Afortunadamente el nuevo Ford Mustang apenas cambia su imagen y planteamiento de siempre, tampoco sus dimensiones pero es un coche más acorde a los tiempos que corren y no es de extrañar que la firma del óvalo haya decidido comercializarlo en Europa.
En el caso de este Ford Mustang Convertible 5.0 V8, a sus mandos la visión que se tiene es que el morro no se acaba nunca. El coche es muy grande, pero se maneja con más facilidad de lo que parece en el tráfico urbano, entre otras cosas gracias a una postura a los mandos bastante elevada, lo que permite una visibilidad bastante aceptable. A pesar de sus enormes dimensiones, su conducción en estas circunstancias es bastante agradable. No en vano, la dirección con asistencia eléctrica resulta muy liviana en el modo City, el motor es suave en su respuesta y siempre está dispuesto a empujar con contundencia, mientras que el cambio de marchas resulta muy preciso, rápido y se maneja a golpe de muñeca.
El Ford Mustang se comercializa con el habitual motor V8 de 5 litros atmosférico convenientemente puesto al día, también con un nuevo cuatro cilindros turbo EcoBoost de 2,3 litros. Para la ocasión, hemos escogido la motorización más potente, también la carrocería Convertible, sin duda la más lúdica y atractiva. En este sentido conviene apuntar que esta última cuenta con capota de lona de accionamiento eléctrico semiautomático, bastante fácil de usar y que ofrece un ajuste perfecto. Aunque el maletero pasa de 408 a 332 litros, la habitabilidad en el interior es la misma que en la versión cerrada, donde uno se encuentra con unas las plazas traseras bastante aceptables, al menos mientras que los asientos delanteros no se deslicen demasiado hacia atrás.
El motor del Ford Mustang Convertible V8 no sólo suena de maravilla, también ofrece un funcionamiento cautivador; responde con una consistencia impresionante a bajo y sobre todo a medio régimen, mientras que en alta se estira con facilidad hasta las 6.500 rpm que es el régimen al que se consiguen los 421 CV declarados por el fabricante. Además, las cifras de par que desarrolla son muy elevadas en toda la gama de revoluciones, lo que le permite tirar de unos desarrollos de a caja de cambios bastante largos, especialmente en sexta velocidad que, con una desmultiplicación de 55,7 km/h cada 1.000 rpm, está pensada para ahorrar algo de gasolina cuando se rueda por autopista a velocidad estabilizada.
El Ford Mustang Convertible V8 es un coche muy rápido cuando se rueda por carretera. Los trazados más veloces son su territorio favorito, donde se puede disfrutar además de un confort bastante elevado e inusual entre los deportivos de raza, dado que las suspensiones digieren con bastante eficacia las irregularidades del firme. Mención especial para el tren trasero, dado que el nuevo esquema multibrazo resulta mucho más eficaz que el vetusto eje rígido que montaba el modelo de la generación anterior. Sorprende lo bien que el Ford Mustang se apoya en las curvas y eso que en esta versión Convertible se ha optado por unos tarados de suspensión relativamente suaves, lo que condiciona un balanceo bastante acusado en los apoyos más violentos. Aun así, el espectacular deportivo americano transmite mucha confianza y es bastante manejable incluso en los trazados más sinuosos, donde su elevado peso y enormes dimensiones no parecen afectarle demasiado. La sensación a los mandos no es la de estar conduciendo un deportivo de raza, al menos por los cánones que nos movemos en Europa. Es como manejar un buque que, no obstante, se desenvuelve con gran soltura; no en vano, el empuje del motor es muy consistente en todo momento y el coche atiende con bastante precisión y obediencia a las insinuaciones que se realizan con el volante. Eso sí, el Ford Mustang Convertible V8 se acuesta bastante en las curvas, más de lo deseable, pero aún así los apoyos son firmes y mantiene bastante bien la trayectoria.
Aunque son muchos los caballos a domar y bastantes los kilos a sujetar, la progresividad y nobleza es la nota dominante en todo momento cuando se rueda al máximo. El tren delantero es muy obediente, mientras que el trasero tiende a insinuarse cuando uno se excede con el pedal del gas, pero las reacciones son muy previsibles y los caballos se dosifican muy bien, mientras que los frenos son potentes y soportan sin rechistar el trato más exigente. La progresividad de reacciones es total y aunque desconectemos las ayudas a la conducción, el sistema está siempre en fase de alerta para entrar en acción y evitar que la situación se "desmadre" en exceso. No es de extrañar que el Mustang resulte muy divertido y fácil de pilotar, mientras que su eficacia se puede calificar de notable.
El Ford Mustang V8 Convertible cuenta con un equipamiento de serie muy completo, pero por 2.700 € se puede montar el Paquete Premium que incluye entre otros llantas de 19”, equipo de audio con doce altavoces, sistema de ayuda al aparcamiento, navegador, asientos calefactados y ventilados, etc. Los asientos también se pueden sustituir por unos Recaro de diseño deportivo que cuestan 1.900 €, siendo esta otra de las opciones más interesantes. Con todo esto, la factura final no llega a los 55.000 €, si bien hay que tener en cuenta que por menos de 40.000 € podemos tener un Mustang en el garaje. Ahora el sueño americano puede estar al alcance de muchos.
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