4x4

Citroën C4 Aircross 1.8 HDi 2WD vs Nissan Qashqai 1.6 dCi 4x2

Tras la huella del éxito: todos siguen hoy al Nissan Qashqai. Fue en 2006 un «bombazo», y aceptó imitaciones: lejos de bajar el ritmo, sigue hoy intratable en ventas. ¿Hasta cuándo? El último órdago lo lanza Citroën con un C4 Aircross de la misma escuela: SUV compacto, atractivo, amplio y de gran respuesta. Nissan abrió el camino; Citroën quiere hoy coger la estela.

Citroën C4 Aircross 1.8 HDi 2WD vs Nissan Qashqai 1.6 dCi 4x2
Citroën C4 Aircross 1.8 HDi 2WD vs Nissan Qashqai 1.6 dCi 4x2

La conquista de Nissan es hoy incuestionable. En el segmento de los SUV compactos, su Nissan Qashqai triplica ya en ventas a sus perseguidores. Claro que sería también injusto no reconocer que, en realidad, el paso estaba allanado. Hasta 12 años antes, Toyota inventaban la categoría. Popularizó el todo camino recortado, práctico y con buen rendimiento en asfalto, pero, a pesar del gran resultado, su pionero RAV4 nunca compitió con los grandes superventas. Jugaba en otra liga. 

El Nissan Qashqai, sin embargo, pulió el concepto, rebajando algo la altura para lograr una apariencia más compacta y un diseño comúnmente alabado. El resultado no se hizo esperar: puesto de honor entre los 5 líderes totales del mercado y, si le sumamos la más reciente versión alargada Qashqai 2, sólo un Seat Ibiza vende hoy más en total.

Ante ese éxito imparable, ha llegado la reacción en cadena. VW Tiguan, Ford Kuga, Hyundai ix35, Kia Sportage… todos han nacido después, y ninguno ha podido con él. Y tampoco el Mitsubishi ASX que, fruto de la colaboración entre el fabricante japonés y Citroën, sirve hoy de base a un C4 Aircross que, aunque tarde, parece aún llegar a tiempo. Y es que, impulsado por ese éxito del Nissan Qashqai, el segmento de los SUV compactos es el único que aún crece: y al ritmo del 10 por ciento. Hora de que Citroën tome la alternativa. 

Palmo a palmo

El mensaje parece claro: para ganar al Qashqai… hay que parecerse al Qashqai. Porque, al margen de que Citroën dibuja una estética más atrevida y recargada, hay mucho en común: sus dimensiones externas son calcadas, tienen la misma arquitectura técnica, idéntico peso y reparto, desarrollos de cambio casi exactos (y más cortos de lo que hoy es norma) y hasta un equipamiento similar y muy completo. Pero también hay diferencias, y las buscamos. La primera, patente ya al sentarnos: en diseño interior, el Nissan Qashqai empieza a verse antiguo. Ante un Citroën C4 Aircross más moderno, pide renovación… y llegará en 2013. Claro que, a cambio, acabado y materiales son algo mejores en Nissan. 

Y es que el interior del C4 Aircross, más que Citroën, parece Mitsubishi. Mandos, consola, cambio… todo es común con el ASX y muy japonés, con ausencia de plásticos acolchados tan habituales en Europa. El Qashqai sí los ofrece, ya que, no olvidemos, fue el primer Nissan desarrollado por completo en nuestro continente. Ambos gustan por ergonomía y por una conducción muy natural, aunque Citroën impone algo más de habitabilidad. 

En este sentido, el marcaje de Citroën a Nissan ha sido total para mejorar todas las cotas… aunque sea por sólo un centímetro. Pero ahí está. Donde no ha podido sacar provecho el C4 Aircross en cambio es en maletero, hoy su talón de Aquiles. Porque, con 100 litros más de carga y formas más regulares, el Nissan Qashqai es al final más práctico en el uso familiar; aunque ninguno en este caso tenga guiño al monovolumen, vía que también han tocado con el tiempo el Honda CR-V o el VW Tiguan

Motores del siglo XXI

Mirada ahora a la mecánica. Como punto en común, ambos apuestan por modernísimas evoluciones turbodiésel; pero en poco más se parecen. Para este C4 Aircross, y debido al desarrollo japonés, Citroën sustituye su habitual 2.0 HDI por un 1.8 de 150 CV, en realidad el motor DI-D de Mitsubishi. Se trata del primer Diesel que combina turbo, inyección directa y control de alzada variable de válvulas, y cuenta con frenada regenerativa y Stop/Start. Teóricamente, una gran apuesta para frenar al también nuevo 1.6 dCi de 130 CV que estrena el Nissan Qashqai… y que proviene de Renault, por más que el Stop/Start sea desarrollo de Nissan. Éste tiene nueva válvula EGR, mínimas fricciones, un rediseñado turbo de baja inercia… y 20 CV menos que el C4 Aircross.

Y es que, aunque Nissan mantiene en su gama el anterior 2.0 dCi de 150 CV, sólo lo monta ya con tracción total, por lo que si en el Qashqai apostamos a versión 4x2 (más del 70% de sus ventas) nos tenemos que quedar con este 1.6 dCi. ¿Problema? Ninguno, porque de la teoría pasamos a la práctica y, definitivamente, Nissan consigue no sólo igualar, sino incluso superar, al más potente C4 Aircross en prestaciones. Y barriéndole además en consumos, recortándole hasta 1 l/100 km de media, es decir un gasto un 15 por ciento menor. Brillante el rendimiento del 1.6 dCi que, aunque de inicio tiene más vacío que el 1.8 HDi del C4 Aircross, es al final más convincente y refinado.

Gran respuesta

Motor, por tanto, no falta en ninguno de los dos, y tampoco buen dinamismo. Gustan los dos de conducir: el C4 Aircross, con una respuesta desconocida en Citroën, abandonando la habitual suavidad francesa por un tacto en general más firme, tanto de mandos como de amortiguación; principal causa de que contenga tan bien los movimientos de carrocería, rodando siempre muy asentado, con un alto agarre y, además, con la mejor frenada del segmento como punto a destacar. Claro que, enfrente, no está cualquiera. 

Año a año, el Nissan Qashqai ha superado envite tras envite gracias a un fantástico equilibrio, del que una vez más vuelve a hacer aquí gala. En su última actualización introdujo nuevos bujes y amortiguadores más suaves y de más recorrido. Y es cierto que perdió algo de agilidad, soltando de inicio más la carrocería. Sin embargo, con un tacto más directo de dirección y con algo más de tracción que el C4 Aircross, tanto en el apoyo como por firme irregular, no sólo tiene una rodadura más cómoda (suena menos también que su rival), sino que puestos a disfrutar de su dinamismo resulta al final tanto o más rápido que el Citroën. 

Además, el Qashqai tiene otro valor añadido: a pesar de que por neumáticos y ausencia de tracción total los dos tienen un claro enfoque de carretera, el Nissan acepta mejor la excursión, tanto por flexibilidad de suspensión como por altura libre: buenos 20 cm medidos ante los escasos 18 del C4 Aircross. Y es que, seis años después, sigue siendo muy complicado «hincarle el diente» al Nissan Qashqai: mejor tacto, más practicidad por maletero, buenas prestaciones con menos potencia, mayor eficiencia y un precio bastante más bajo (incluso sumándole tracción 4x4, el Qashqai sería más barato) inclinan la balanza claramente a su favor.

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