Verlo en el garaje, sin duda, ya impresiona… y eso que aún no lo habíamos conducido. Sus casi 5 metros de carrocería sobresalen de la plaza, el largo morro de berlina se unifica con un muy prolongado techo familiar que contrasta con una zaga muy recortada. Y se ve bajito, muy bajito; tanto, que recorta entre 5 y 10 cm la altura de todo coche de representación… como sólo hace hoy Porsche y su deportivo Panamera. Palabras mayores.
En busca así de nuevos nichos de mercado, como hoy todos los fabricantes de lujo, ¿ha ido esta vez Mercedes demasiado lejos? Tal «collage» de conceptos no lo recordamos en un coche de producción, y eso que, en 2004, el Mercedes CLS ya inventó un «dos en uno» con la primera berlina-coupé del mercado. Pero era eso, una apuesta bidimensional, la fusión de dos categorías como luego, por ejemplo, realizó también BMW con sus controvertidos X6 (en formato SUV-coupé) y Serie 5 GT (berlina alta). Esta vez, la proyección es ya en 3D y, precisamente, esa 3ª dimensión «break» que hoy gana este Mercedes CLS nos lleva a no recordar, tampoco, un familiar tan exclusivo y ambicioso… desde aquel Audi A8 Avantissimo, un concept-car de 2001 que nunca llegó a la serie. ¿Colmará tantas expectativas?
Con chófer
Si su denominación Shooting Brake proviene de carruajes ligeros que en el siglo XIX servían en el Reino Unido para transportar a cazadores, abrir hoy las puertas de este especial CLS confirma que Mercedes da en el blanco. Muy cuidado, su actividad lúdica cuadra más hoy con el golf, o incluso el esquí si montamos tracción total 4Matic, que la tiene; pero mantiene un aire distintivo, el de los grandes Mercedes. Y eso que, aquí, no hay rastro del tapizado en madera de cerezo, a lo yate de lujo, que la marca siempre ha exhibido con este nuevo modelo. Eso sí, la piel y el aluminio se conjugan en un excelente puesto de conducción (sólo echamos en falta más visibilidad, por sus pequeños retrovisores y la reducida luna posterior) y en un gran espacio trasero.
Y es que, a diferencia del CLS, el Shooting Brake tiene 5 plazas de serie, aunque en la práctica es sólo un gran 2 2 plazas por su alto túnel central de transmisión. La ganancia de espacio viene aquí más por una altura que, si antes era limitada, ahora es mayor incluso que en un BMW Serie 5 Touring, para combinarse con muy buena anchura y distancia para piernas: fila, sin duda, de gran coche de representación.
El maletero del nuevo Mercedes CLS Shooting Brake, con portón eléctrico, es además muy práctico, ya que, aunque no supere en capacidad teórica al actual CLS (los 70 litros oficiales de más se debían al doble fondo que en España casi desaparece al montar rueda de emergencia) sí permite, como todo familiar, aprovechar la altura no medida por encima de la bandeja. Incluye además red de separación, guías distribuidoras de aluminio y, también, posibilidad de abatir la fila trasera por tirador para cifrar cerca de 800 litros y 2 metros de superficie de carga. Por si acaso.
Sin chófer
Acomodado así como pasajero, cierto que llegas a sentirte en este nuevo Mercedes CLS casi como un ministro… pero pierdes entonces también parte de su valor. Y es que este Shooting Brake pide conducción, y a bordo de su Diesel superior viajas en un verdadero avión. Prescindimos del «básico» 250 CDI de 4 cilindros para subirnos al 350 CDI de 265 CV, más adaptado a tan exclusiva carrocería. Qué placer rencontrarse con un 6 cilindros de su poderío. Apenas suena, estira con mucha finura y, con un torrente de par, sale siempre a reacción al primer golpe de gas. Lástima que Mercedes fuerce su corte a sólo 4.100 rpm, porque aún tiene margen.
Pero es el concepto de suavidad y eficiencia impuesto por Mercedes… y que se manifiesta también en el propio software elegido para el cambio 7G-Tronic. De convertidor de par y 7 marchas, busca siempre la velocidad más larga… dejándote incluso a veces sin salida en curva al subir relación cuando simplemente ahuecas para iniciar el giro. Mejor aquí movernos con su modo «Sport». Claro que, al tiempo, esa configuración lleva en vías rápidas a volar a muy bajo régimen (a 140 km/h ni alcanza 2.250 rpm), gastando poco (menos de 6,5 l/100 km) y sin transparentar la velocidad, pues junto al gran aislamiento entra en juego aquí una suspensión de seda.
Preparado para más carga, el Mercedes CLS Shooting Brake añade de serie ante el CLS de base eje trasero neumático autonivelante, aunque es con su misma suspensión neumática opcional cuando se transforma realmente en alfombra voladora. En «Confort» parece levitar sobre el firme, mientras en «Sport» contiene más el recorrido en extensión de la carrocería… filtrando siempre más que Audi o BMW. Todo un lujo.
Con piloto
Espacio familiar, confort de berlina, pero también gran dinamismo: este Mercedes CLS Shooting Brake es además un coupé, y lo demuestra. Su longitud, la dulzura del conjunto motor/cambio o hasta una dirección de inicio poco comunicativa parecen restar efectividad, pero es forzar bastidor y comprobar su buena agilidad. Derivado del Clase E, puertas, capó o aletas son de aluminio y permiten contener peso. De hecho, es 50 kg más ligero que, por ejemplo, familiar como el Audi A6 Avant o el propio Mercedes E Estate, mientas que su volumen extra trasero equilibra a la vez su reparto entre trenes, que de 55/45 en el CLS pasa aquí a 52/48.
Impresiona también sentir cómo trabajan en apoyos en el Mercedes CLS Shooting Brake sus «flexibles» suspensiones, pues, una vez realizado, comprimen de maravilla para minimizar balanceos y soltar luego con progresividad una vez estabilizado. Ese gran agarre, la buena motricidad, su excelente frenada y una tendencia noble y predominantemente subviradora al límite (si circulamos con las ayudas electrónicas, pues sin ellas reluce su deportivo carácter propulsión) terminan aportando así buenas dosis de emoción en la conducción de esta gran berlina tridimensional… y también cara. Y es que, no solo cuesta 2.500 € más que el actual Mercedes CLS; sino hasta 10.000 € más que el Mercedes E Estate. Por algo es ya el familiar más exclusivo del mercado.