Llevas meses esperando, tienes todo cargado y, cuando llevas unos pocos kilómetros, tu coche dice basta. Resultado: tu inicio de las vacaciones no puede ser más desastroso, tirado en la carretera esperando que llegue la grúa bajo los 40 grados de los días más calurosos del verano. Si eres uno de los que ha vivido esta situación no tenemos nada que explicarte, pero si has tenido suerte y no conoces la sensación, te explicamos cuáles son las averías más usuales con el calor extremo del verano y cómo evitarlas.
Aire acondicionado
El climatizador y el aire acondicionado son los dos elementos que más problemas dan en estas fechas. Pocas cosas hay peor que tener que hacer un viaje de unos cuantos cientos de kilómetros con tu sistema de refrigeración estropeado, por ello, revisa que todo esté en orden y evita un disgusto.
Hay diversas maneras de conocer si tu aire acondicionado está en mal estado. Si percibes un mal olor al encenderlo es que hay hongos en los tubos de conducción del aire hacia el habitáculo. Así mismo, si el aire expedido por el coche es insuficiente es posible que los filtros estén colapsados. De igual modo, si los cristales de tu coche se empañan es porque el sistema de refrigeración no trabaja lo suficiente. Por último, si el gasto de combustible del coche se dispara cuando enciendes este sistema es porque o bien el compresor o bien el ventilador no funcionan correctamente.
Para evitar estos problemas, tienes varias opciones. Utiliza el aire acondicionado también en invierno, aunque sea una vez a la semana. Esto ayudará a que los filtros no se colapsen y mantendrá más limpios los circuitos. Intenta aparcar a la sombra y, si no te ha quedado más remedio que dejarlo al sol, abre todas las puertas y ventanas durante unos minutos antes de arrancar el sistema para mejorar la refrigeración del interior del coche. Además, no le exijas el máximo nada más arrancar, alargarás su vida útil.
Motor
Las averías relacionadas con el motor en verano suelen tener explicaciones muy sencillas, pero también muy costosas. La mayor parte de las veces, los problemas de sobrecalentamiento vienen provocados por un mal funcionamiento del termostato o el electroventilador.
Estos elementos son los encargados de conocer a qué temperatura se encuentra el vehículo y regular la cantidad de líquido refrigerante que necesita el motor para trabajar a la temperatura adecuada. En muchas ocasiones, el problema no aparece hasta que el calor es extremo, ya que hasta entonces el motor no ha necesitado de líquido refrigerante y cuando queremos darnos cuenta ya es tarde.
Pocas cosas se pueden hacer para evitar por nosotros mismos este problema. Lo ideal es que vigilemos cada cierto tiempo (más en verano) si es necesario hacer una recarga de líquido refrigerante, así como recordar en el taller donde realicemos las revisiones que comprueben el buen funcionamiento de estos elementos.
Válvula EGR
La válvula EGR es la encargada de evitar la emisión de ciertos componentes contaminantes al medio ambiente por nuestro vehículo. Estos elementos quedan atrapados en una rejilla que cuando el motor alcanza la temperatura necesaria son quemados.
La avería más usual en la válvula EGR se da en los coches que circulan en su mayoría por ciudad y no alcanzan la temperatura necesaria para llevar a cabo la combustión de estas partículas contaminantes. Sin embargo, y a pesar del calor, en verano aumenta este tipo de avería porque las partículas en suspensión son mayores, lo que puede colapsar la rejilla antes mencionada.
Lo normal es que si realizamos un trayecto de unas decenas de kilómetros, el propio coche queme estas partículas tras alcanzar la temperatura necesaria. Sin embargo, si llevamos muchos días circulando únicamente por ciudad, es bueno que en un trayecto un poco más largo, y en el que llevemos una velocidad sostenida, circulemos una marcha por debajo de lo aconsejado, y así obligar al motor a coger más temperatura y quemar los residuos acumulados.
Elevalunas eléctrico
Otra de las averías comunes en verano es la del elevalunas eléctrico. Un sistema muy simple pero que puede causarnos muchos dolores de cabeza, bien porque las ventanillas no bajen cuando queramos o bien porque tengamos que dejar el coche aparcado con una ventanilla bajada o a medio subir.
Hay tres posibilidades en el origen de esta avería. O bien se ha estropeado el motorcillo que acciona su movimiento, bien se ha roto el cable que engancha el cristal al mismo o, por último, se ha obstruido la estructura por donde se mueven el cable y el cristal.
Para evitar que esto ocurra, nuestro consejo es el mismo que en el caso del aire acondicionado: utilizar el sistema cada cierto tiempo. No exigir su funcionamiento durante demasiado tiempo puede provocar que cuando lo necesitemos no trabaje el sistema o que se hayan acumulado materiales en la base y se hayan filtrado dentro de la estructura antes mencionada, causando una avería.
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