para todos los días. Es confortable, se maneja bien por ciudad y en carretera ofrece unas buenas prestaciones y unos consumos razonables.

Genética Ford

En este primer lanzamiento del Kuga, sólo estará disponible el motor 2 litros TDCi de 138 CV ya conocido en el resto de los modelos de la marca. Más adelante se sumará a la gama el motor 2.5 turbo de 200 CV —gasolina— que estará disponible con caja de cambios manual o automática.

El motor 2.0 TDCI se muestra, independientemente de la carrocería con la que tenga que convivir, bastante voluntarioso, incluso contando con el hecho de tener que “tirar" de los más de 1.600 kg que pesa este modelo. A pesar de su buen quehacer, se nota una cierta falta de fuerza hasta pasar la barrera de las 1.800 rpm, lo que hace que en los ceda el paso, las rotondas o cualquier situación en la que requiera ir despacio pero que necesitemos tener una buena salida, sea más que recomendable meter primera para superar esta situación de forma rápida y segura.

Una vez superado este régimen, el motor responde a las mil maravillas; sube con rapidez hasta bien entrada la zona roja del cuentarrevoluciones —se enciende una luz roja en el cuadro de instrumentos que nos indica que cambiemos de marcha… ya— y mantiene bien la velocidad sin tener que recurrir mucho al cambio, incluso en largas subidas. La caja de cambios de seis velocidades nos permite viajar a velocidades legales en autopista/autovía con un régimen de 2.400/2.600 rpm con lo que se consiguen unos buenos consumos medios, aunque, eso sí, algo más altos que sus rivales más directos.

El Kuga nace con la vocación de cualquier todo-camino o SUV, esto es circular en un noventa y nueve por ciento de su vida por asfalto, y el restante uno por ciento pisar un poquito de tierra en algún camino forestal —en aquellas Comunidades que lo permitan— para hacer una excursión y comerse la tortilla disfrutando del campo. Por ello, todo su enfoque está destinado al asfalto, pero no por ello han renunciado en la marca a dotarlo de suficientes herramientas para cuando haya que abandonarlo y enfrentarse a la tierra o el barro.

El sistema de tracción, completamente automático, es un Haldex con un reparto de par en condiciones normales de un 90/10 por ciento —se comporta como un tracción delantera—, pudiendo llegar a un reparto del 50 por ciento a cada eje en caso necesario. Al margen de este aporte de seguridad que da el hecho de contar con tracción total, lo cierto es que el Kuga nace con un comportamiento dinámico de primer orden.

El bastidor y las suspensiones reciben modificaciones encaminadas a conservar el excelente compromiso entre eficacia y confort del que hacen gala los Focus, C-Max (de quienes recibe la plataforma). El Kuga se mueve por las carreteras con muchas curvas con una agilidad casi “impropia" de un modelo de este tamaño, peso y categoría. La dirección resulta muy precisa, el tren delantero guía de forma precisa las órdenes del volante y el tren trasero no tiene “ideas propias" y sigue al delantero en todo momento.

La marca indica que ha montado un nuevo sistema de válvulas en los amortiguadores delanteros y que los traseros son de mayor tamaño que los delanteros, un nuevo sistema de estabilizadora trasera, bujes y cojinetes de nuevo diseño y un buen número de elementos más diferentes a los que se aplican en el resto de sus modelos. El resultado es que el Kuga navega por las carreteras bacheadas con un destacado grado de confort para sus ocupantes; los baches los digiere con suma facilidad, los amortiguadores no hacen tope ni en los casos más extremos y sujetan la carrocería de forma extrema siempre de forma muy confortable. No lo vamos a negar, el Kuga nos ha gustado como coche para todos los días. Es confortable, se maneja bien por ciudad y en carretera ofrece unas buenas prestaciones y unos consumos razonables.

Genética Ford